Mi prima Malena
Por David Alberto Muñoz Un polvo blanco caía como tolvanera sobre el sereno rostro de aquella mujer que se maquillaba frente a un espejo de antaño. Su presencia personificaba un último trago de cerveza, una póstuma pieza para bailar, una cachetada de dignidad o tal vez, el lugar final, adónde acudir para pedir ayuda o simplemente desahogarse. Su mirada se perdía entre libros impresos de papel siempre leídos. Desde los clásicos hasta aquellos de autoestima, éstos, estaban cuidadosamente colocados sobre la pared donde hace ya algunos años, Guillermo, hijo menor de Doña Laurita, colocó unos libreros para darles residencia a esas letras representantes de traumas vivientes, verdades falsificadas, realidades construidas por entes humanos buscando solamente un poco de coherencia. Guillermo había ido en busca de su tía Rosita, hermana de Doña Laurita. La encontró frente a ese espejo de antaño, con aquel porte de elegancia que siempre tuvo. Guillermo recordó que en alguna ocasión sus fantasías sexuales fueron de su tía. No podía evitar el placer que le producía sentir el seno de su pariente sobre su cuerpo al abrazarla, mientras la tía lo besaba cariñosamente en los labios. —Tía, mi prima Malena es muy curiosa. —¿Por qué mijo? —Porque no encaja en ningún patrón. —¿Qué quieres decir? —Pues no sé tía, ella dice que es Chicana, pero de repente tiene unos arranques muy mexicanos. Come chile y le gustan las memelas. Desayuna en McDonald's y pide langosta en Steamers. Se viste como cholita pero de pronto trae vestidos de diseñador con tacón alto y escote bajo. Dice que es feminista, que su vocación será el convertirse en una abogada para litigar todos los abusos que hacen los hombres con las mujeres, pero de pronto se comporta muy tradicionalmente. La encuentras llorando porque al novio no le gustó el tipo de maquillaje que traía. Escucha música rapera en inglés, y cuando menos lo piensas, anda cantando La feria de las flores con música de mariachi, y dice que le gusta mucho Te he prometido de Leo Dan. —¿Todavía vive el señor ese? —Sí. —¡Ah! —Todas las amigas le hablan para contarle sus penas. Como el otro día cuando fue el cumpleaños de Beatriz, la Taco como le dicen. Histérica, gritando y con lágrimas en los ojos le dice que su mamá no la va a dejar ir al baile. Y mi prima Malena le dice que no se apure, que un día van a tener 18 años, van a vivir juntas y poder hacer lo que se les pegue en gana. Todo es muy fácil para ella. Yo la verdad no la entiendo. La tía Rosita lo miró con rostro de piedad. Acarició dulcemente el rostro de su sobrino para suspirar con un descanso algo fatigante. —Tú estás enamorado de Malena ¿verdad? —¡Cómo cree tía! —¡Ay mijo no serás el primero ni el último! Es más normal de lo que piensas. Después de algunos momentos de silencio en los cuales las miradas de ambos se cruzaron, Guillermo recapacitaba serenamente. —El otro día en el baile un gringo quiso sacar a bailar a Malena. Hubiera visto tía, de plano le dijo: “I’m not going to dance with a white boy!” —¡Sangre de Cristo! —A mí me dio pena la mera verdad. El pobre muchacho se fue con la cola entre las patas. No sé, Malena es muy especial. Tiene ángel como decimos en México. Habla los dos idiomas, aunque claro, su español es único. Además, dice lo que piensa. No se calla, al contrario, todo lo observa y comenta con mucha sabiduría. —¿Y por qué me cuentas todo esto? —No por nada, yo nada más digo; ya me conoce tía, a veces creo que le cuento más cosas a usted que a mi mamá. —Mira muchacho, las mujeres somos muy especiales. Como que trabajamos en tres o cuatro canales, y ustedes los hombres nada más en uno. Nos gusta ser el centro de atención, no te voy a mentir; Malena es muy particular. No trates de entenderla. Simplemente quiérela porque es tu prima, lo demás ya se te pasará y si no, pues ya lidiaremos con eso después. ¿Sabes? Creo que Malena es la síntesis perfecta de dos culturas. —¿Cómo tía? —Vive entre dos mundos, dos dimensiones donde ha encontrado refugio de ambos lados de la frontera. Es mexicana pero también es chicana, es también gringa aunque no quiera, así como aristócrata; sabe comerse unos tacos en el puesto de la esquina pero también sabe cómo utilizar los cubiertos en un restaurante caro de Europa. Es medio radical porque ama el color moreno de su piel, aunque sus tíos son más güeros que muchos. Sabe ser coqueta como toda mujer, más a la vez, ve las injusticias que muchas hembras enfrentan a diario. Tiene un corazón inmenso, pero sabe pelear por lo qué cree. Es Malena mijito, nunca la vas a entender. La tía Rosita alborotó el cabello de Guillermo; lo despidió con mucha ternura, dándole un beso en su boca, una nalgada y un pellizco su mejilla derecha, mientras el joven se ponía rojo como un jitomate. —Sí tía…es mi prima Malena. © David Alberto Muñoz Del libro, Tejiendo telarañas, Peregrinos y sus letras Press, 2013.
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David Alberto MuñozSe autodefine como un cuentero, a quién le gusta reflejar "la compleja experiencia humana". Viaja entre 3 culturas, la mexicana, la chicana y la gringa. Es profesor de filosofía y estudios religiosos en Chandler-Gilbert-Community College, institución de estudios superiores. Archives
July 2021
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