“El amor en el jardín de las fieras”
de Juan Eslava Galán publicado por Espasa Juan Eslava Galán recupera una historia real, la búsqueda de los orígenes de la raza aria en España, y la convierte en una emocionante novela de amor y amistad. En octubre de 1940, Heinrich Himmler realiza su célebre visita a España. El ministro del Tercer Reich tiene previsto supervisar una excavación arqueológica, la necrópolis visigoda de Castiltierra, en Segovia, donde espera encontrar pistas que confirmen la colonización de Hispania por los arios germanos, los visigodos. La lluvia torrencial obliga a suspender la visita pero una de sus colaboradoras, la bella y fanática Meike von Appen, antropóloga de la organización Ahnenerbe, que vela en Berlín por la pureza y el futuro de la raza aria, descubre que uno de los obreros españoles, Herminio Cáiser, llamativamente rubio y esbelto, responde a las características físicas del ario puro. Fraülein Von Appen consigue que el gobierno español envíe al joven a la capital alemana. Dado su pasado republicano viaja en compañía de Cayetano Yanguas- Figueroa, el secretario del adjunto de Falange en la embajada española en Berlín. Los padres de Herminio, ambos represaliados políticos, se quedan en España como involuntarios rehenes. En la capital alemana, los técnicos en antropometría de la Ahnenerbe certifican que el joven español es un ejemplar perfecto de la raza nórdico-germánica y lo destinan a visitar centros juveniles de las SS, en los que –en la práctica– actúa de semental para procrear niños étnicamente perfectos. Dada su perfección aria le asignan un lujoso apartamento y lo aleccionan para hacer de él un nazi perfecto. En la imagen superior se pueden apreciar algunos de los lugares en los que la Ahnenerbe centró sus investigaciones. Herminio y Cayetano se hacen amigos y se integran en el círculo diplomático y periodístico de Berlín. Con el alegre grupo de corresponsales españoles, recorren la capital del Reich, incluidos sus cabarets, y siguen con interés el desarrollo de la II Guerra Mundial. La vida de Herminio discurre apacible hasta que un día sorprende en la bañera de su casa a una intrusa: Rachel, una joven judía a cuya familia pertenecía la vivienda. Este encuentro y el amor que surge entre ellos acarrearán consecuencias inesperadas para el futuro de todos los personajes implicados en la novela. El título de la obra es tanto una metáfora de esa relación prohibida en un país regido por asesinos como una invitación para descubrir una ciudad fascinante, pese a la guerra, en la que los amantes pasean del brazo por los senderos arbolados del Tiergarten, el jardín de las fieras. Juan Eslava Galán parte de una minuciosa investigación sobre la vida en la retaguardia alemana, ya de por sí interesante al margen de la intriga ficcional, para construir una novela emocionante, un canto a la amistad y al amor en el marco terrible de la guerra, en la que destaca una maravillosa galería de personajes tanto históricos como de ficción. La búsqueda de vestigios arios en España por parte de los nazis es uno de los episodios menos conocidos de nuestra historia reciente. Por las páginas de El amor en el jardín de las fieras desfilan personajes de ficción y personaje reales. Estos últimos, a su vez, se dividen entre las personalidades históricas que cumplen un papel narrativo secundario –en su mayoría dirigentes políticos y militares españoles y alemanes– y personajes reales a los que Juan Eslava Galán dota de una entidad psicológica y de un papel narrativo importante, como el periodista e historiador Ramón Garriga, corresponsal de la agencia EFE en Berlín. HERMINIO Y CAYETANO, UNA AMISTAD A CONTRACORRIENTE Herminio Cáiser Escañuela nació en La Carolina (Jaén) y tiene una clara ascendencia alemana, como tantos otros de sus paisanos procedentes de las Nuevas Poblaciones, las colonias que Carlos III fundó en 1769 para repoblar Sierra Morena con colonos católicos alemanes y suizos. Es rubio, de ojos azules, alto, un poco desgarbado, quizá por demasiado delgado, con los hombros anchos y el paso decidido y firme. «Un magnífico ejemplar de raza aria. Un príncipe mendigo», como lo define de la antropóloga Meike von Appen. Acabó la carrera de Magisterio pero no llegó a ejercer de maestro porque la Guerra Civil estalló cuando preparaba las oposiciones. Sirvió en el ejército republicano, donde consiguió varias condecoraciones. En la novela descubrimos que sintió una pulsión suicida tras la muerte de su novia, Virtudes, en el bombardeo del hospital en el que trabajaba como enfermera. Tras pasar por un campo de prisioneros, vive con su madre en Fresno de Castespino (Segovia), en donde trabaja en un tejar. La madre, doña Elvira, es maestra nacional, pero está depurada del cuerpo por desafecta al Movimiento. Tiene al padre preso en Segovia por haber sido alcalde durante la guerra. Por su parte, Cayetano Yanguas-Figueroa de Idiáquez es hijo de Petronila de Idiáquez, marquesa de Castilfloro, y del coronel Yanguas-Figueroa, fusilado en Paracuellos al principio de la Guerra Civil. El joven Cayetano se pasó la contienda asilado en la embajada de Francia en Madrid, mientras sus hermanos combatían en el frente, algo de lo que se siente avergonzado y será capital en el desarrollo de la novela. Se había convertido al fascismo nacional proletario durante los tres años que vivió en contacto con falangistas refugiados en la embajada, entre ellos el arqueólogo Julio Martínez Santa-Olalla, uno de los responsables de las excavaciones de Castiltierra y amigo de Wolfram Sievers, el director de la Ahnenerbe. Licenciado en Derecho, Cayetano nunca ha llegado a ejercer como abogado. Es secretario del adjunto de Falange en la embajada de Berlín y su destino pasa por ocuparse de los asuntos de la familia, porque sus dos hermanos son militares y solo les interesa ascender en el escalafón. Sus casas y tierras en Guadalajara y Segovia están bastante desatendidas y en manos de administradores. Los dos personajes femeninos más importantes de la novela proceden de ambientes de la aristocracia –Meike– y la alta burguesía –Rachel– alemanas. Ambas fueron muy amigas desde la infancia y pasaron largas temporadas de descanso en las fincas agrícolas de los Von Appen en el litoral mediterráneo español. Luego se convirtieron en amantes y mantuvieron una larga relación hasta que Meike la rompió siguiendo los criterios de la supremacía racial aria: Rachel es judía. Meike Von Appen es hija de una rica familia bávara. Sus abuelos se enriquecieron exportando naranjas valencianas a Alemania. Ella pasó mucho tiempo con ellos, de ahí su dominio del español y que sea destinada por la Ahnenerbe como asesora de Heinrich Himmler en su viaje a España. Es lo que Herminio y sus amigos llaman «una mujer de bandera» –nombre en clave «tetona»– alta, rubia y muy guapa. No habla de su hermano Siggi, un joven con síndrome de Down que vive recluido en una residencia. Rachel Lieberman es hija de un profesor universitario depurado por los nazis. Es más atractiva que guapa: espigada, fina de rasgos, el pelo castaño, la nariz levemente aguileña, los ojos grandes rodeados de leves ojeras cárdenas, producto quizá del insomnio o del hambre. Trabaja en una fábrica de balas en Weissensee y vive en uno de los judenhäuser, una casa para judíos. Su verdadera casa familiar, una mansión con varias viviendas en el número 12 de la calle Torstrasse, fue confiscada por el gobierno y ha sido asignada a Herminio. Andrei Sminov es un romántico encerrado en el cuerpo de un luchador sentimental. Huérfano desde muy pequeño, se ha convertido en un hombre para todo de la Internacional Comunista. Está destinado a la embajada soviética en Berlín, aunque antes pasó por la Guerra Civil española. Llegó a Madrid como instructor de los nuevos carros T-26B y acabó peleando en la Sierra. Al mando de uno de esos tanques cayó en una emboscada. Atrapado en el carro, que ardía por culpa de las bombas incendiarias, un soldado republicano se jugó el cuello y lo salvó. Era Herminio. Hermanados, compartieron trincheras y formaron pareja de francotiradores, Andrei como tirador y Herminio como observador. El reencuentro de ambos en Berlín permite a Andrei incorporarse a un grupo de hombres jóvenes, en su mayoría españoles, que apuran la vida en la capital del Reich. El historiador y periodista Ramón Garriga Alemany (1908-1994) es un personaje real y con mucho peso en la novela. Inteligente y escéptico, es el corresponsal de la Agencia EFE en Berlín y uno de los pocos enviados especiales que cree que Alemania y la Unión Soviética acabarán enfrentándose y que la victoria caerá del lado soviético. Su mirada aguda sobre los acontecimientos más importantes del periodo es un hallazgo. De este grupo de amigos, habituales del Club de Prensa, forma parte Ambrosio Moraleda, el enamoradizo adjunto de la embajada, el hombre imprescindible para que todo funcione en la legación. Un tipo leal –como descubre Herminio– y mucho más crítico de lo que se le supone a un funcionario diplomático de la España franquista. El florentino Banqueri hace honor a su origen. Amante de la belleza, ante todo, no se cree nada que lleve un sello oficial. Está destinado a la embajada italiana en Berlín. Su colaboración en los amoríos entre Herminio y Rachel está a punto de costarle muy cara; por fortuna, es hermano de un caído y se libra de lo peor. «…Si me permites un consejo, no te tomes a los nazis demasiado en serio, porque son una banda de pirados, dicho sea desde el resentimiento de ser bajito y de mi pertenencia a la inferior raza mediterránea…» (Ramón Garriga a Herminio) Como ya se ha señalado, por la novela desfilan personalidades reales de la época, militares y políticos en su mayor parte. Juan Eslava Galán los introduce de una forma natural y sin forzar las situaciones. El hecho de que casi todos los amigos de Herminio y Cayetano sean diplomáticos y periodistas españoles les da acceso a actos oficiales y lugares a los que un «vulgar civil» –si nos permiten la expresión– no entraría. Sin poder hacer mucho al respecto, Herminio se convierte en una rareza antropológica en Alemania, un ario puro cuya sangre ha resistido los siglos de mezcla con razas inferiores. En ese papel de rara avis conoce a dos de los ejecutores de la política de pureza racial, Heinrich Himmler (1900-1945), el Reichsführer de las SS, y a su hombre de confianza, Reinhard Heydrich (1904-1942), por entonces director de la Oficina Central de Seguridad del Reich, Reichssicherheitshauptamt. Además, vemos en acción a Adolf Hitler (1889-1945), en un mitin en un abarrotado Sportspalast de Berlín, y a Joachin von Ribbentrop (1893-1946), el ministro de Exteriores y encargado de dar las noticias más importantes a la prensa extranjera. Puestos ya en aquel Berlín, por las páginas de El amor en el jardín de las fieras desfilan artistas de dudosa ideología, como el payaso catalán Charlie Rivel (1896-1983) o el actor favorito de Goebels, Werner Krauss (1884-1959), entre otros muchos. Por el lado británico conocemos al coronel Stewart Menzies (1890-1968), el jefe de los servicios secretos de Su Majestad, que presenta al primer ministro, Winston Churchill (1874-1965), un documento procedente de Berlín sobre la Operación Barbarroja, el ataque nazi a la URSS, en cuya obtención ha jugado un papel determinante –sin saberlo– Herminio. Por razones que no desvelaremos, Herminio y Cayetano acaban en la División Azul y, concretamente, en la Compañía de Esquiadores al mando del capitán José Manuel Ordás y del teniente José Otero de Arce (1917-1980). Esta compañía realizó una de las operaciones más destacadas del frente oriental en la II Guerra Mundial, en el lago Ilmen, que le valió treinta y dos Cruces de Hierro y la convirtió en la unidad más condecorada de todas las fuerzas extranjeras que lucharon con la Wehrmacht. Octubre de 1940. El alcalde de la localidad segoviana de Riaza recibe una carta del ministro Serrano Suñer ordenándole que destine a unos veinte obreros a las excavaciones de Castiltierra. Le pide que, en la medida de lo posible, sean rubios. Mientras tanto, Heinrich Himmler ha llegado a Madrid y tiene previsto desplazarse a Castiltierra junto a Julio Martínez Santa-Olalla, comisario general de Excavaciones, y de Meike von Appen, una antropóloga alemana que trabaja para la Ahnenerbe, la organización de las SS encargada de velar por la pureza y el futuro de la raza aria. El objetivo de la visita es encontrar rastros de la presencia germana en la zona. El día de la visita llueve torrencialmente y solo fraülein Von Appen se desplaza a Castiltierra en compañía de Cayetano Yanguas-Figueroa, un aristócrata que está destinado a la embajada de Berlín como secretario del adjunto de Falange. En su visita, la antropóloga alemana se fija en un joven obrero español cuyos rasgos físicos se corresponden con el de un ario de pura cepa. Le toma unas medidas preliminares y solicita que sea reclutado para un servicio especial en Alemania; Cayetano lo acompañará a Berlín y será su guía durante las primeras semanas. El ario español se llama Herminio Cáiser y es oriundo de La Carolina (Jaén), una zona repoblada por católicos alemanes y suizos en el siglo XVIII. Es un hombre culto que luchó con el ejército de la República y cuyos padres han sido represaliados; su madre fue apartada de la docencia y su padre está encarcelado por haber sido alcalde. Para garantizarse su fidelidad, los mandos de Falange, que llevan la voz cantante en el asunto, le prometen un sueldo elevado, trabajo para su madre y el traslado de su padre a un penal mucho más benigno que la cárcel en la que ahora se encuentra muy enfermo. Herminio acepta sin demasiadas preguntas. Cayetano y Herminio, pese a sus diferencias sociales e ideológicas, simpatizan de inmediato; el fútbol, el Atlético de Aviación en concreto, les ayuda a romper el hielo. El joven aristócrata destina los primeros días de convivencia a preparar a su nuevo amigo para lo que le aguarda: le da nociones de etiqueta, le ayuda a escoger un buen vestuario y lo pone al día en temas sociales y culturales relacionados con su nueva ciudad, Berlín, y sus anfitriones. En la capital del Reich, Herminio es destinado a un programa piloto para germanizar a «personas singulares» que, por distintas circunstancias, no pertenecen al pueblo alemán, pero se hacen merecedoras del privilegio de obtener su ciudadanía. La Ahnenerbe certifica su pureza aria y le asigna una vivienda, un gran apartamento en una casa señorial estilo art déco que se encuentra extrañamente desocupada. Tras una primera prueba sexual con dos mujeres muy guapas en un campamento Glaube und Schönheitk –Fe y Belleza– de las juventudes femeninas nazis, Herminio es destinado al Lebensborn Dora, una casa-cuna en la que viven mujeres racialmente puras cuya única misión es engendrar y criar niños con los que el Reich repueble las tierras que está conquistando; de facto, se convierte en una especie de semental. La vida del joven en Berlín es un no parar. En compañía de Cayetano, Garriga, Moraleda, Banqueri y Andrei exprime la noche y asiste a cuantos eventos conocen, desde mítines nacionalsocialistas a recepciones en las principales embajadas. Para que mejore su alemán, la Ahnenerbe le asigna un profesor muy especial, el SSHauptsturmführer Erwin Weigel, un oficial que luchó en España durante la Guerra Civil y, en la actualidad, está destinado al cuartel general de la Gestapo. Consciente de que Herminio tiene acceso a uno de los edificios mejor vigilados y más secretos de Berlín, un alto funcionario de Falange, un tal Ramírez, le pide que tome nota de documentos secretos que puedan ayudar al Generalísimo a conocer la situación real de la guerra, puesto que está recibiendo presiones para sumarse al Eje. Un día, mientras enciende la chimenea con una hoja arrugada de la papelera de Weigel, Herminio se da cuenta de que lleva el sello «Streng Geheim», alto secreto. Se la guarda y entrega a su enlace. Unos días después, en Londres, el jefe de los servicios secretos británicos se dirige con urgencia a visitar a Churchill. Lleva la dichosa hoja en la mano, es la confirmación de que Hitler va a atacar a la Unión Soviética. Y con fecha. El primer ministro le apremia para que su «informador español en Berlín» obtenga más material secreto. La vida de Herminio se complica más cuando se encuentra en su casa a una joven judía, Rachel. Aquel era su hogar antes de que se lo expropiaran. Y no solo esto: su padre, un profesor expulsado de la universidad, lleva días escondido en un altillo. Hace unos días se ha sabido que el Ministerio de Cultura, a través del Museo Arqueológico Nacional, prepara una solicitud a Alemania para la devolución de restos arqueológicos encontrados en la necrópolis visigoda de Castiltierra –la más importante de esa época en España– que se encuentran en aquel país. Al parecer, el material fue enviado por valija diplomática para su estudio y restauración. Dio la orden el comisario general de Excavaciones, Julio Martínez Santa-Olalla –en la foto, con Himmler– conocido germanófilo y amigo personal del director de la Ahnenerbe, Wolfram Sievers. La mayoría de estas piezas se encuentran en el Museo Nacional Germano de Núremberg y, unas pocas, en Viena. El arqueólogo español y sus colegas alemanes buscaban elementos que vincularan a España con la tradición germánica. Un objetivo político en unos momentos en los que no estaba claro aún si nuestro país participaría en la guerra. La buena disposición de Santa-Olalla, sin embargo, tropezó con la realidad, los alemanes tenían más frentes abiertos de los que podían atender y se olvidaron de las excavaciones. La Ahneberbe o SS-Ahneberbe era la forma común para referirse a la Sociedad para la Investigación y Enseñanza sobre la Herencia Ancestral Alemana, una entidad integrada, desde 1940, en la estructura de las SS. Su objetivo era encontrar pruebas etnológicas, antropológicas y arqueológicas que apoyaran las teorías raciales de Hitler. En esa búsqueda de la herencia ancestral aria, la organización pagó expediciones a España –quedó pendiente un viaje a las Canarias–, Sudamérica y el Himalaya. El arco temporal de la novela va desde el 20 de octubre de 1940, cuando Henrinch Himmler llega a Madrid, hasta el 21 de enero de 1942, cuando finaliza la heroica acción de la Compañía de Esquiadores de la División Azul en el lago Ilmen, en Rusia. Los personajes escogidos por Juan Eslava Galán retratan perfectamente la situación política en España tras la guerra. Por un lado, los vencidos condenados a malvivir siempre bajo sospecha. Por otro, los vencedores a los que, como cuenta Cayetano, se suman falangistas sobrevenidos y oportunistas; los alemanes los llaman «violetas de marzo», los nuevos nazis que se afiliaron al partido tras su victoria en 1933. El Berlín al que llega Herminio en 1940 parece muy alejado de la guerra. En la capital del Reich, llena de hombres uniformados, se vive al límite y se exprime la noche, aunque cuidando de no molestar o interferir en los planes de los gobernantes. En palabras de herr Lieberman, el padre de Rachel, «aquí todo funciona como un reloj y los nazis son los relojeros». Herminio y sus amigos acuden a fiestas y asisten a los espectáculos cada vez más blancos del Kabarett der Komiker, o a disfrutar de las comedias musicales que llenan la cartelera, como La viuda alegre. Con habilidad descriptiva, el autor hace cada vez más presente la guerra usando como recurso las alarmas por los bombardeos. Al principio, en 1940, suenan lejos, en las afueras de la ciudad, en algún complejo industrial o nudo de comunicaciones. Pero conforme avanza la novela y pasa el tiempo, esas bombas van cayendo cada vez más cerca del centro, hasta que, en 1942, estallan en cualquier lugar. La muerte es democrática y viene del cielo. La sensación de que todo va a peor se deja notar, también, en la presencia de los heridos. Primero los ocultan, pero luego es imposible esconder la llegada de miles de mutilados. La guerra no es la fábula patriótica que vende Goebbels en sus películas. En cuanto a los hechos históricos que marcan el paso del tiempo, asistimos a ellos gracias a los periodistas y diplomáticos que forman parte de la galería de personajes. Un elemento presente en buena parte de la novela es la pregunta sobre si Franco entrará o no en la guerra. En los primeros capítulos, octubre de 1940, cuando Hitler y el Generalísimo se entrevistan en Hendaya, la respuesta parece que va a ser un sí. Sin embargo, con el paso de los meses, la sensación es que Franco se mantendrá al margen; la desastrosa aventura de Mussolini en Grecia y en los Balcanes, en 1940 y 1941, parecen disuadir al dictador español. Ya en Berlín, asistimos a los mítines de Hitler –como el del Sportspalast, en la foto– y los protagonistas tienen opiniones encontradas sobre la visita del Ministro de Exteriores soviético, Molotov, en noviembre de 1940. Los pesimistas dan por hecho que Alemania atacará a la URSS. La única incógnita es cuándo. Juan Eslava Galán nos muestra también la vida cotidiana en la ciudad: las cartillas de racionamiento, el orden germánico en las colas, la frialdad aparente de las despedidas a los soldados en las estaciones de tren, el sexo como una forma de pago de favores o de válvula de escape emocional, la disciplina obsesiva… y el miedo. Miedo. El miedo a la muerte bajo las bombas o a perder a un ser querido en el frente se da la mano con el miedo más indefinido a no actuar de una forma correcta a ojos de los nazis. Y es que nadie puede sentirse del todo a salvo: hay vigilantes en los edificios y «cazadores de judíos» en las calles. Una de ellos, Stela Derenburg, también conocida como el Veneno Rubio, es uno de los grandes hallazgos narrativos de la novela. Su papel es pequeño pero esencial para su desenlace. Juan Eslava Galán nació en Arjona (Jaén) en 1948. Se licenció en Filología Inglesa por la Universidad de Granada y se doctoró en Letras con una tesis sobre historia medieval. Amplió estudios en el Reino Unido, donde residió en Bristol y Lichfield, y fue alumno y profesor asistente de la Universidad de Ashton (Birmingham). A su regreso a España ganó las oposiciones a Cátedra de Inglés de Educación Secundaria y fue profesor de bachillerato durante treinta años, una labor que simultaneó con la escritura de novelas y ensayos de tema histórico. Ha recibido la Medalla de Plata de Andalucía y es Consejero del Instituto de Estudios Giennenses. Es autor de una docena de novelas, entre las que destacan En busca del unicornio (Premio Planeta, 1987 y Premio Chianti Rufino Enrico Fattore de Italia, 1988), El comedido hidalgo (Premio Ateneo de Sevilla, 1994), Señorita (Premio Fernando Lara y Premio de la Crítica Andaluza, 1998); La mula (2003), Rey lobo (2009) y Últimas pasiones del caballero Almafiera (2011). En 2015 obtuvo el Premio Primavera de Novela con Misterioso asesinato en casa de Cervantes, publicado por Espasa. Entre sus ensayos sobresalen Historia de España contada para escépticos (2010), Una historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie (2005), Los años del miedo (2008), El catolicismo explicado a las ovejas (2009), De la alpargata al seiscientos (2010), Homo erectus (2011), La década que nos dejó sin aliento (2011), Historia del mundo contada para escépticos (2012), La primera guerra mundial contada para escépticos (2014) y La segunda guerra mundial contada para escépticos (2015). © Violant Muñoz © Mediâtica, agencia comunicación cultural
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“DINASTIA, auge y caída de la Casa de César” de Tom Holland, publicada por Ático de los libros2/15/2017 “DINASTIA, auge y caída de la Casa de César”
de Tom Holland, publicada por Ático de los libros Esta es la esperadísima continuación de Rubicón, que narró el ascenso y muerte de César. Tras el asesinato de Julio César en el año 44 a. C., Octavio —sobrino nieto e hijo adoptivo de César—, Marco Antonio y Lépido formaron lo que se ha conocido como el segundo triunvirato de Roma, una dictadura militar que desembocó en una Guerra Civil entre los dos primeros. Tres años después de su victoria, en el año 27 a. C., Octavio, conocido a partir de ese momento como César Augusto, se convierte en el primer emperador de Roma. Se inicia de este modo el Imperio romano, cuya primera etapa fue conocida como Principado y que durante sus primeros 96 años (27 a. C.-68 d. C.) estuvo gobernado por la dinastía Julio- Claudia, a la que pertenecen los cinco emperadores a los que el paso del tiempo ha concedido mayor notoriedad: esta es la historia de esos cinco primeros emperadores, cuyos nombres siguen siendo célebres incluso hoy: Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón. Nadie sabe hacer que la historia cobre vida como Tom Holland. Del esplendor de la pax augusta inicial al tiránico gobierno de Nerón, pasando por los oscuros años del gran general Tiberio, la crueldad de la etapa de Calígula, el periodo de expansión vivido bajo el Principado de Claudio y las maniobras efectuadas desde la sombra por Agripina— hermana de Calígula y madre de Nerón—, Tom Holland repasa en Dinastía los principales acontecimientos del periodo de la historia de Roma que más interés ha suscitado a lo largo de los siglos. Intrigas, asesinatos, ambición, traición, codicia, gula, lujuria, relaciones incestuosas, espectáculos y decadencia se dan cita en esta historia de la mayor dinastía que el mundo ha conocido hasta el momento. Dinastía es la esperada continuación de Rubicón, el alabado best-seller, obra que vendió más de 50.000 ejemplares y de las que se lanzaron diez ediciones. Abarca la historia de los cinco primeros emperadores de Roma, que narra el auge y caída de Julio César, por el que Tom Holland fue nominado al premio Samuel Johnson y recibió el premio de Historia Hessell-Tiltman en 2004. Holland es un amplio conocedor del mundo clásico y se ha encargado de adaptar a grandes clásicos como Homero, Herodoto, Tucídides o Virgilio para la BBC. Además de Dinastía y Rubicón, es autor de Fuego persa y Milenio, todas las cuales publicará Ático de los Libros en los próximos meses. Al principio, Roma fue gobernada por reyes; después, se convirtió en una república, pero, tras conquistar el mundo, la República se derrumbó. Roma se ahogó en su propia sangre. La crueldad de las guerras civiles hizo que el pueblo romano diera la bienvenida al gobierno de un autócrata que podía devolverle la paz: Augusto, «al que la divinidad favorece». El atractivo de la dinastía fundada por Augusto nunca se ha desvanecido. No hay otra familia que, por la inquietante fascinación que suscita y por su galería de personajes, se pueda comparar con esta. Tiberio, el gran general conocido por sus perversiones y que terminó amargamente recluido; Calígula, el maestro de la crueldad y la humillación; Agripina, la madre de Nerón, encargada de mover los hilos para llevar al poder a un hijo que acabaría matándola, y Nerón, que compitió en los juegos Olímpicos, se casó con un eunuco y mandó construir un palacio sobre las cenizas de Roma. En la secuela de Rubicón, Tom Holland nos ofrece un deslumbrante retrato de la primera dinastía imperial de Roma. Dinastía traza la historia completa de su dominio del mundo: desde la brillantez de su atractivo hasta las sombras llenas de sangre de sus crímenes; desde la gran capital construida en mármol por Augusto hasta los húmedos bosques de la bárbara Germania. Una historia apasionante con un elenco espectacular: asesinos, adúlteros, abuelas intrigantes o combativos gladiadores. Tom Holland nació en Wiltshire, Inglaterra, en 1968. Titulado en inglés y latín por el Queen’s College de Cambridge y Doctor en Historia Antigua por la Universidad de Oxford. Es autor de Rubicón, con el que ganó el Hessell-Tiltman Prize de historia y fue nominado al premio Samuel Johnson. Fuego persa, su historia sobre las guerras entre griegos y persas, ganó el Anglo-Hellenic League’s Runciman Award en 2006. Su tercer trabajo histórico, Milenio, se publicó en 2008. En A la sombra de las espadas (2012), relata el colapso del poder romano y persa en Oriente Próximo y la emergencia del Islam. Ha adaptado a Homero, Herodoto, Tucídides y Virgilio para la BBC. Su traducción de Herodoto fue publicada en 2013 por Penguin Classics. En 2007 ganó el premio de la Classical Association, que le otorgaron por «ser la persona que más ha hecho por promover el estudio de la lengua, la literatura y la civilización grecorromanas». Holland, además, es presentador de Making History en BBC. © Violant Muñoz © Mediâtica, agencia de comunicación Reseña de “Un esquimal en Nueva York” de Jose Ramón Alonso Peña, publicado por Guadalmazán.2/1/2017 Reseña de “Un esquimal en Nueva York” de Jose Ramón Alonso Peña, publicado por Guadalmazán.
Ciencia actual, sugerente, contada con sentido del humor y amenidad. Un disfrute de lectura, un placer para los sentidos. Copito de Nieve, Franz Kafka, Nicolae Ceausescu y Elizabeth Taylor; la anorexia, el sexo, la inteligencia, el amor y el asesinato, todos desfilan por las páginas de este nuevo libro del gran escritor de la divulgación científica española. Comprobaremos muy pronto, a finales de octubre, el impacto que tiene el cambio de hora sobre nuestra salud, ya que, según su autor, “este desajuste inducido por nuestros relojes biológicos genera un aumento del estrés, lo que puede afectar a nuestro corazón y a nuestro sistema inmunitario”. El estudio de la mente es también el estudio de quiénes somos. Todas las creaciones sublimes del ser humano —la literatura, la pintura, la escultura o la música—, y también todos nuestros sentimientos, pensamientos y decisiones, tienen lugar en el cerebro. Y desde él, desde esas neuronas que disparan chispazos químicos en medio de la ventisca, llegamos a nuestra vida cotidiana, a nuestras leyendas, a nuestros miedos ancestrales. En un ámbito como el de la Neurociencia, en el que los descubrimientos se suceden a un ritmo vertiginoso, es imperativo mirar hacia atrás para ver cuánto hemos avanzado, todo lo que hemos recorrido, y deducir así cuánto nos falta aún por descubrir, por saber. Es una historia característica de nuestra especie, llena de fracasos y de pasión, de risas y de miedo, de sueños y de dolor, de valientes y malvados, de lo mejor y de lo peor de los hombres; porque son en definitiva historias humanas, estas historias de la Neurociencia. Tras el éxito cosechado por sus anteriores obras: La nariz de Charles Darwin, El escritor que no sabía leer, ambos Premio Prisma a la Divulgación Científica y El hombre que hablaba con los delfines, la editorial Guadalmazán presenta el cuarto volumen de Historias de la Neurociencia, que bajo el título Un esquimal en nueva York, su autor, José Ramón Alonso, nos obsequia con nuevos personajes y nuevas investigaciones. Manteniendo ese equilibrio entre ciencia y humanidades, escrito con atractivo ingenio y sentido del humor, en este libro nos encontraremos con capítulos tan apasionantes como el las células de Von Economo que se activan cuando una madre oye llorar a su hijo, pero que no se inmutan si al que escuchan sollozar es a un bebe ajeno; o el que afirma que las personas que sonríen a menudo viven una media de un 14% más que los que no lo hacen. Conoceremos, igualmente, lo que se denomina el quinto sabor, el umami, clave en la gastronomía y muy útil para los padres que deseen que su hijo coma. La amplia aceptación de la pizza por parte de los infantes se debe en gran parte a este sabor, es un alimento rico en umami. Que los que no ligan son más propensos a darse a la bebida ¾al menos si son moscas¾ debido al efecto que provoca una pequeña cadena de aminoácidos conocida como neuropéptido, y que algo tan inocuo como es un Pokemon puede causar un ataque de epilepsia en los niños, como así sucedió en Japón, donde 685 niños fueron llevados al hospital tras ser víctimas de estos dibujos animados, son, entre otros, temas tratados en este libro, cuyo rigor científico viene avalado por un catedrático de Biología Celular como es José Ramón Alonso. José Ramón Alonso Peña (Valladolid, 1962). Doctor por la Universidad de Salamanca. Catedrático de Biología Celular y Director del Laboratorio de Plasticidad neuronal y Neurorreparación del Instituto de Neurociencias de Castilla y León. Ha sido Rector de la Universidad de Salamanca e investigador y profesor visitante en universidades de Alemania y Estados Unidos y en el Salk Institute. Conferenciante invitado en universidades de España, Alemania, Suecia, Chile, Dinamarca, Argentina, Colombia, Perú, Turquía y Estados Unidos, ha publicado quince libros y numerosos artículos científicos en las principales revistas internacionales de su especialidad. Escribe frecuentemente sobre divulgación científica y el mundo universitario en prensa española (El País, ABC, El Mundo, Expansión…). Ha ganado el «Concurso Internacional Teresa Pinillos de Divulgación Científica» de la Universidad de La Rioja y el «Premio Fray Luis de León» de ensayo, así como varios concursos de relatos y cuentos. ©Violant Muñoz Genovés © Mediâtica, agencia cultural |
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