Otro año más
Un relato por David Alberto Muñoz Navidad… hay tantas historias que contar …pero… de pronto, se me mezclan en la mente y no estoy seguro de cuáles son ciertas y cuáles son una simple invención mía. No ando de mucho humor. En ocasiones, siento que la sociedad presiona y nos quiere hacer sentir cosas que algunos de nosotros ya no queremos sentir, o tal vez nunca deseamos sentir. Todo a veces se me hace tan falso, tan nítido, ¿sí me explico? Sí, ya sé que falso y nítido son palabras que pueden significar cosas distintas… pues es precisamente lo que viene a mi mente. Figuras estampadas de colores brillantes, con papel de crepe para hacer figuritas. En el fondo, recuerdo que siempre ponían en la casa himnos de navidad. Éramos cristianos, no católicos, por mucho tiempo yo ni me daba cuenta. Era después de todo un niño, siguiendo las tradiciones de sus padres, jugando con juguetes del otro lado que tu papá les traía cada año. Mientras en la mesa no podía faltar el bacalao que siempre estuvo presente en estas épocas. Ahora… todo parece cambiar… los viejos ya no te acompañan, se adelantaron, te miras a ti mismo y es como si el tiempo se te ha ido de las manos. La vida parece venir en temporadas, tu temporada navideña parece haberse acabado. Los recuerdos son los únicos que permanecen. La cocina de tu madre oliendo a pavo, el mentado bacalao, ensalada de papa, relleno hecho de carne molida, romeritos, y una botella de vino blanco junto con el rompope que te gustaba tomar junto con tu hermano. A escondidas claro… Siempre hubo regalos en tu casa. Tus padres se encargaron de darles lo mejor en la medida de sus posibilidades. Llevabas a tus amigos a ver el árbol de navidad que por tantos años adornó tu sala. Era de color blanco, no verde, tu abuela se los regaló junto con una esfera de Santa Clous que permaneció por muchos años entre ustedes. En aquellos tiempos, no entendías de cultura, te asustaba ir a la casa de otro niño porque hacían cosas raras que a ti no te habían enseñado. Regresabas a tu casa asustado a decirle a tu madre, mamá, en la casa de Víctor ponen muñequitos bajo el árbol. Se me hace que son figuras católicas, y tu madre simplemente te decía, no son cristianos mijito. Todo parece ahora tan lejano, tan distante. Aquella foto donde estás junto con tus hermanos te trae recuerdos. Eso es lo que es la vida humana, recuerdos, momentos que de alguna manera quedan atrapados en tu mente, y en ocasiones ya no logras borrarlos. Se convierten en la espina dorsal de tu existencia, todos recordamos navidades pasadas, cuando las cosas eran distintas, cuando la voz de la inocencia reinaba en tu vida y sólo deseabas jugar, salir corriendo para enseñarles a tus amigos lo que te habían regalado de navidad. Hoy es navidad, ¿verdad? Sí, hoy es navidad… Un día común y corriente, todo mundo sale a gastar. En ciertas esquinas no puede faltar el grupo de cristianos con letreros diciendo, Jesús es la causa de celebración. A lo mejor son católicos, no sé por qué les tenías tanto miedo a los católicos, ahora la mayoría de tus amigos se identifican con ellos. Pues estos susodichos te dicen: Jesús, él te puede perdonar. ¿Y yo que hice? Siempre pensé eso, pero nunca lo expresé verbalmente. Ese pensamiento permaneció dentro de mi ser como muchos otros, cuando te dabas cuenta que en ocasiones, las palabras que brotaban de tus labios, no correspondían con tus sentimientos puros, desnudos ante un mundo adverso, en ocasiones quedabas sin palabra, simplemente con el pensamiento haciendo círculos en tu cerebro, porque aprendiste de joven qué decir, aunque ya no creyeras lo mismo. ¡Feliz navidad! Los automóviles andan a mil por hora. Por las calles la gente se molesta de todo. Se gritan, y hoy en día, todo puede ser una excusa para sacar el arma de fuego y disparar en contra del prójimo. Esos personajes raros, que aparecen de pronto en épocas navideñas, se mueven entre familias comprando su cena, niños pidiendo juguetes, jóvenes calenturientos buscando salida a su problema, hombres viejos en espera de la muerte, mujeres intentando mantener su dignidad en medio de esas cosas que pasan en la vida. Es simplemente otra navidad. Y yo, ya no quiero participar… no es que tu corazón se esté amargando, no, al contrario… pero todo te parece tan falso… todo ya ha sido dicho… y la falsedad… bueno, hay personas que nunca te dicen la verdad… ¡Feliz navidad! Es otro año más… © David Alberto Muñoz
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David Alberto MuñozSe autodefine como un cuentero, a quién le gusta reflejar "la compleja experiencia humana". Viaja entre 3 culturas, la mexicana, la chicana y la gringa. Es profesor de filosofía y estudios religiosos en Chandler-Gilbert-Community College, institución de estudios superiores. Archives
July 2021
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