Por Violant Munoz i Genovés Una poderosa dinastía femenina. Una marca emblema de la elegancia. Una mujer con una fuerza Inquebrantable Y una creatividad desbordante. El aplauso de las hadas es la novela de la Diseñadora Marta Rota, Fundadora de la firma de alta costura Tot-Hom Y la única diseñadora española de alta costura en el panorama actual. Elegante, desgarradora e intimista: una historia familiar que recoge una complicada infancia, marcada por la pérdida del padre y el emprendimiento de su madre, la reconocida modista Margarita Jovani. La historia se desarrolla en Barcelona, la ciudad natal de Marta, y retrata a la perfección la sociedad catalana desde los años 50 hasta la actualidad, pasando por todos sus cambios sociales, políticos y económicos. La novela dibuja la historia de su vida y su trayectoria en el mundo de la moda. “El aplauso de las hadas” es un canto a la belleza y a la luz, elementos que han emocionado y vertebrado la vida y los diseños de la autora, incluso en sus momentos más difíciles. ¿Cómo puedo recordarlo aún tan vívidamente? ¿Cómo las experiencias de infancia pueden marcarnos de una manera atroz para toda la vida? O quizá lo que nos marque sea el contraste, esa amarga sensación del paraíso perdido. El lector conocerá de primera mano numerosos detalles acerca de Tot-Hom: cómo surgió el nombre de la firma, la apertura de su primera tienda, la celebración del primer desfile coincidiendo con el décimo sexto cumpleaños de Marta, su despunte en la sociedad catalana en el comienzo de la década de los 70, su aterrizaje en Madrid y cómo cada vez ha ido cogiendo más y más prestigio a nivel nacional. La novela narra pasajes increíblemente conmovedores como la desbordante creatividad de Marta a la hora de mirar a una mujer y crear pura belleza con sus diseños. Sus primeros encargos para Isabel Preysler o el proceso de creación del vestido que lució la presentadora Cristina Pedroche en las campanadas el pasado año 2019. Tot-Hom, una marca para todo el mundo, pero centrada en cada persona individualizada, personalizada, exclusiva era yo sola o aquel concepto sonaba fantástico, atractivo y transgresor. Marta Rota es la narradora y la protagonista de esta novela. Desde el prólogo, el lector se verá arropado por las delicadas palabras de la autora con las que recorre su infancia, su adolescencia y su madurez. Se presenta una poderosa dinastía femenina que con tesón, trabajo duro e ilusión han revolucionado la industria de la moda española. Delante de cada espejo había una Marta de 4 años arreglándose los lacitos del pelo mientras esperaba a su padre. Encogida en la cama de mi infancia había una marca de 8 años que esperaba que su madre no se olvidase de darle un su beso de buenas noches. Escondida tras los burritos de los portatrajes, una Marta de 12 soñaba con tener el privilegio en un futuro de vestir a todas aquellas mujeres hermosas y elegantes. Margarita Jovani, madre de Marta, es su puerta de entrada al mundo de la moda desde su taller en la calle Balmes, una joven Marta nos muestra a través de sus ojos el difícil comienzo de su madre como modista, las infinitas horas que pasó en aquel taller, en un momento en el que las madres ejercían. Casi exclusivamente de perfectas señoras de casa. Jamás supe de dónde sacó mi madre aquel don para ponerle magia a cualquier diseño que caía en sus manos para saber cómo vestir a las personas sin necesidad de tomar las medidas para adivinar lo que alguien deseaba cuando ni siquiera ese alguien lo sabía. De manera indiscutible, Tot-Hom es el personaje la esencia presente en cada una de las páginas de la novela, haciendo latente la relación tan especial y única de Marta con la firma. El aplauso de la sala recorre sus inicios, su despegue en Barcelona, los primeros desfiles, la evolución de sus colecciones, su aterrizaje en Madrid. Tot-hom transmitía la fidelidad que había heredado de Margarita Jovani su buen hacer y su estilo sin haberlo pensado siquiera. La marca aglutinaba las mejores cualidades del diseño clásico y los colores lisérgicos y los rompedores esquemas aquellos años. El comienzo de la novela nos sitúa en la Barcelona de primera mitad del siglo XX con los bisabuelos de la autora, pasando a la Barcelona de los años 50 de la mano de Margarita Jovani, y los primeros diseños de alta costura que se hicieron en nuestro país en aquellos años. La alta costura era un concepto que nadie ofrecía en la ciudad, salvo Margarita, Barcelona fue de la misma manera, la cuna de Tot-Hom. Donde abrió su primera tienda, se celebró su primer desfile y siempre han estado algunas de sus clientas más importantes. Pronto toda Barcelona comenzó a desfilar por nuestra escalera como si aquel sencillo portal de la calle Balmes se hubiera convertido en la antesala del Liceo. Marta viaja a París por primera vez en la década de 1960 al acompañar a su madre en su viaje anual a la capital de la haute couture, algo que se convierte en tradición. Ambas viajan para inspirarse, cargarse de energía y completar sus colecciones con diseños exclusivos para las clientas españolas. Lloré porque si había tenido dudas sobre mi vocación, acababan de disiparse de inmediato y lloré porque supe que ni yo ni nada nunca podría volver a ser como había sido antes de París. La firma aterriza en Madrid en el 2001, lo que supuso un nuevo comienzo o nuevos códigos, un nuevo público y numerosos medios de comunicación que desconocía la firma. No obstante, en el 2010 ya se encontraba en la cresta de la ola. El pasado 2019 vistió a Cristina Pedroche para las campanadas de fin de año. Madrid se me abría Madrid confiaba en mi talento. Madrid valoraba la exclusividad y me obligaba a crear para realidades que nunca había contemplado. Actores, presentadoras, celebrities, gente que podía dimensionar mi marca hasta extremos insospechados. Marta Rota se crió entre los tejidos de la tienda que regentaba su madre en la Barcelona de la década de 1950 y los grandes desfiles de Milán y París. El Mundo de la alta costura le fascinó de tal modo que siendo aún una niña, creó su marca Tot-Hom. Más de medio siglo después, continúa al frente de una firma que ha elaborado más de 40000 vestidos exclusivos y ha rediseñado en los sueños, actrices, cantantes y celebrities sin perder ni el encanto de la elaboración artesanal. Y, por supuesto, la emoción. Mis propias manos eran capaces de producir magia. De llevar a la tela una idea, de mirar a una mujer y ver claramente los colores y formas que podían resaltarla. Eso es lo que yo quería hacer, crear belleza. En el principio fue el vértigo. Marta lo recordaba perfectamente, aunque todos le decían que den posible porque era muy pequeña. Ella se veía a sí misma, alta gigante, sobresaliendo por encima de las cabezas de los adultos, segura casi vencedora a los hombros de su padre. Aún no tenía edad de leer cuentos de princesas, pero con el tiempo sabría que así fue como se sintió, como la reina que enfrentará una batalla desde la calidez y la seguridad de su montura.
Hoy el cielo se cubrió levemente y comenzó a nevar muy muy despacio. Ella fue la primera que lo notó desde su nueva altura. Palmeó encantada sacó la lengua para saborear un copo perdido que se había aprendido en su bufanda y afirmó convencida, nieva. Una sola palabra, pero todos miraron entonces hacia arriba y ella sintió que aquella altura que aquella posición que aquella seguridad le otorga un poder enorme. Como el de aquellos cuentos que aún no había empezado a leer. Luego fue la felicidad. También con el tiempo sabría que otros lo llaman adrenalina. Y entonces ni siquiera habría sabido deletrear ninguna de las dos palabras, pero conocía perfectamente su significado. Felicidad era aquello bajar a velocidad de vértigo, las pendientes blancas y heladas a hombros de su padre era escuchar el roce de los esquíes rasgando el hielo. Era sentir la nieve arrancada en cada giro, volar por encima de su rostro. Mamá había protestado diciendo que era peligroso, que podía dejarla caer, pero papá había conjurado aquellas quejas con una risa y un beso y había emprendido aquel descenso con su niña a hombros y ella se sintió querida, adorada, tan especial que decidió atesorar aquel recuerdo en un rincón de su mente para poder volver a él siempre en los momentos de desánimo pegada al cuerpo de su padre, notaba cada uno de los movimientos como si formara parte de él. Como si los dos estuvieran conquistando aquel paisaje hostil, helado y bellísimo. Cuando el descenso acabó, su padre tenía chispas de diversión en los ojos, como cuando en casa contaba el éxito de una venta o como cuando miraba los ojos de mamá. Tenía también copos de nieve perfectos de las pestañas y los labios tan cortados del frío y del viento que ella pensó que debían de dolerle mucho, pero quizá no fuese tanto porque ello no le impedirá sonreír. ¡Lo hemos conseguido! ¿Lo ves mi niña? Aunque todos nos decían que era una locura, nosotros lo hemos conseguido. Juntos. Y ella sintió una comunión especial, parte de un comando secreto y poderoso. Luego vendrá lo demás, las cosas a las que nadie debería enfrentarse. Mucho menos de niña. la muerte. La soledad. Las deudas. La precariedad Las decisiones complejas. Hubo que despedirse de cosas, pero sobre todo de él y casi de mamá, porque la mamá que habían compartido, también parecía haber desaparecido para siempre. © Violant Muñoz i Genovés © Mediâtica, agencia cultural
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