Dreamer
Por David Alberto Muñoz No recuerdo exactamente cuándo me di cuenta. Tal vez siempre lo he sabido. Pero la primera vez que me cayó como balde de agua fría, fue cuando en la escuela nos dieron una aplicación para una beca. Sí, ya sé que en México le dicen solicitud. Mi papá me lo ha repetido 30 mil veces, pero nosotros aquí le decimos aplicación, y ¿qué quieren pues? Todos estábamos bien emocionados. Era nuestro último año de High School. Todos queríamos ir al colegio, a la universidad. No sólo la maestra Tossello, la que nos daba English, nos impulsaba. También Mr. Jiménez, y Mrs. Agí, ella era oriental, pero hablaba muy bien el español. Después descubrí que su familia también vino de México, pero sus padres eran de Japón, llegaron a México de alguna manera, y eventualmente toda su familia se estableció en suelo rojo azul. Me acuerdo muy bien, que los maestros, los administradores, todos nos decían que debíamos ir al colegio. Porque actualmente los trabajos nada más pagan lo mínimo. Lo que le pagaban a mi papá, que era guardia de seguridad en un almacén, dónde llevaban mercancía de no sé dónde ni qué era. Pero mi padre trabajaba toda la noche, además conocía personalmente al dueño, Mr. Harris, y el señor lo quería mucho. Yo quería estudiar arquitectura. Siempre me gustó hacer como edificios con los Legos, ¿sí sabe de cuáles? De acuerdo con el Mr. Tinney, yo tenía potencial de ser un buen diseñador de edificios, plazas, parques y demás. --But there is something that you will need Javier—me dijo Mr. Tinney--You need a college degree. Otherwise, no carriera. Understand? —Sí Mr. Tinney. I understand. Necesito un diploma de colegio. En aquella época yo andaba muy alborotado con la Betty. Una Homie del barrio que le decían la Nena, porque siempre andaba muy bien vestidita, muy limpia, y se miraba bien chiquita, ni parecía que iba en High School, más bien a mí se me figuraba como que estaba en Middle School. Era una Homie bien inteligente, y bien bonita. Pero medio cabrona también, bueno, creo que todos en el barrio éramos cabrones, pero la Nena, no sé, tenía algo, como me decía mi Mom: —Esa muchachita tiene porte. Pégate con ella en lugar de andar saliendo con la Bruja, que no nada más está bien fea, pero siempre anda de ofrecida. Las viejas ofrecidas no valen mijito. ¿Oyó? A mí nada más me daba mucha risa. Pues como decía, me dieron la aplicación y me fui muy contento a mi casa a llenarla y a decirles a mis papás. Cuando les pedí mi número de seguro social, fue cuando los dos pusieron cara de funeral, como si alguien se les hubiera muerto. —¿Qué onda Jefe?—le pregunté. Mi Mom, casi se pone a llorar. Yo no entendía, pero fue cuando me dijeron que yo no tenía papeles. Que me habían metido al país cuando apenas tenía dos años de nacido. —Tú no te has de acordar Javier. Estabas muy chico. Pero todos nos venimos para acá porque tu padre no tenía trabajo en México. Bueno, él se vino antes, y duró casi dos años antes de mandar por nosotros. Precisamente tú acababas de nacer cuando él se vino para acá. Trabajó en los files, de lava platos, incluso se paró en el Home Depot más de una vez, sólo para sacar algo de dinero. Con el tiempo, conoció a Mr. Harris, y ese gringo siempre se ha portado muy bien con todos nosotros. Es ya, como miembro de la familia. ¿A poco no? Eso fue lo qué pasó. --But Mom! What am I going to do? ¿Qué voy hacer? Mis padres se voltearon a ver uno al otro como preguntando lo mismo. Para solamente abrazarme ambos y decirme con mucho cariño: —Dios no nos ha dejado mijito, no nos puede dejar ahora. De eso ya hace casi 6 años. Voy a cumplir 25 años este mes. Y de esos 25, 23 los he pasado en estas tierras. Este es mi país. Incluso, después que me di cuenta que no tenía papeles, me metí en el Army. I went to Afghanistan. Peleé por mi país. Yo sé que mi herencia es Mexican, pero no conozco otro país más que este. En el Army si me recibieron ¿no? Pero ahora, todos los políticos se están haciendo pendejos y no quieren ayudarnos. Es una mierda la política. No me parece justo. Yo no escogí venir a este país. Yo crecí pensando que estas tierras eran las mías, el suelo que me había visto nacer. Y de pronto, nos echan en cara eso de los mentados papeles. No es justo, la verdad no es justo. ¿A poco no se habla tanto de la justicia en este país, de los derechos civiles de las personas, de la igualdad de razas? ¿O no? Eso es puro cuento, a la hora de la hora, nada más lo que les conviene. Y pues, parece ser que nosotros no les convenimos. No sé qué va a pasar. Sobre todo, ahora con este President que lo único que quieres es dividir y deshacerse de todos nosotros. Yo nada más quería ser arquitecto, estudiar, hacer una carrera, y vivir en paz con todos. A mí no me importa el color de tu piel, ni tu creencia religiosa, eso es asunto tuyo, yo lo único que quiero es que me den la oportunidad, como todo el tiempo nos enseñaron en la escuela que nos la iban a dar. Eso es todo…sentimos mucha incertidumbre, mucho temor a veces…porque siendo más americanos que el mismo hot dog, sentimos el rechazo de la gente. Yo no he hecho nada malo, yo sólo quería ser arquitecto… © David Alberto Muñoz
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David Alberto MuñozSe autodefine como un cuentero, a quién le gusta reflejar "la compleja experiencia humana". Viaja entre 3 culturas, la mexicana, la chicana y la gringa. Es profesor de filosofía y estudios religiosos en Chandler-Gilbert-Community College, institución de estudios superiores. Archives
July 2021
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