Horas de junio 2016, insania llena de cordura literaria
Por David Alberto Muñoz He analizado la vida de los grandes escritores, y las vidas de mis colegas actualmente, y veo ciertas características manifestadas especialmente durante este último encuentro de escritores Horas de junio 2016. En medio de un sentimiento de fraternidad, más de 100 escritores se juntaron con la intención de celebrar la palabra, compartir nuestras letras, nuestro trabajo literario, las intenciones de nuestras oraciones gramaticales, aquellas conjugaciones que tal vez odiábamos en la escuela primaria, y que se convirtieron en parte integra de las armas que utilizamos, al final de cuentas, toda esa palabrería que ponemos en papel, es la base de lo que somos como personas, como individuos, como miembros de una raza extraña, paradójica, nihilista en ciertos momentos, pero eso sí, sincera al crear su trabajo. No importa si nos consideramos narradores, poetas, ensayistas, o demás, lo que escribimos representa las mentes y los sentimientos de sujetos que han logrado de alguna manera traspasar los límites de la vida común, lo ordinario, ya que hemos visto más allá de nuestros propios ojos, más allá de nuestras propias comunidades, mucho más allá de nuestras propias perspectivas, y hemos decidido dejar una huella, un vestigio escrito que al menos quede guardado en las bibliotecas para futuras generaciones. Horas de junio se inició y terminó como muchos otros encuentros, en medio de alegrías, copas, deseos ya sea cumplidos, deprimidos, o escondidos detrás de una “loquera” considerada por muchos, pero amada por otros. Se encontraron viejos amigos, se diluyeron enemistades, cada uno de nosotros encontró su espacio, su forma de expresión, para lograr disfrutar de cuatro días maravillosos, en los cuales la calidad literaria se dejó ver en las mesas, en los bares, en las mismas calles de una ciudad de Hermosillo que ardió, llegando casi a los 50 grados, mientras los escritores, bailaban, bebían, nadaban, discutían, se incrustaban en medio del mar buscando esos instantes de éxtasis que todos deseamos. En esta ocasión se le rindió tributo al maestro Hernán Lara Zavala, novelista, ensayista y académico, nacido en la ciudad de México pero con fuertes lazos a la tierra de Yucatán, quién con voz condescendiente, atendió a cada uno de nosotros cuando nos acercamos para pedirle la foto, regalarle nuestros libros, o simplemente platicar con él sobre literatura. Suena fácil decirlo, pero esta fue la edición número XXI, veinte y un años de esfuerzo, de trabajo, 21 años de escritura dónde incluso los organizadores bromeaban diciendo: —Cuándo venga el escritor Edmundo Lizardi… y baje del avión con una enfermera, o cuando Roberto Castillo Udiarte, “El Johnny Tecate”, asista al encuentro con un bastón en la mano, pues el futuro llegó y ya estamos en ese momento. Definitivamente el tiempo ha pasado, algunos de nosotros ya tenemos más de 15 años de asistir a este evento literario, y lo que se ha logrado viéndolo ya en perspectiva, es darle una plataforma a todos aquellos escritores creativos, para presentar su trabajo. Si acaso los niveles son distintos, la intención parece ser la misma: Dejar que la palabra escrita se manifieste en todas sus expresiones, y logren cada uno de los participantes, lectores, público en general, un momento de unión entre el escritor y la palabra. ¡Muchas gracias a Jeff Durango, a Sol Moreno, y a cada uno de los organizadores que no menciono por no errar y que me falte uno! Sé que detrás, hay una infinidad de personas trabajando para que Horas de junio sea todo un éxito. En hora buena, y nos vemos en la siguiente. Perdón, decía al principio de mi escrito que al estudiar la vida de los grandes escritores y la vida de mis contemporáneos encuentro muchas similitudes. En una oración creo que todos los que escriben: “Producen una insania literaria, llena de cordura”. El que entienda bien, el que no, ni modo. © David Alberto Muñoz
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David Alberto MuñozSe autodefine como un cuentero, a quién le gusta reflejar "la compleja experiencia humana". Viaja entre 3 culturas, la mexicana, la chicana y la gringa. Es profesor de filosofía y estudios religiosos en Chandler-Gilbert-Community College, institución de estudios superiores. Archives
July 2021
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