Pintura, de Carlos Montefusco, Nacimiento de Jesús (El Evangelio Criollo).
Ranulfo y la navidad Un cuento Por David Alberto Muñoz Es algo así como cuando estás leyendo, y de repente, te pones a pensar en otras cosas, y se te olvida lo que estás leyendo, para cuando prestas atención, ya se te fueron una o dos páginas, y tienes que regresar al principio otra vez. En ocasiones, te vale madre, y sigues adelante, con la idea de que, de alguna manera, vas a lograr entender toda la historia, todo lo que estés leyendo. ¿A ti no te ha pasado? —Pues a mí no. —Ni a mí tampoco. —Cuando yo leo, me gusta prestar atención, sólo que el libro esté aburrido de plano, pero si estoy leyendo a Miguel Ángel Asturias, o a Laura Esquivel, o al mismo José Luis Sampedro, pues es muy distinto. —No seas presumido, a ti nada más te encanta mencionar nombrecitos y hacernos sentir mal a todos. ¡Mamón! Pues a mí sí me pasa constantemente… y mucho… sobre todo últimamente en que he estado pensando mucho en eso de la navidad y otros cuentos de vaqueros que nos han metido en la cabeza. Sí, yo sé que a la hora de la hora lo importante es estar juntos, la familia, los amigos, los cuates, los tíos y los primos, pero hay veces en las que todo se complica. A veces pensamos los humanos que por ser nada más navidad todo se va arreglar. Igualito como cuando es el día del amor y la amistad. Todo mundo quiere que en una noche, se realicen los más grandes sueños de romance que hayamos tenido. Y la verdad, para los hombres, son nada más sueños eróticos, de “pura cogedera” como dijo el poeta, ¿cómo se llama? García si no mal recuerdo. —¿Amor para qué? Pura cogedera… Y lo digo en serio. Los pinches medios de comunicación se la pasan mandándonos mensajes de paz, de buena voluntad, que de amor en todo el planeta. ¿Cuál amor? Estamos al borde de una guerra nuclear con el coreano ese. Los radicales de ISIS, nos quieren dar en la madre. Nuestras propias familias a veces están todas divididas. Nadie quiere hacerle caso a nadie. Todos bien metidos en el Facebook, nada más mandando mensajitos y hablando un montón de pendejadas. —No Ranulfo, la cosa no es así. ¡Y ya sé lo que me van a decir! —Estás amargado Ranulfo. ¿Por qué eres así? Deberías de ver lo positivo de la vida. Al fin y al cabo, son nada más unos días, dónde es cierto, a lo mejor nos hacemos mensos todos, pero por lo menos, deseamos un poco de paz y tranquilidad. Porque es verdad, esta vida es un pinche desmadre. Y eso, nadie te lo puede negar. ¿Saben? A veces extraño esa época que le decían la época de la “autenticidad”. Cuando los filósofos, como Heidegger, Sartre, Levinas, de Beauvoir… —Ahora el mamón eres tú. Escúchenme por favor… cuando todos estos cuates querían ser bien honestos con ellos mismos, y no engañarse. Porque es bien fácil hacer eso. Lavarte el coco a ti mismo, decirte que todo mundo está en tu contra, y que nadie te quiere, nadie te presta atención, que todos son unos hijos de su reverenda madre, y que si tú no haces nada por ti mismo, nadie lo va a hacer. Y ya sé, todos en este país del Tío Sam están bien locos, bien enojados. Somos un país lleno de enojones. Todo nos causa ira. Todo nos molesta. Todo nos lleva a actos de violencia. En los hogares, hay padres que matan a sus propios hijos, e hijos que matan a sus propios padres. Las mismas parejas se quitan la vida unos a otras. Ya no puede ir uno a ningún lugar, porque en cualquier momento, un loco sale con una pistola y te mata, a ti y cuántos más encuentre. No importa si estás en la iglesia, o en el mall, o en la escuela, ya da miedo ir de compras navideñas porque hay una bola de ladrones que nada más andan viendo a quién se van a agandallar. El otro día llegué a un pollo Church’s Chicken, pues porque tenía hambre, y se me antojó unos muslos y una pechuga de pollo, y claro que si piensas como buen mexicano me puedes alburear con lo que me comí, aunque en realidad nada más se me antojó, no hablo del pollo solamente, lo demás también, ustedes ya saben… pero con eso que ahora a todo mundo le andan sacando sus trapitos al sol, pues mejor no digo nada, porque también a mí me van a acusar de acosamiento sexual. ¡Y bueno ya no me cambien la conversación! —Pues si tú la cambiaste Ranulfo. Estaba yo apenas entrando en la tienda, y más de tres se me acercaron pidiendo dinero, con unas historias que ni Antón Chejóv, te pudo haber escrito. A veces me pregunto, ¿es talento desperdiciado o pura flojera? ¿Cómo dicen los chilenos? —Qué huevada es esa que elegiste, huevón. En fin, ya ni me acuerdo de qué estaba hablando… —Ranulfo, siempre te pones así en época decembrina. Deberías ir a la iglesia y darle gracias a Dios, entender los designios del todopoderoso. ¿De qué? Esa huevada con que se come… —Está bien, no te enojes, entonces ve con los tuyos, agradéceles que están contigo, trata al menos de no ser tan amargado hermano. Tal vez tengas razón. Al final de cuentas estoy vivo… al menos tengo un trabajito y me puedo alimentar a mí y a mi familia, y de vez en cuando puedo echarme mis chelitas, y ayudar a mis padres. Tan siquiera tengo la fortuna de no estar lisiado, de tener dos brazos y dos piernas, de no estar condenado a tener que pasar el resto de mi vida en una silla de ruedas, puedo ver con mis dos ojos, he hecho mis diabluras para que más que la verdad, pero no creo ser un mal ser humano… A lo mejor tenéis razón… —Ya te salió lo españolado. Lo que pasa es que a veces la vida puede ser tan difícil… —Bienvenido al club Ranulfo, de eso, todos ya nos hemos dado cuenta. Chingada madre… —¿Sabes lo que dijo Buda Ranulfo? ¡No!, ¿qué chingados voy a saber yo de ese cuate? Ni siquiera sé que dijo el niño Jesús. —Él dijo: “Las personas son veloces para juzgar, pero lentas para corregirse a ellas mismas”. ¡Ah güey! —Todo lo que te molesta de los demás, es una proyección de lo que no has resuelto en ti mismo. Ahora si ya me dejaron callado. —¿Entiendes Ranulfo? Siempre habrá alguien en peores condiciones que nosotros. ¡Pero también habrá un loco que esté en mejores condiciones que nosotros! —¡No manches Ranulfo! Está bien, está bien… Siempre lo he entendido, lo que pasa es que nada más me gusta quejarme como todos lo hacemos. Y a veces, nos acostumbramos a nuestras propias quejas, que cuando se resuelven, nos olvidamos de disfrutarlas. Les deseo lo mejor a todos, de verdad, en medio de todo, traten de ser felices. ¡Feliz Navidad y próspero año nuevo! Aunque ya lo haya dicho en muchos años anteriores. —¡Felices fiestas Ranulfo! Para ti, y toda tu familia. © David Alberto Muñoz
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David Alberto MuñozSe autodefine como un cuentero, a quién le gusta reflejar "la compleja experiencia humana". Viaja entre 3 culturas, la mexicana, la chicana y la gringa. Es profesor de filosofía y estudios religiosos en Chandler-Gilbert-Community College, institución de estudios superiores. Archives
July 2021
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