El perro de los señores Rodriguez
Por David Alberto Muñoz Aquel ser despertaba lentamente a su propia conciencia. Se daba cuenta de que estaba vivo cuando observaba la grandeza del cielo, y lo amplio de aquel parque que miraba a lo lejos. Niños corrían con sus mochilas yendo a la escuela, imaginó. Mientras que los padres, vigilaban con ojo paterno a sus crías que no paraban de correr. Estiraba su cuerpo poco a poco, dejando que sus propias extremidades alcanzaran su total extensión. Sacudía sus patas como si fueran alas. Pareciera que tuviese mil ojos. Al menos sentía que podía mirar a su alrededor completamente. Un olor a pasto recién cortado lo hizo experimentar una agradable sensación de paz, seguido por una aromática fragancia a comida que le despertó el apetito. De pronto, entraba en una cocina. —Debe ser la mía—se dijo así mismo. Sobre la estufa, un sartén contenía un delicioso bistec encebollado, que estaba junto a una olla que cocinaba una sopa de fideo que despertaba el paladar. En la mesa, no muy lejos de la estufa, una ensalada de verduras adornaba la escena, con lechuga, tomate, hongos, espárragos, con pedazos de queso fresco, y un líquido que estaba en una botellita, que al menos al mirarlo, parecía ser aceite de oliva. Miraba de un lado a otro, deseaba literalmente montarse sobre cada uno de los alimentos a su vista. —¿Quién hizo todo esto? Es un verdadero manjar…—se preguntó. De pronto…un matamoscas aplastó a ese ser que era una mosca que se había metido a la cocina. —Pinche mosca cochina, qué bueno que te maté—dijo una ama de casa después de haber cometido su crimen. Yo lo vi todo…soy el perro de los señores Rodriguez. © David Alberto Muñoz
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David Alberto MuñozSe autodefine como un cuentero, a quién le gusta reflejar "la compleja experiencia humana". Viaja entre 3 culturas, la mexicana, la chicana y la gringa. Es profesor de filosofía y estudios religiosos en Chandler-Gilbert-Community College, institución de estudios superiores. Archives
July 2021
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