Entendimiento
Un cuento Por David Alberto Muñoz —Quisiera poder tener mucho dinero e irme muy lejos con la mujer que yo deseo y que nadie supiera nada de mí. Perderme en una isla en medio del pacifico y no saber nunca más de problemas, envidias, pleitos ni nada. Sería muy bueno ¿no crees? Una joven de escasos 20 años de edad observaba el rostro de Alan Brito Delgado, oriundo de tierras aztecas, un muchacho que hablaba de más. —No quiero ver a nadie más, I just wish people would leave me alone… La muchacha se llamaba Elsa Ladina Pérez. Lo único que tenían ellos en común era nombres raros, hasta chistosos. —¿Nunca has pensado en irte y nunca regresar? —¡Ah Brito, todos hemos imaginado eso, pero no podemos! —¿Y por qué? Why not? La joven Ladina simplemente sonrió y elevó la mirada hacia arriba. —Todo mundo debería dejarme en paz, eso es lo que quiero, no quiero que mis padres anden detrás de mí todo el tiempo, diciéndome que hacer y qué no hacer; no quiero que mis amigos me busquen para contarme sus penas, o pedirme dinero, me encantaría que las mujeres que a mí no me gustan, me dejaran en paz, y aquellas, a las que deseo, me hagan caso, que se derritan por mí, quiero ser feliz y no puedo… Nadie me deja… ¿Me entiendes? —Así es la vida Brito, nada es fácil, ni gratis en esta existencia humana. —Quisiera poder tener mucho dinero con sólo el abrir y cerrar de ojos, quisiera ser el Casanova más exitoso en todo el planeta, desearía que todo mundo buscara mis palabras, mis consejos, lo que soy yo, porque nadie realmente me conoce. —Yo sí te conozco Brito. —¿Ah sí? A ver ¿cómo soy? —Eres el ser más egoísta que he conocido. Solamente piensas en ti, quieres que todo mundo te entienda, pero tú ni siquiera haces el esfuerzo de entender a los demás. Te la pasas criticando a medio mundo. Si alguien no está de acuerdo contigo, lo mandas por un tubo. No tienes madurez para recibir consejos. Tiene uno que decirte lo que quieres oír, si no, te molestas. Sólo piensas en ti… ¿Entiendes? ¡Eres muy egoísta! El joven Brito la miró con gran incredulidad. Pensó brevemente, para después tirar al suelo aquellas honestas palabras. —Tú eres una ladina, en el sentido negativo de la palabra. Grosera, y además presumida. Bitch! Ladina sonrió con mucha gracia. —No Brito, me llamo Elsa Ladina Pérez, Ladina es mi apellido paterno. Tú te llamas Alan Brito Delgado, y ¿sabes qué? Eres un bruto, pero aun así soy tu amiga. —Tú no entiendes nada. La muchacha suspiró profundamente. —No Brito, disculpa, “yo”, no entiendo nada. © David Alberto Muñoz
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David Alberto MuñozSe autodefine como un cuentero, a quién le gusta reflejar "la compleja experiencia humana". Viaja entre 3 culturas, la mexicana, la chicana y la gringa. Es profesor de filosofía y estudios religiosos en Chandler-Gilbert-Community College, institución de estudios superiores. Archives
July 2021
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