Frontera
Por David Alberto Muñoz La frontera es un lugar igual que cualquiera. Hay tierra, hierba, bosques, montañas, ríos y hasta mares. Siempre me pregunté si a los peces les piden papeles para cruzar del “otro” lado. De un lado hay mucha pobreza. Del otro existe un raro orden. Calles trazadas perpendicularmente a la perfección. Casi no hay basura en las calles. Si apagas el cigarro en el suelo te pueden multar. ¿Por qué? No estoy seguro. A lo mejor nada más por cochino. De un lado de la frontera la gente camina mucho. Siempre se observan individuos por las calles. Se escuchan voces que diariamente le dan ritmo y un curioso latir a las ciudades. —¡El gas! Suena una campana anunciando el paso de la basura. Todas las mujeres salen a llevar sus respectivos botes. Es un momento social. Las damas de la cuadra intercambian chismes, comentarios, indirectas, felicitaciones y hasta amenazas. Del otro lado el sacar la basura es una actividad varonil. Son los hombres los encargados de sacar la basura en un ambiente de silencio. Todo está callado de este lado de la frontera. Ni las mismas moscas parecen respirar. Es un silencio que puede oler a pavor. ¿Pasó algo? No sé… Al llegar a la frontera un operativo federal te detiene. Te miran con ojos de desconfianza. Individuos uniformados cuestionan tu status legal, sobre todo si tu apariencia no encaja con el tradicional estereotipo del mentado “gringo”. —What is your citizenship? Where were your born? What was the purpose of your trip? Do you have a green card? Are you a Mexican? Siempre me pregunté: ¿cuál es la diferencia entre un delfín mexicano y uno estadounidense? Una vez que logras cruzar la frontera debes de llevar tus papeles a la mano. Incluso si eres ciudadano. Porque más adelante te detendrán y preguntarán lo mismo. —What is your citizenship? Where were your born? What was the purpose of your trip? Do you have a green card? Are you a Mexican? Si soy mexicano o no ¿qué tiene eso que ver? Cuando vas de regreso hacia el sur las condiciones cambian. Aunque a veces, nos damos cuenta que puede ser la misma cosa. —¿Dónde puso las armas de fuego? ¿Qué trae para declarar? Eso es contrabando. ¿Por qué trae tanta ropa? ¿Es para vender? No se permite llevar mercancía para venderla en el mercado negro. México es un país autónomo y con leyes. Sí, leyes que desde mi nacimiento no se respetan. La frontera es un lugar de matrimonios alternativos. Gringos que nacieron en el lado equivocado del alambre. Músicos directores de un mariachi que aman la música mexicana aunque no entiendan la letra. Lugar donde los niños dicen ser americanos aunque su sangre sea más azteca que el nopal. Éstos dicen: —I don’t speak Spanish. —Do you know the National Anthem? —I heard it but I don’t know it well. —Do you know “I’ve been born in the USA”? —I heard it but I don’t know it well. —And you say you are an American? Los mismos idiomas se matrimonian para dar a luz una nueva modalidad de la expresión humana. —We need to star speaking más español. Si no we will forget it. Y ya vez cómo es carilloza la raza de allá. They don’t understand, ya semos otra onda. ¿Sí me entiendes? We are immigrants. I mean, las cosas han cambiado, y en veces we need to express ourselves this way. ¿Qué no? De pronto, te encuentras con verdaderos fenómenos híbridos de dos sociedades enfrascadas en un conflicto eterno que no pueden evitar su localidad. Hay quinceañeras donde el vals ya no es el Danubio azul, más bien es una bachata rapera cantada por Daddy-Yankee. La vestimenta del norteño con botas hablando inglés con la señora del SAFEWAY. La madre mexicana ofreciendo un pedazo de pizza a los trabajadores que fueron a ponerle piso nuevo a su casa. El gringo comiéndose unos tacos en el puesto de la esquina de la avenida Revolución y Madero, en TJ. El profesionista exigiendo seguro médico ante su empresa laboral, mientras el señor Martínez López de Hidalgo, todavía se pregunta qué pasó con los bonos del ahorro nacional que compró en la escuela primaria. La frontera está viva. Cambia y a la misma vez, las cosas no cambian. Es y luego existe. Se cuestiona y luego responde. La frontera es una paradoja humana del siglo XXI donde sus personajes intercambian mensajes por Facebook, chatean por MSN messenger, crean nuevas expresiones lingüísticas, culturales, socio-económicas, hasta mitológicas, para forjar de esta manera, la nueva identidad que todo mundo simplemente llama: La frontera. Ahí, vivo yo... © David Alberto Muñoz
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David Alberto MuñozSe autodefine como un cuentero, a quién le gusta reflejar "la compleja experiencia humana". Viaja entre 3 culturas, la mexicana, la chicana y la gringa. Es profesor de filosofía y estudios religiosos en Chandler-Gilbert-Community College, institución de estudios superiores. Archives
July 2021
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