El Babas
Por David Alberto Muñoz Le decían El Babas por la cara de idiota que tenía. Pero era más inteligente de lo que pudieras imaginarte. Llegó al barrio hace ya más de diez años. Parece no haber cambiado en lo más mínimo. Sigue igualito, alto, delgado, de pelo lacio, nariz puntiaguda, ojos hundidos de color gris, y su piel casi del color del mármol. Parece un cadáver caminando. Cuando apareció en el barrio todo mundo le hacía burla. Él nada más se reía e intentaba esquivar de la mejor manera toda la carilla que le dábamos. Cuando lo mirabas no daba la menor señal de tener cerebro, al contrario, se te figuraba uno de esos chamacos de High School que tienen problemas de adaptación. Casi no hablaba, además su inglés era malísimo, es más, su español también dejaba mucho que desear. Caminaba muy lento, a mí se me figuraba como que quería volar o al menos intentaba pretender que viajaba por el aire. Muchos pensamos que era bien mariguano, por la lentitud, pero pronto descubrimos que no era así. Su mirada era muy profunda, te intimidaba porque no podías sostenérsela. Incluso El Monster una vez se le echó encima con ganas de golpearlo, ya ves cómo está de grandote el cabrón, pero El Babas nada más se movió con una rapidez felina, y le metió una patada de karate en los huevos… creo que desde aquel día todos le tuvimos miedo. El pinche Monster no se levantó, y desde entonces como que se convirtió en su guardaespaldas. --Fucking Babas, who the hell does he think he is? --I don’t know man; the guy is dangerous ¿qué no? Casi de la noche a la mañana el mentado Babas se convirtió en todo un mito. Las viejas lo empezaron a ver con ojos de interés. Todas, le empezaron a coquetear. Se levantaban la falda frente a él, unas le pedían que les abrochara el bra y mamada y media. ¡Cómo nos enchilaba eso! Sobre todo si era tu propia ruca la que lo hacía. La primera que cayó fue la Shorty. Nos contó que tenía el pene de 18 pulgadas. —¡¡¡No mames!!! —dijimos todos. —¡Eso es imposible, nadie tiene 18 pulgadas—le gritó en la cara Looney--You’re tripping esa! Todos empezaron a comentar. --He just got out of jail. He did five years for distribution of snow. —A mí me contaron que fue porque mató a un cuate allá en East L.A. Es de ahí ¿qué no? —Cuando te toca, sientes que la piel se te hace chinita, y casi llegas, nada más de imaginar que te la va a meter. --Come on esa!!! That is pure bull shit! Nadie puede hacer eso, todo está in your mind. ¿Me entiendes? Cuando supimos que El Babas ya se había acostado con la Cha Cha, la Nena, la China Doll y la Negra, todas coincidían. —Pues, I don’t know how many inches, pero está grandote. Nada más lo mirábamos e intentábamos ver el tamaño de su miembro. Sí, se volvió una obsesión, no tanto para las mujeres, más bien para todos los hombres del barrio. No se hablaba de otra cosa que no fuera El pinche Babas y su inmenso pene. —¿Oye? ¿Tú de veras crees que lo tenga tan grandote? —Puro pedo, a mí se me hace que lo tiene bien chiquito, nada más que las viejas andan de exageradas para chingarnos la vida a nosotros. Al poco rato empezó a cobrar más seguridad, más confianza en sí mismo. Hasta su forma de hablar mejoró. Compraba sus cigarros en la tienda del Paisa, fumaba Camellos, y le gustaba pistear ron Cacique, el de Venezuela, nunca supe por qué. Llegó el momento en que siempre traía una ruca al lado, hasta dos o tres, todos en el barrio lo empezaron a idealizar, empezó a vender mota, crack, hasta heroína, y manejaba un BMW del año. Todos nos preguntábamos ¿cómo le hizo El Babas? —Era un pinche idiota cuando llegó al barrio carnal. —¿Qué pasó? --I don’t know man. —Dicen que ya hasta se metió con la ruca del Bato Loco. —Chale, that’s all messed up. Un día, decidimos confrontar al susodicho. Lo esperamos a la salida del Toreador, la cantina del barrio. Salió como siempre, con la cara de idiota y completamente pedo, el Monster iba detrás de él. Observamos su caminar como si fuese un ser extraterrestre. No lográbamos deshacernos de esa imagen que se había creado en todo el barrio. —¡Pinche Babas!—le grité con coraje. Él, volteó a verme con sus ojos grandes y asustados. Se percató de que casi todos estábamos ahí, bueno, los hombres. Sonrió de buena gana, miró al Monster para luego acercarse hacia nosotros con ese paso de zopilote listo pa comer a su presa. —¿Qué onda carnal? --Who do you think you are? —le dice Lil Juan. —El Babas. —¡Te vamos a romper la madre cabrón! —¿Tú y cuántos más? —Ya estamos hartos, desde que llegaste lo único que has hecho es poco a poco irnos quitando nuestro lugar. Te coges a nuestras rucas, vendes en nuestro territorio, te jactas de que eres el gran jijo de la chingada. Fuck you man!!! El Babas solamente sonreía con gran placer. Nos miraba como niños berrinchudos. Encendió un cigarro. Se recargó sobre su auto mientras el Monster, se cruzaba de brazos detrás de él. Después de darle varias fumadas, habló con voz quebrada pero segura. —Ustedes han sido los que me han dado todo lo que tengo carnal. Yo no pedí nada. Fueron sus temores y miedos los que me han hecho lo que soy. Soy igual que ustedes. Un hombre con problemas como todos. Con quizás traumas porque mi padre me golpeaba cuando era niño, o a lo mejor mi madre trabajaba en la calle vendiendo su cuerpo. Nunca he tenido amigos igual que ustedes, ¿Cómo puedes saber quién es realmente un amigo? Todos nos traicionamos unos a otros. ¿O no? No lo tengo de 18 pulgadas, eso es lo que todos han inventado para sentirme más enviada. Todos queremos lo que no tenemos, todos buscamos lo que soñamos ser. No se hagan pendejos. Y si me he cogido a algunas rucas es porque ellas han querido, porque son ellas las que deciden, no nosotros. ¡Cómo son pendejos! Vámonos Monster, aquí no hay nada qué hacer. Ambos se retiraron mientras nosotros nos lamiamos las heridas y nos sentíamos peor que si nos hubiesen roto el mismo cráneo. El Babas… es el idiota del barrio, somos todos nosotros pretendiendo ser lo que nunca seremos… © David Alberto Muñoz
0 Comments
Leave a Reply. |
David Alberto MuñozSe autodefine como un cuentero, a quién le gusta reflejar "la compleja experiencia humana". Viaja entre 3 culturas, la mexicana, la chicana y la gringa. Es profesor de filosofía y estudios religiosos en Chandler-Gilbert-Community College, institución de estudios superiores. Archives
July 2021
|