Por Violant Muñoz i Genovés Ayanta Barilli regresa con una novela de enorme calidad literaria que envuelve al lector en una fascinante historia de familia, amor y lealtad. “Si no amaneciera” es un relato profundo y conmovedor sobre las relaciones entre padres e hijas que recorre, a su vez, la memoria de una extraordinaria saga familiar de raíces italianas. Manuel está a punto de celebrar su noventa cumpleaños cuando recibe un regalo inesperado. Un vídeo en el que ve a su hija Anita. Pero no a la de ahora. Ella era una niña que cantaba y jugaba y él era un padre joven que mantenía el buen humor y la esperanza de un matrimonio admirable. La emoción por el descubrimiento de esos fotogramas, formado por grabaciones caseras que parecían abocadas al olvido, dará paso a un momento trágico. En plena pandemia, cuando la población está a punto de ser confinada, la salud de Manuel dará un vuelco. Tal vez definitivo. Un padre. Una hija, Frente a frente. Que juegan a sostenerse la mirada. Atraviesan el cristal de sus pupilas, caen en el precipicio del pasado, descubren el parpadeo de los fotogramas de una película. La suya. Cien años de historia contados en un día. En ese extraño tránsito entre la vida y la muerte, como si se encontrase en un estado de ensoñación, la mente del anciano recorrerá el pasado, el suyo y el de su familia, mientras sigue aferrándose, cada vez menos, al presente. Anita hará lo propio, recorrer su memoria, después de acudir a socorrer a su padre y quedarse atrapada en la casa familiar junto a su exmarido. Aquel lugar en el campo repleto de recuerdos mágicos y dolorosos golpearán su ánimo trasladándola, también, a experiencias vividas junto a su padre y a su familia, a la Anita niña, adolescente y mujer, a sus relaciones de fuertes pasiones y de amores fallidos y transformados. El suyo, el de ambos, es un viaje que empieza y termina, al amanecer. Cuando las primeras luces del alba iluminan lo que ignoraron. Lo que escondieron, Y, deslumbrados por aquel hallazgo, padre e hija encuentran al fin lo único que importa: el amor. Me vence el sueño, siento que me deslizo de nuevo en la película. La sirena se confunde con el toque de queda. Y el pasado se convierte en presente. No tengo futuro. Soy el espectador de mi propia vida. La autora cautivará a sus lectores con una novela extraordinaria, un relato a caballo entre la ficción más descarnada y la memoria familiar. Narrada con maestría, esta novela es una gran obra, tanto por su calidad literaria como por la capacidad de envolver al lector en una historia de familia, amor y lealtad. Valiéndose de una narrativa viva, poética y contundente, repleta de imágenes poderosas, la autora logra equilibrar el relato poniendo el foco en sus dos protagonistas: padre e hija. Resulta inevitable ponerse en la piel de Anita, de sentirse conmovidos por sus vivencias desde la infancia a la madurez y por su relación adulta con su padre anciano, al igual que dejarse seducir por la arrolladora personalidad de Manuel, quien se verá afectado por el trasiego de una vida demasiado acostumbrada a grandiosos y difíciles episodios. La Anita de hoy es el resultado de una transformación que ha ido de la mano de su padre, aunque el Manuel que conoce su hija también tuvo un pasado convulso en la España de la posguerra que le llevó a aventurarse a otro país donde conocería el verdadero amor. Y aquella escena final queda grabada al ralentí, segundo a segundo, fotograma a fotograma. Porque así son los momentos importantes. Van lentos. No quieren acabarse. Pero la madre de Anita no fue la única para él, como tampoco fue su exmarido el único para Anita. Alrededor de los dos protagonistas orbitan otros personajes secundarios, tan memorables como ellos, que conforman un único universo emocional que se mueve por diversas épocas y lugares, como España durante la Guerra Civil, la posguerra y la transición, París en plena ocupación nazi, Roma y México durante los años cincuenta y la pandemia vivida recientemente. Ese ir y venir constante, del pasado al presente narrativo, es otro de los puntos fuertes de Si no amaneciera. El lector experimentará ese viaje continuo, desde la siempre tramposa primera persona de cada uno de los protagonistas, dejándose llevar por un torrente de historias y emociones. Con pasajes y frases para enmarcar, el nuevo libro de Ayanta Barilli nos atrapa sin que nos demos cuenta. Ensimismados por la joya literaria que es. Espera y espera. Y en la inacabable espera, se maldice. Por darle la espalda en la que fuera la última de sus noches. Por negarle una despedida cariñosa. Por eludir sus ojos el día en que él se fue para no volver. Finalista del Premio Planeta 2018 con Un mar violeta oscuro, Ayanta Barilli, periodista y escritora, tiene un don para la palabra escrita, dominando una variedad de registros y dándole a lo particular la categoría de universal, tal y como hace con sus descripciones. Porque, con esta novela, la autora logra el mimetismo con todas las relaciones entre padres e hijas, relaciones que pasan por altibajos pero sobre las que deberían gobernar la honestidad y los buenos sentimientos. A pesar de todo. Respiro hondo, cierro los ojos. Viajo a otros tiempos, que se cuelan en mis sueños lúcidos. Y veo el salón de antaño, iluminado como un bazar oriental. Reluce, aturde y hechiza. La riqueza de la novela reside también en mostrar subtramas atractivas, como las pertenecientes raíces italianas y a la familia de Ingrid, y que enlazan, a la perfección, con la trama principal y con el gran tema de esta obra: el amor. Un tema que se muestra en todas sus vertientes: el amor entre los padres e hijos, tanto si los padres están presentes o idealizados, forman parte de un recuerdo borroso e inexistente, el de las relaciones de pareja, el amor vestido de pasión o de dependencia, la amistad, los afectos y desafectos por nuestra familia y el amor hacia uno mismo. En sus páginas, hay lealtad, pero también traición; hay amor, pero también rechazo; hay alegría, pero también desesperación y tristeza por la pérdida de quienes más queremos. Hay vida, con sus claroscuros, y la sensación es que sus protagonistas la han vivido con intensidad. Parecía una película. Pero no lo era, era su historia, mi historia. Una historia que me incomodaba, que nunca lograba escucharla hasta el final. Porque a veces, los hijos prefieren los cuentos a la realidad Otro de los puntos fuertes de la novela es cómo la autora construye las atmósferas que dominan el relato. Destaca, con brillantez, la atmósfera interna de Manuel, sus reflexiones sobre la vida, la muerte, la guerra, el amor y la familia, entre muchas otras, mientras sitúa al lector en el pasado y en el presente, y el punto de vista de Anita, que vuelve a encontrarse a sí misma sin buscarlo a la vez que espera la recuperación de su padre. Los dos, a su manera, abordan el pasado, el suyo y el de otros: de todas aquellas personas que directa o indirectamente, a pesar de la lejanía del tiempo y del espacio, forman parte del mundo de Manuel y Anita. Como si fuera un personaje más, emerge la casa de la Huerta mostrándose en todas sus etapas, esplendorosa, recargada y decadente. Pero siempre única y especial. Este lugar contiene objetos, espacios y recuerdos familiares en todas sus estancias, auténticos disparadores de la memoria de Anita y que simbolizan también episodios memorables de una saga de raíces italianas. Resulta difícil no emocionarse al pensar en los personajes habitando aquella casa y sus alrededores, cuya imagen nos acerca a una narrativa mágica. Como también es difícil no enternecerse con el valor que tienen para los protagonistas las zapatillas de baile rojas que llevaba la madre de Anita, el coche abandonado en el que jugaba de niña, la muñeca de trapo que perdió un brazo, el piano de cola que solo tocaba Pablo y los fotogramas de las cintas caseras manchadas de nostalgia. Porque los recuerdos son una incisión en la piel de la memoria que se hereda. De padres a hijos © Violant Muñoz i Genovés
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Por Violant Muñoz i Genovés A las puertas de celebrar la Exposición Universal de 1888, un brutal crimen escandalizará a los habitantes de Barcelona. Pero la médium más famosa de la ciudad y el nuevo y perspicaz patólogo forense están decididos a dar con el verdadero culpable. Los dos, que pondrán en riesgo sus vidas, deberán mantener sus secretos a salvo, mientras entre ellos surge una peligrosa atracción. De la mano de unos personajes fascinantes y con la prosa magnética que la caracteriza, Alaitz Leceaga nos adentra en un lugar y momento histórico apasionantes, germen de lo que llegará a ser el siglo XX.
Barcelona 1888. Mina Índigo es la médium más solicitada de la ciudad. En su palacete del céntrico pasaje de Permanyer organiza sesiones espiritistas para damas de la alta sociedad, quienes acuden allí con frecuencia con la esperanza de contactar con sus seres queridos. El espiritismo no es bien visto por todos, aunque ella consigue mantener su estatus en los círculos privilegiados de la ciudad. En realidad, la médium es una experta investigadora que usa contactos de todo tipo para obtener información comprometedora de sus clientes. De esta manera las sesiones espiritistas, aderezadas por los trucos ideados por su ayudante Zelda, causan sensación entre sus clientas pertenecientes a ricas familias de industrias y comerciantes. Pero, tras un mal presentimiento, la vida de Mina da un vuelco: una de sus confidentes la amenaza con poner al descubierto la farsa de su negocio. A cambio, obliga a Mina a que utilice sus contactos para dar con el paradero de su hija desaparecida. Sin embargo, no solo el tiempo correrá en su contra. La joven aparecerá muerta en una acequia. Aún así, Mina está empeñada en saber quien se esconde detrás de este terrible suceso que ha alborotado una ciudad volcada en los preparativos de la Exposición Universal. El asesinato conmociona a sus habitantes, aunque nada puede alterar los planes de quienes desean que, por encima de todo, se celebre con éxito un evento de tal magnitud ¿Tendrán los ataques anarquistas algo que ver? ¿Será cosa de los seguidores del espiritismo? La investigación policial de este nuevo caso, liderada por el inspector Ramiro Bocanegra, implicará el estreno de un patólogo forense, el británico doctor Ellis. Mina, casada con el anterior especialista en el cargo, deberá ganarse la confianza de Ellis, a pesar de la frialdad inicial del médico y de las suspicacias que despierta la relación de ambos a ojos de los demás. Los dos tratarán de resolver el crimen, moviéndose entre lujosas fiestas en el Liceo y las calles más tortuosas del Raval, antes de que el escándalo y la sangre salpiquen las calles, mientras entre ellos surge una atracción inesperada. La prosa magnética de Alaitz Leceaga nos conquista desde la primera página hasta el final. La autora logra atraparnos con una misteriosa e intrigante trama en la que brillan unos personajes fascinantes que tienen, como la propia protagonista, diversas caras y secretos que ocultar. Muchos de ellos esconden sus verdaderas motivaciones y actúan sintiendo el peso de un pasado difícil. Son, sin duda, personajes que responden a un momento histórico extraordinario y que muestran su humanidad, precisamente, a través de sus contradicciones. La riqueza de los personajes es, sin duda, uno de los puntos fuertes de este sorprendente y sólido relato en el que los verdaderos fantasmas tienen que ver con los recuerdos y los traumas. Las dos vidas de Mina Indigo se lee con deleite y la atracción que nos causan las novelas de misterio, el género negro y las grandes obras históricas. La trama que gana en tensión narrativa y giros inesperados, se mueve entre la oscuridad y la luz de una investigación amenizada por la relación entre Mina y Ellis. Los dos protagonistas con, personalidades y creencias tan distintas, conectan como una perfecta pareja de baile, aunque al principio tengan sus reticencias y den pasos hacia intereses distintos. La autora cuida los vínculos que se establecen entre los dos, mientras crece el suspense. Barcelona, retratada con precisión histórica, se ve afectada por extraños sucesos cuando medio mundo tiene los ojos puestos en ella. Asesinatos, traiciones, conspiraciones, secretos, luchas de poder, amores prohibidos e irrumpen en una original novela criminal y de misterio que también refleja cómo era la ciencia forense o las pesquisas policiales en el s. XIX. Mientras nos adentramos en la investigación de Mina y Ellis, descubriremos cómo era la burguesía y su forma de actuar, siempre tratando de guardar las apariencias y de controlar el qué dirán. Por ejemplo, las cenas organizadas por familias relevantes o las fiestas en el Gran Teatro del Liceo recreadas en la novela eran invitaciones imprescindibles si se quería mantener el status, la buena reputación y el éxito en los negocios. Pero si algo llama la atención desde el comienzo es la extraordinaria fascinación por el espiritismo, una tendencia muy en boga en la Europa previa a la Primera Guerra Mundial y que en España tuvo a reconocidas médiums como Amalia Domingo, que también vivió en Barcelona. Inspirada en figuras como ella, la autora escenifica las sesiones que dirige la protagonista,con más farsa que verdad, mientras los invitados tratan de conectar con el Más Allá y sus seres queridos. No en vano, el espiritismo también atrajo a intelectuales y científicos. La Barcelona de la novela nos recuerda a esa ciudad prodigiosa retratada por autores como Eduardo Mendoza, una urbe en plena transformación urbanística para ponerse a la altura de Londres, París o Viena. Leceaga utiliza el marco de los preparativos de la Exposición Universal de 1888, un evento no exento de polémicas y dificultades, como las extremas condiciones laborales de los trabajadores de las obras, la respuesta de los anarquistas y otros movimientos sociales en la Barcelona de la época. La autora consigue una ambientación fantástica, mientras traslada al lector a lugares tan característicos como el Parque de la Ciudadela, recinto en el que se instalaron los pabellones de la exposición, y locales míticos como el Edén Concert, un music hall frecuentado por aristócratas e industriales, además de hacer referencia a los populares almacenes El Siglo (devastados en un incendio décadas después) y situar la acción en el Cementerio del Este (hoy conocido como Cementerio del Pueblo Nuevo) o el antiguo y gótico Hospital de la Santa Creu, centro sanitario que fue toda una referencia. A través de los escenarios, la autora muestra, con fidelidad histórica, los contrastes y las grandes diferencias entre ricos y pobres. Nada tiene que ver el Palacete de Permanyer, uno de los pocos pasajes que todavía mantienen el mismo encanto arquitectónico, ni las ostentosas viviendas del Ensanche barcelonés con las formas de vida de los habitantes del Raval o las chabolas de la Barceloneta. A pesar de pertenecer a mundos tan distintos, hay sospechosos lazos entre personajes que, aparentemente, nada tienen que ver. La Barcelona más sórdida y oscura les atañe a todos, y la protagonista se moverá entre esos ambientes alimentando el suspense en el lector. Comerciantes e industriales españoles extendieron su fortuna en el Nuevo Continente, la cual cosa se refleja en la novela. A modo de flashback, el pasado que persigue a Mina tiene cabida en las páginas reproduciendo escenas vividas en Cuba. La maldita finca de las Tres Cruces, en Trinidad, es otro de los escenarios destacables. Alaitz Leceaga nació en Bilbao. Es la autora de las novelas superventas El bosque sabe tu nombre (2018) y Las hijas de la tierra (2019) Fue aclamada como la autora revelación del año 2018 con su ópera prima, que se ha traducido a varios idiomas y cuyos derechos audiovisuales están en fase de desarrollo. Esta novela la llevó a ser finalista del Premio El Ojo Crítico de RNE de narrativa el mismo año de su lanzamiento y a ser la ganadora del Premio de la Asociación de Libreros de Vizcaya (2019). Con su tercera novela Hasta donde termina el mar, ganó el Premio de Novela Fernando Lara 2021. ©Violant Muñoz i Genovés © Mediâtica: agencia cultural Por Violant Muñoz i Genovés
¿Puede una receta ayudarte a descubrir quién eres? “Azul salado” una novela mediterránea para vivir el verano. Marta Simonet, debuta en la novela con un exquisito viaje a una Mallorca muy especial: la que se degusta con todos los sentidos. Marina está a punto de conseguir su mejor trabajo como publicista, pero una llamada de su madre hará que antes regrese a su Mallorca natal. En la isla, será ella quien tome las riendas provisionalmente de La Ultramarina, el negocio familiar que abrió su abuela Carmen y que hasta ahora ha regentado su madre. La Ultramarina es una casa de comidas muy especial, es un refugio, un viaje a los recuerdos, un lugar donde compartir sabores e historias. Cocinando, Marina no solo revivirá los momentos más especiales compartidos junto a su abuela, también recuperará los vividos junto a su madre y su hermana Irene. En un momento vital clave, esta vuelta a las raíces obligará a Marina a replantearse muchas cosas, más aún cuando descubra, entre las viejas páginas de un libro de recetas, una fotografía que le traerá ecos de sus orígenes. Pero todo será desde la calma de ese mar azul que teñirá de nuevo su presente y su futuro. En su debut como novelista, Marta Simonet construye con sutileza, emotividad y nostalgia un verano de memoria, de evocaciones, de sabores y aromas. Con el paisaje de la Serra de Tramuntana de fondo, Azul salado invita a conocer Mallorca disfrutando de su gastronomía y su horizonte azul y tranquilo. El pan mojado en leche con azúcar, un toque de canela y cáscara de limón; las galletas marineras abiertas por la mitad con un buen chorro de aceite de oliva y un poquito de sal; el tumbet con su sabor a pimiento, berenjenas, calabacines, patatas y su salsa de tomate casera; la sopa de burballes y su inconfundible toque de sobrasada, el pamboli de sepia torrada... forman parte de las exquisitas notas gastronómicas que convierten esta lectura en un placer para el paladar que se degusta con la vista. Una invitación al turismo gourmet que ya nos conquistó en pasadas ocasiones de la mano de otras novelas cook-lit que también maridan amor, vida y comida: La escuela de ingredientes esenciales, El amor es un bocado de nata, Tarta de almendras con amor... Más allá de la comida, Simonet propone también echar la vista atrás y valorar lo que tenemos y aquello que dejamos por el camino y que quizás es hora de recuperar. Es Azul salado una llamada a la reconquista de aquello que abandonamos por miedo o por falta de tiempo y que sigue teniendo cabida en nuestro corazón. Decir adiós a las prisas y la urgencia para dejarnos mecer por las horas bañadas de mar a las orillas de una isla que deslumbra con su belleza. Y quizás, disfrutar de la lectura con los pies acariciados por las algas en alguna cala de Banyalbufar o desde las piedras del Castillo de Bellver. En este tiempo de desconexión, disfrutar del amor es cuestión ineludible: hacia nosotros mismos, hacia nuestra pareja, la familia, los hijos o... encontrándolo a la caída del sol bajo una noche estrellada. Azul salado es puro mindfulness. Una novela romántica que nos devuelve la magia y nos reconcilia con lo que somos y a menudo olvidamos. Una historia sensible, romántica y delicada que demuestra que comer es también recordar y encontrarse. MARTA SIMONET nació el verano de 1983 en Mallorca. Es comunicadora y ha desarrollado su carrera delante y detrás de las cámaras en diferentes medios y agencias de branded content. Actualmente co dirige la agencia creativa Banquete de ideas. Su deseo siempre ha sido escribir, escribir y escribir y sueña con hacerse vieja escribiendo en una casa pequeña de cristaleras enormes encaramada en la Serra de Tramuntana, por eso escribe sin parar desde los 15 años. Azul salado es su primera novela. ©Violant Muñoz i Genovés © Mediâtica: agencia cultural |
Violant Muñoz i Genovés
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July 2024
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