Por Miguel Ángel Avilés
Una vez fui a mi tierra natal, por motivos de trabajo y antes de visitar la casa de las mujeres de la familia que deseaba ver, compré una flor para cada una de ellas y se las di junto con un fuerte apapacho. Les dio gusto verme o al menos eso dijeron, pero sentí que lo del regalito como que las sacó de onda, pues además de no estar acostumbradas a recibirlas, aquel gesto, un tanto cursi, un tanto romántico o conmovedor, solo podía suceder por alguna razón muy especial. Cualquiera que acude o regresa a una ciudad, suele llevar consigo una dotación de suvenires, y los repartes entre los más allegados, loco de contento, con su cargamento, lleno de felicidad, de felicidad. Camiseta con el nombre del lugar y un dibujito representativo, un llavero, una cadenita, queso regional, dulces típicos - cajeta, alfajor, borrachitos-, aguardiente tradicional de dónde vas, repostería , una taza que compraste en el aeropuerto, dos méndigos chimangos, un cenicero, y lo que le hayan encargado los que nunca falta o que decidiste por cuenta propia con tal de evitar cualquier reclamo. Pero no una flor. Igualitas todas, porque las había comprado sin poner mucho cuidado, al pasear por el malecón, luego de salir de la capitanía de puerto a donde había ido a sacar las chambas que motivó el viaje y antes de iniciar el recorrido con la family, me acerqué a una muchacha y me vendió esas. Con mi maleta al hombro y dos tres quejumbros de nostalgia, agarré para mi origen, no sé si en taxi, camión, o a patín, llevando, separadas, cada una de las flores, como cartas de presentación. Yo hice lo que mi corazón, más una península de querencia me dictó. Iba de casa en casa, tocaba, salían a recibirme, pucheros y emociones y enseguida yo desenfundaba el regalito. Les resulta imposible ocultar su extrañeza pero la maliciaban improvisando un " gracias, que belleza”, " Que lindooo, hermoso detalle” , "¿es para mí???, gracias, son mis flores preferidas." y así. Enseguida buscaban un recipiente, lo medio llenaban de agua y ahí metían la flor. En un ratito más, ya disfrutaba de un café de grano y de la emoción de una plática que soltaba toda la sopa respecto a lo que había pasado durante todos los años o meses que yo había estado ausente. La flor, quietecita, me agradecía con un guiño y revivía su color, tal como si recién cortada. La confesión de las destinatarias, vino mucho después, cuando les recordé ese viaje y la flor que quise regalarles, personalizadamente. Si bien no fueron malagradecidas ni cosas por el estilo, más bien lo evocaban como un bonito detalle, de forma muy sutil no negaron haberles parecido raro y llegaron a suponer lo peor. Que yo empezaba a enloquecer, que me estaba despidiendo de este mundo, que les quería ocultar el dolor de una mala noticia , que había cambiado de sexo y esa era la primer señal , que mis excentricidades ya no tenían límite, que había bebido de mas en el avión o que, de plano, les queria pedir prestado y solo las estaba seduciendo. - ¿ En serio , eso pensaron? Pregunté. _En serio . _ ¿ Por ? _ ¿ Porque nos cayó de sorpresa y porque además tú no acostumbrabas esas cosas. _ Pero quise hacerlo, me nació. Fue como una muestra de mi amor _ Pero si todas sabemos que si nos quieres, que si nos amas..y nosotras a ti y mucho _ Lo sé ...pero es que a veces solo decir amor , no es suficiente. _ Ah , canijo . Ahorita si te la volaste _ Estoy bromeando ..pero algo hay de eso _ "Regala amor , no lo compres .." _ ¿ Te acuerdas? Así decía el comercial _ Sí...pero nadie le hacía caso. _ como yo..esas flores las compré , no me las regalaron. _ pues te estafaron ..estaban muy feas...yo pensé que te las habías robado de un panteón _ Chale _ ¡ Es broma!.. fue un gestazo de tu parte _ "HAY UNA SOLA FELICIDAD EN LA VIDA: AMAR Y SER AMADO." ... _ ¡Ah jijo ! ¿también poeta? _ Nooo, es de una doñita francesa...GEORGE SAND ...doña Georgina , pa' sus vecinos _ Oh. _ Era 14 de febrero ¿ si te acuerdas ? ..y de esa forma tan simple, yo les quise dar amor... por más que se critique este mentado día, creo yo, como pensaba Don Germán, un amigo mío, que no hay que desperdiciar ningún momento pa' decirnos cuantos nos queremos _ Gracias de verdad... _ ¿Entonces si te gustó esa flor ? ... la neta, la neta. _ Si, mucho ...pero a la otra , mejor me traes coyotas...
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Miguel Ángel AvilésMiguel Ángel Avilés Castro (La Paz B.C.S. 1966.). Es abogado por la Universidad de Sonora. Practica el periodismo y la literatura desde 1990. Archives
September 2024
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