La pala
Por David Alberto Muñoz —¿Cuánto te costó? —No sé. —¿Cómo qué no sabes? —La verdad no tengo la menor idea de cómo llegó a mis manos. De la noche a la mañana apareció enfrente del jardín de tu casa. En las manos de Juanito, descansaba lo que parecía ser una pala de acero forjado con una imagen dibujada que se antojaba ser un laberinto. La figura delineaba casi todos los colores disponibles al ojo humano, mientras que, en la parte superior, en el mango, una luz roja brillaba constantemente emitiendo un curioso sonido. —Yo nunca he visto algo así. —Fíjate bien tío Toño, si intento usarla una especie de alarma comienza a sonar. El adolescente de apenas trece años de edad intentó penetrar la tierra bajo sus pies y al instante aquella herramienta emitió un fuerte sonido que hizo que toda la vecindad se diese cuenta de que algo estaba pasando. —Pues está muy interesante Juanito, pero, ¿para qué la puedes usar? —No estoy muy seguro, pero creo que es para excavar la mente y los corazones. —¡No seas payaso! —Estoy hablando en serio tío. —Y yo soy Caperucita Roja. A distancia, Mónica, la hermosa vecina de Toño se aventuraba lentamente hacía donde estaban el arquitecto Antonio Delgado y su sobrino Juanito. Era una mujer en el clímax de la vida, atractiva, sensual, y con muy buen carácter. Vestía un hermoso vestido con rayas horizontales negras y blancas. Tenía del lado izquierdo una apertura que mostraba generosamente sus piernas, mientras que su cabello negro que le caía hasta los hombros, adornaba coquetamente a la mujer. —Buenas tardes arquitecto. ¿Cómo está? ¿Juanito? —¿Qué tal Mónica? Tenía tiempo de no verla. —Hola Moni—expresó el chico. —Usted tan guapa como siempre. —Favor que usted me hace arquitecto. Pero ¿dígame? ¿Qué es ese ruido que escuché hace unos momentos? —Pues mi sobrino encontró esta pala enfrente de mi casa. Es algo muy raro, cada vez que desea penetrar la tierra con ella, un sonido infernal se deja escuchar. —Yo le digo a mi tío que es una herramienta para excavar la mente y los corazones. —¡Juanito, cállate por favor! ¿Qué va a pensar Mónica de ti? —De verdad Moni, es un instrumento que puede escarbar el instinto y los espíritus. Mónica sonrió amablemente. Toño obviamente se molestó con el comentario del joven. —Bueno y ¿cómo trabaja? —cuestionó la mujer poniendo su mano izquierda sobre su barbilla. —Mira Moni, vamos a hacer la prueba. Yo les voy hacer varias preguntas y tú me respondes lo primero que venga a tu mente, y tú también tío. Ambos asentaron con la cabeza teniendo en mente distintas posibilidades. Para Toño, todo era una mentira proveniente de la mente de un chavalo en pleno desarrollo de la pubertad, mientras que para Mónica, todo representaba un interesante juego que tal vez podría distraerla por unos cuantos minutos. —Está bien—dijo Juanito tomando la pala con firmeza en sus manos—¿Qué tiene la vaca cuatro y la mujer sólo tiene dos? —¡Juan de Dios de los Delgado! ¿Qué clase de pregunta es esa? —Una pregunta muy normal arquitecto. Déjame pensar… ya sé, las piernas Juanito. La pala produjo un sonido como el que hacen las máquinas de tragar monedas en Las Vegas cuando se es ganador. Mónica aplaudió y con más interés se preparó para la siguiente pregunta. —¿Qué entra en el centro de las mujeres y sólo detrás de los hombres? —¡Juan por el amor de Dios! —No arquitecto, me temo que no. Creo que más bien es la letra “E”. Antonio comenzó a sudar temblando casi de terror. Mónica sonreía satisfecha en espera de más, mientras que Juanito simplemente se alegraba y continuaba con su peculiar examen sosteniendo en sus manos aquella pala excavadora de mentes y corazones. —¿Qué es blando, y en las manos de una mujer se torna duro? El arquitecto lanzó un grito deseando callar a su sobrino. —El esmalte de uñas Juanito, no cabe la menor duda. Para ese momento, Toño ya no podía ni respirar. Se limpiaba la garganta cada tres segundos; se sacudía la cabeza como deseando que la misma tierra se lo tragara. Volteaba a todos lados; intentaba cambiar la conversación, pero Mónica parecía estar muy interesada. —¿Qué tiene las mujeres en medio de las piernas? —¡Ya estuvo bien Juanito! ¡Se acabó este estúpido juego! —Pero, ¿qué le pasa Toño? ¿Se siente bien? —La mera verdad no, me siento de la patada. —Vamos a ver, ya sé, las rodillas. —¿Qué palabra principia con la letra C, termina con la letra O, es arrugado y todos lo tenemos atrás? Antonio sintió morirse en vida ante aquella ridícula situación. —Esa sí está difícil Juanito. ¿Qué podrá ser? ¡Ya sé! El codo. —Muy bien, pues eso muestra que tu mente y corazón no están podridos con malos pensamientos Moni. Pero tu tío, tienes la mente bien cochina. —¡Óyeme! ¿Cómo te atreves a decirme eso chamaco grosero? Súbitamente, Mónica se despidió alegando que tenía muchas cosas que hacer. —Bueno arquitecto, me despido, ya platicaremos otra vez. —Mónica no, por favor, usted perdone, es mi sobrino...—Antonio balbuceaba casi tartamudeando. —¿Perdón, por qué? —Pues…por…estos muchachos de ahora…usted sabrá…ya ve usted cómo es la juventud actual…los mentados milenarios...no respetan ni a su propia familia…en fin… Mónica solamente lo miraba con incredulidad y una leve sonrisa sarcástica. —No…olvídelo…por nada, locuras de chamacos. Mónica estrechó con firmeza la mano del arquitecto para después despedirse cariñosamente de Juanito; lo besó tiernamente en los labios, y además, se acercó cuidadosamente a su oído para decirle en secreto: —Tienes más colmillo que tu propio tío. —Gracias Moni. El adolescente y su tío quedaron solos. De inmediato el arquitecto le reprochó a su sobrino: —¡Condenado chamaco, no me vuelvas a hacer eso! ¿Entiendes? —¿Hacerte qué tío? Además, yo no fui. Fue la pala. Ya ves que tenía razón. Tú eres como todos los hombres. Nada más estás pensando en… —¡Ya cállate! Fue entonces cuando la pala soltó un sonido que era muy semejante al de una carcajada burlona. —Te dije tío, esta pala es para excavar la mente y los corazones. —Tú y tu pinche pala… © David Alberto Muñoz
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David Alberto MuñozSe autodefine como un cuentero, a quién le gusta reflejar "la compleja experiencia humana". Viaja entre 3 culturas, la mexicana, la chicana y la gringa. Es profesor de filosofía y estudios religiosos en Chandler-Gilbert-Community College, institución de estudios superiores. Archives
July 2021
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