Shiva
Por David Alberto Muñoz La manera de lidiar con los problemas y conflictos humanos en el occidente siempre ha tenido una tendencia muy dualista. Poseemos la predisposición de querer dividirlo todo en dos partes. El bien contra el mal, Dios contra Satanás, la luz contra las tinieblas, los ángeles contra los demonios, los técnicos contra los rudos. También dentro del ámbito político y social, la derecha contra la izquierda, los ricos contra los pobres, sin poder faltar el hombre contra la mujer y el viejo contra el joven, por mencionar algunas. La discursiva del oeste está definitivamente anclada en la idea de que nosotros estamos bien y todos los demás están mal. Nuestra personalidad ha sido construida bajo dos fuentes claramente diseñadas, que incluso ya poseen los contra-argumentos para combatir al eje contrario. Sin embargo, debemos de reconocer que nuestra narrativa no es la única, y que existen de perspectivas a perspectivas, sobre todo cuando estamos hablando de esas dos fuerzas que aparentemente son adversas, y que en ocasiones pueden dominar al espíritu humano. En la parte oriente del planeta existe el cuerpo ideológico del hinduismo. Una religión por demás interesante sobre todo para aquellos que fuimos creados dentro de un monoteísmo cristiano, judío o islámico. No obstante, mi propósito no es el plantear principios teológicos que al final de cuentas terminan atrapados en dogmas ya pasados de moda. Lo que deseo es presentar la manera en la cual, la gente, de al menos el país de la India, lidia con el problema de la existencia de la maldad. Dentro del hinduismo existe lo que se conoce como el trimurti, que significa “tres formas”, en idioma sánscrito. Esto representa dentro de la compleja teología hindú a los tres dioses principales: Brahma, Visnú y Shiva. Esta idea ha sido comparada con la trinidad dentro del cristianismo. Dentro de esta estructura encontramos precisamente a Shiva, mejor conocido como: “El destructor”. La gente que cree en Shiva ve las tragedias humanas, los grandes cataclismos, las injusticias y todo aquello que nos acongoja como raza humana, como labor directa de Shiva, el destructor. Cuando pasan malas cosas la gente expresa: —Shiva está siendo simplemente Shiva. Esta manera de pensar sólo ha admitido una realidad que a muchos en el oeste todavía les es difícil reconocer: la vida es muy compleja y en ocasiones injusta, malas cosas le pueden pasar a gente buena, los incidentes de la vida pueden ser arbitrarios totalmente. —¿Por qué se murió la hija de mi comadre y la mía no? —¿Cómo es posible que haya gente que pueda asesinar a sus propios hijos? —Tengo muchos años fumando y mis pulmones están bien, pero a mi tío Neto, le dio cáncer en el pulmón y nunca en su vida ha fumado. Conozco muy bien los argumentos que se pueden presentar para querer racionalizar el argumento del mal. "Dios nos dio libre albedrío, podemos decidir entre el bien y el mal". "El mal puede ser un mal natural, físico o moral". "Todos hemos pecado, por lo tanto estamos destituidos de la gloria de Dios". Sin embargo, mi propósito no es debatir, más bien es el plantear otra forma de ver las cosas, ¿cómo podríamos saber la verdad si no conocemos la mentira? ¿Cómo entender el amor sin conocer el odio? ¿Cómo admirar el valor si desconocemos la cobardía? Ingresando un poco en la ideología taoísta, esta dos fuerzas no están la una contra la otra, más bien se complementan y deben estar en perfecta armonía. A veces de malas experiencias, puede surgir algo bueno. Esto sugiere, que el bien y el mal se pueden complementar de alguna extraña manera. La vida es difícil, cualquier ser humano puede atestiguar al respecto. ¿Quién no ha sufrido? ¿A quién no le han roto el corazón? ¿Quién no tiene una historia que contar? ¿Quién no ha llorado amargamente? Todo es parte del aprendizaje humano. Considero que deberíamos ser más pragmáticos, en lugar de ver nuestras propias tragedias como un castigo divino, o una realidad injustificada, deberíamos simplemente aceptar que el mal es parte de la existencia humana. Todos reímos, todos lloramos, todos tenemos adversidades y logros. Y sí, quizás unos más que otros, pero el hecho de reconocer nuestra condición de humanos, significa tener que aceptar nuestras limitaciones y nuestra realidad, aunque tales realidades puedan ser diferentes para cada individuo. En su calidad de destructor, a Shiva, a veces se le llama Kāla (negro), es entonces identificado con el tiempo, el tiempo humano que bien pueden ser sólo unos segundos dentro de la dimensión de la eternidad. Estamos vivos porque tenemos conciencia de ello—al menos algunos, ya que sí hay personas que ni siquiera se dan cuenta que respiran—por lo tanto, es necesario aprender a aceptar las condiciones de la vida. Pero no sólo eso, en lugar de pensar que el día de mañana heredaremos un cielo, un paraíso donde todos cantaremos juntos tomados de la mano “Kumbaya”, por qué no aprender desde este momento, y al menos intentar tolerarnos unos a otros, existir de la mejor manera al alcance de nuestras posibilidades. Shiva tiene tres ojos, indicando su capacidad de ver las tres divisiones del tiempo: pasado, presente y futuro, y la conclusión es, siempre ha existido Shiva, el dios que destruye, y siempre existirá, porque esa es parte de la compleja experiencia humana. Todos tenemos demonios por dentro, todos tenemos un lado oscuro, pero también todos poseemos una inmensa capacidad de bondad, misericordia y amor. Cito: “¿Es usted un demonio? Soy un hombre. Y por lo tanto tengo dentro de mí todos los demonios”. Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) Escritor Británico. El ver la maldad como algo normal, tal vez nos ayude a vencerla, en lugar de echarle la culpa al Diablo, a los demonios celestiales, a fantasmas, a seres negros que nos acosan día y noche. Quizás, sería mejor simplemente aceptar que la maldad existe, y saber lidiar con ella, sin sueños mitológicos, de una tierra dónde ya no existirá jamás. Imagine nada más enseñándole a mis hijos: "En aquellos tiempos la maldad no existía... Salgamos de la caja...y veámonos tal y como somos. © David Alberto Muñoz
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David Alberto MuñozSe autodefine como un cuentero, a quién le gusta reflejar "la compleja experiencia humana". Viaja entre 3 culturas, la mexicana, la chicana y la gringa. Es profesor de filosofía y estudios religiosos en Chandler-Gilbert-Community College, institución de estudios superiores. Archives
July 2021
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