Por Miguel Ángel Avilés
Dice mi compadre que una noche estaban en el pueblo de Terrenate platicando después de la cena, de seguro en rueda como se acostumbra, y de pronto su tío Rafai, muy dado y proclive a las echadas , soltó como si nada, que desde aquel cerro a donde apuntaba con su mano, había bajado dieciocho mil perros salvajes. Absortos los presentes por lo que acababan de escuchar, aun sabedores de esa manía del narrador, alguien se asumió como la voz de todos y lo interpeló: _ Tío, no la amuela ¿cómo que dieciocho mil perros salvajes? Eso ni mi tía se lo cree. _ Mmm, bueno, dieciocho mil no eran ...pero doce mil sí, dijo," rectificando"" , sin dar su brazo a torcer. Es con esa soltura, esa desfachatez como mienten algunos porque, al fin y al cabo, es una enfermedad- progresiva e inmortal- al menos que, consciente y premeditadamente, el embustero tiene claro que nos está cuenteando y disfruta eso, porque sabe que, frente a sí, hay unos en rueda asando elotes, o en un auditorio o en una plaza o en un auditorio que, sin albur, se la tragarán toda. Esto último, no les miento , resulta mortificante pues quiere decir que pululan alrededor del mundo unos que echan mentiras nomas para disfrutar el rato como Don Rafaí ,el tío de mi compadre y otros que con una nunca atendida perturbación,engatusan a su pareja, a una familia, al barrio, a una comunidad o al pueblo entero , de manera dolosa , viéndoles la cara y luego se aprovechan, sacando raja, alcanzando así un lucro personal o de grupo. Puede que estos padezcan de mitomanía, el trastorno psicológico de la conducta que lleva a una persona a mentir compulsivamente. Según mi diccionario Yasmin- Español sobre el cual ya les hablé, una persona mitómana engaña e inventa anécdotas fantásticas de manera repetitiva con la finalidad de obtener un beneficio de manera inconsciente que suele ser atención, admiración, o evitar un castigo. El psiquiatra alemán Kurt Schneider, quien, por cierto, murió un año después de que yo naciera, no se anduvo con medias tintas y, categóricamente, afirmó que "los mitómanos resultan una peligrosa mezcla de narcisismo e histrionismo. Como narcisistas, son personas que necesitan sentirse grandiosas. Como histriónicos no saben vivir sin ser el centro de las miradas". ¡Pácatelas! Ya se me vinieron a la mente como siete nombres. Creo que, para esa gente, ya es hora de hacer algo. Sí, porque quedarnos sin hacer nada trae sus consecuencias. Sí, porque, recurriendo al diccionario ya citado, "hay dos formas básicas de mentir: la primera es ocultar, y consiste en retener cierta información sin decir nada que no sea verdad. La segunda es falsear, y se basa en presentar la información falsa como si fuera cierta". De plano, algo tenemos que hacer ya. ¿y qué podemos hacer? Supondré que tratamientos ya hay muchos, pero confieso de antemano y les digo que no sé si pudiera fundarse algo así como los doble AA, en donde dos mentirosos, tal como dos alcohólicos, fundan lo que, a la postre, habrá de llamarse, “Mentirosos Anónimos"(M.N). Estaríamos hablando de una comunidad internacional de ayuda mutua conformada por mentiroso en recuperación quien, así como surgió AA en Akron tras una reunión entre don Bill W. y el Doctor Bob, de igual forma, pudieran surgir dos valientes que, admitiéndose como irremediables mentirosos o compulsivos farsantes, se pusieran manos a la obra y lograran, en el menos tiempo posible, cierta abstinencia hasta conseguirla, poco a poco, al cien por ciento. Ya sobrios en eso de la cábula, ambos se pondrían a trabajar inmediatamente con los mentirosos que aquí y allá encontraran a su paso o, valga la paradoja, los llevaran engañados hasta el cuartel general de los apóstoles del no mentir. No tienen idea a cuántas almas ayudarían, no dimensionan lo mucho que harían por esos hombres y mujeres que han llevado a la mentira como forma de vida. Es preciso aclarar que no estoy hablando de cualquier mentiroso que puede decir no cuando es sí o al revés, por el bien del otro, o inventarse algo para no preocupar o no lastimar a un ser querido. No. Me parece que es necesario diferenciar muy bien las mentiras esporádicas de la mitomanía. Porque es cierto:es que la mentira, llamémosla normal, no es ajena en nadie, recurrimos a ella desde morritos y no se diga cuando ya somos adultos. Hay estudios que revelan que el 60% de las personas mienten al menos una vez durante una conversación de diez minutos. A esto se conoce como “mentiras esporádicas”. Pero la recurrencia a mentir compulsivamente sitúa a la persona en situaciones comprometedoras y/o ridículas o lo encamina a inventar historias insostenibles, burdas, de párvulo . No obstante, aunque el mitómano sepa que lo han descubierto, puede seguir mintiendo y complicar aún más su narración. De ese tamaño. Pero volviendo al símil con el alcoholismo, el mentir se convierte en un hábito, es su forma de relacionarse, de interactuar. La persona no solo siente la necesidad de mentir en los momentos que están en su contra para evitar las consecuencias sino también en lo cotidiano, aunque no gane nada con ello. La mitomanía puede incomodarse , no estar agusto si está diciendo la verdad, mientras disfruta del confort, al mentir. Según los especialistas, "una manera para evitar que las mentiras evolutivas den paso a la mitomanía consiste en no castigar a los niños cuando dicen pequeñas mentiras que nacen de su imaginación y/o forman parte de su estadio evolutivo. En vez de reforzar un comportamiento negativo, es mejor explicarle las diferencias entre realidad y fantasía y promover valores como la honestidad y la responsabilidad". Supongo que esta teoría, efectivamente, solo es en el terreno de la niñez , porque con un mitómano adulto , no solo es imposible, sino que aparte, se puede ir encima, lleno de ira, si lo desmientes. Entre otras cosas,reaccionan así, como una estrategia para eludir las responsabilidades. Luego, si los padres dejan que el niño falte a la verdad para impedirlas consecuencias de sus acciones y le echa siempre la culpa a un amigo o a un hermano o a su perro o a su abuelita, entonces se aprenderá el caminito y el recurso de las mentiras se vuelven un sabroso hábito y en la edad adulta, todos serán culpables, menos él. Otra teoría señala que los mitómanos podrían tener una amígdala menos reactiva ante los comportamientos deshonestos. Al principio la amígdala se indigna y se encabrita pero conforme se mienta, una y otra vez, esta se acostumbra, y normaliza la mentira, dejando de activarse más. Hay más pero si les digo que me las sé todas, les mentiría. Ignoro si el INEGI tenga algún comparativo estadístico entre cuantos mentirosos hay por estado y cuántos no lo son . Si tiene registrados a los mitómanos por sexo. Si hay un rango de edad. Si los solteros son más mentirosos que los casados. En fin. Tampoco sé si en alguna parte del mundo existe el museo de la mentira o la estatua al mitómano. Menos conozco alguna especialidad médica que cure lo mentiroso, como pudiera ser un mentirólogo o si existe algún medicamento o ejercicios terapéuticos que quiten lo mentiroso . No sé muchas cosas, se los juro. Por esa razón , solo me limité a proponer la constitución de un grupo de mentirosos anónimos. Viendo todo lo que han logrado los grupos de AA , no me cabe la menor duda que este formato, tendría excelentes resultados con los mitómanos. Me esperanzo y ya casi veo a un mitómano subiendo a tribuna: _ Hola, yo soy Miguel y soy mitómano _ ¡Adelante, Miguel! _ Yo estoy aquí, gracias a mi padrino y porque ya no podía más. Toqué fondo. Empecé a mentir desde que era un niño y nunca nadie me puso un alto. En el barrio,en la escuela, con los amigos, en el trabajo ,en todas partes mentía. Un día tuve una novia que por tres años me creyó que era actor y que me llamaba David. David Zepeda, para mayor precisión. En otra ocasión bebí de gorra toda la noche, al venderles la idea a unos meseros que traía desgastadas las rodillas porque había sido futbolista profesional y me había retirado jugando para el América. Una vez me cuentié a unos amigos, mostrándoles unas fotos borrosas de cuando había sido coronado en el carnaval como rey feo . Obvio, era mentira, rey nunca fui, pero feo sí. En fin, en tanto encontramos el antídoto contra la mitomanía, cuando menos hagamos lo que nos sugiere el escritor y dramaturgo Jules Renard: "De vez en cuando di la verdad para que te crean cuando mientes» Yo, cuando menos, sí lo intentaré. Se los juro por dieciocho mil perros salvajes.
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Por Miguel Ángel Avilés
De acuerdo al diccionario Yasmin- español que tengo junto a la cabecera de mi cama, para lo que se vaya ofreciendo, la clarividencia es la supuesta capacidad de obtener información sobre un objeto, una persona, un lugar o un acontecimiento físico mediante la percepción extrasensorial. Por tanto, dice la referencia bibliográfica, cualquier persona que afirme tener esta capacidad se considera clarividente. He aquí mi preocupación y el motivo por el cual quise abordar el tema frente a ustedes, pues sí leyeron bien, es suficiente que alguien afirme tener ese don, no que lo acredite, para que ya demos por hecho que incuestionablemente lo tiene. Mire pues. O sea que si a esas vamos, nomás es cuestión de que alguien se jacte de tal o cual profesión u oficio para que ya le demos el vobo y enseguida esté listo para instalar su consultorio, en donde habrá de recetar, asesorar, instruir, hacer planos, brindar terapias, aplicar inyecciones, diseñar la construcción de edificios, y listo. En nosotros, únicamente, queda confiar en todos ellos. Porque según la definición, de que le saben al negocio de andar adivinando, le saben. Es con esa mentalidad con la que seguramente, muchos acuden con el clarividente de su preferencia y además de tener resuelto todos los problemas que cargaban encima, sabrán, gracias a su consultor que le depara en los próximos años, quien le echó raras hojitas a su té, quien tiene una prenda suya metida en una almohada, quien tiene lleno de alfileres a un mono como si fuera usted, quien le quiere ganar con su pareja, por más dolorosa que sea la noticia y sobre todo, quien lo está sonsacando. Sí que es maravilloso. Creo que todo país debería de contar con la secretaría de la clarividencia. Me parece que nos evitaríamos muchos dolores de cabeza. Que la devaluación, que el dólar, que la inflación, que la taza del desempleo, que los saldos rojos, nada de eso. Todo sería nomas un mal recuerdo. Si no se puede tanto, cuando menos hay que elevar a rango constitución de que todo clarividente en México, debe ser venerado, cual, si fueran sabios ancianos, o Peso Pluma o Messi. Es que no se vale que los tengamos casi en la ilegalidad, como si fueran carros chocolates, o porciones o de cristal o venta clandestina de cerveza. Porque han de saber que esas conductas tan edificantes se encuentran tipificadas como delitos y no se me hace justo. Según el código que tengo junto al diccionario que les dije, la cosa está así: ARTÍCULO 319.- Se considerará como Fraude para los efectos de la sanción: IX. Al que explote las preocupaciones, las supersticiones o la ignorancia del pueblo, por medio de supuestas evocaciones de espíritus, adivinaciones o curaciones; u otros procedimientos carentes de validez técnica o científica. Oh Dios, me temo que más de uno está en serio peligro, si atendemos al grado de participación de cada quien. Veamos ARTÍCULO 11.- Son responsables de los delitos: I. Los que acuerden, preparen o tomen parte en su iniciación o consumación; II. Los que, dolosamente, determinan o inducen a otro a cometerlos; III. Los que, dolosamente, cooperan de cualquier modo a realizarlos; IV. Los que los llevan al cabo sirviéndose de otro; V. Los que previo acuerdo o en cumplimiento de una promesa anterior a la ejecución del delito, realicen cualesquiera de las conductas señaladas en el artículo 329 de este Código; y VI. Los que, sin acuerdo previo, intervengan con otros en su comisión, aunque no conste quién de ellos produjo el resultado. En la aplicación de las reglas establecidas en este Código, y para los efectos de la responsabilidad penal, toda persona se presumirá inocente. Es una desproporción y una ingratitud, ya que lo que debería de reconocerse como una industria generadora de empleos, pasa a ser una cadena potencialmente delictiva, en donde están involucrados hasta las televisoras que programan a estos hombres y mujeres de la mentada clarividencia. Como se podrá ver, estamos en una disyuntiva: o iniciamos una cruzada contra ellos o reconocemos su gran labor para la tranquilidad colectiva, y porque no, en el fomento de empleos directos e indirectos que trae consigo una gran derrama económica. Que los que hacen las batas con lentejuelas, que los que les venden las velitas y esas cartotas que parecen placas de carro, que los que editan los libritos y las pócimas, que los que escriben las recetas para garantizar el bien. En fin. Y es verdad que se ha colado uno que otro charlatán que nomas le anda sacando dinero a la gente, pero les juro que son las excepciones. Hay denuncias y testimonios en muchas partes del mundo y aquí, por ejemplo, en contra del clarividente Alan , pero hasta ahí. Esto se remedia, nombrando a una comisión de científicos para que certifique y garantice un control de calidad, que impida la llegada de charlatanes a esos lugares. También pudiera fundarse la primera escuela de clarividentes que a la postre formen a otras generaciones de clarividentes. Solo es una lluvia de ideas, ya la SEP tendrá la última palabra. Hay inclusos quienes proponen una agencia de clarividentes a donde usted iría a contratar uno , por una noche, por horas, por obra determinada o por tiempo indeterminado . Así nos enteraríamos a tiempo si seis meses después nos atropellara el carro de la basura,si alguien se meterá robar a la casa o ,si quieren algo especial, que acreedor buscará embargarte o qué equipo será el que elimine al Cruz Azúl la próxima temporada. Pienso yo, pero la mejor opinión es la de ustedes. Por lo pronto, les paso al costo lo que hace rato me dijo una clarividente amiga mía con respecto a los escasos lectores que tiene esta columna: Que, si no la comparten a sus contactos, algo le puede pasar. NOROÑA Noroña, el gran incansable Sentado y mirando al mar Nos dijo él muy "amable": Huevones y cosas más. Si es verdad su sentimiento Y ChangoLeon tiene razón Tonces su acta de nacimiento Es de este puerto de ilusión Porque busco aquí y allá Y no se ve su legado Ya que come de lo electoral Y vive del electorado Por Miguel Ángel Avilés
La pregunta, seguida de una hipótesis, pudiera limitarse a saber si el sangrón nace o se hace. Pero esto se me hace que acota el tema y mata la posibilidad de que la investigación que hoy da inicio se incorporen otras disciplinas que aportarían mucho al análisis. Teoría económica del Sangrón Sociología del sangrón Derechos y obligaciones del sangrón Arquitectura del Sangrón Historia general del sangrón Antropología Mexicana del Sangrón Gastronomía para un sangrón 12 pasos y 12 tradiciones de un sangron El ABC del sangrón. De entrada no creo que, para, señalar a un sangrón, haya un arquetipo o un modelo , como pudo hacerlo Lombroso en su teoría del delincuente nato o el que decretó que los hielitos, si y solo sí, se abren a mordidas, por una esquinita o el autor de la espantosa salsa que dan en casi todas las pizzerías Es decir, un sangrón no se define a partir de sus rasgos físicos o componentes o peculiaridades, por más que en algunos sea un valor agregado para su sangronería pero no creo que por tener tal o cuál nariz, o unos ojos saltones, o una trompa parada siempre o unas orejas de murciélago como las mías, ya por eso es un sangrón. De antemano me parece discriminatorio porque estigmatiza y prejuzga, induciendo al riesgo de mandar al rancho de Lopez Obrador, a una persona, simplemente por su aspecto, considerando que es un sangrón... No. Me ha tocado conocer a tipos o tipas que, en apariencia, tienen un aire de sangrón o sangrona pero ya tratándolos, resulta que son muy agradables y con una sangre liviana que enternecen. En cambio, nos hemos topado con rostros angelicales que parecerían ser una monada pero al rato que los tratas, concluimos que para animadores de fiestas infantiles o guías de turistas , no mas no servirían . Aquí es donde uno se pregunta : ¿Qué características tiene esa persona que se ha ganado, en votación aplastante, la fama de que es un sangrón y lo será por los siglos de los siglos? Amén. Si uno busca una definición a lo mexica, leeremos que un sangrón es alguien pesado, desagradable, creído, mojigato, sin chiste. Que se comporta de manera antipática, sin deseo de agradar, o sosteniendo una actitud formal cuando no hace falta, o soberbia frente a los demás. Les apuesto que están haciendo ya su lista de sangrones. Pero la definición creo que se queda corta. Yo, al menos, le sumaría otras particularidades: prepotente, bravucón, con ínfulas de superioridad aunque sea la nada, alzado, despreciativo y otros etcéteras que dejaría con una rayita en blanco para que ustedes las aporten. Contrario a lo que se pudiera pensar, yo estoy convencido que el sangrón no parte de una explicación clasista. No sé si Carlos Marx tendrá algo sobre los sangrones pero no creo que alguien sea sangrón porque es rico o no es rico, porque está en la lista de Forbes y no es vigilante en un estacionamiento de walmart o porque es un acaudalado y no anda boteando en un crucero . Cómo suele decirse, quiero pensar que lo sangrón ya se trae. Condición humana o como quieran llamarle pero eso brota tarde que temprano en el sangrón porque así es o le gusta ser y en la primera oportunidad se presenta en sociedad irradiando sus sangronerías. O sea que hay médicos sangrones, abogados sangrones, enfermeras sangronas, taxistas sangrones, indigentes sangrones, empresarios sangrones, profes sangrones, economistas y sociólogos sangrones, psicólogos sangrones, sacerdotes sangrones, maestros de ceremonias sangrones, guias de turistas sangrones, tanatólogos sangrones, asaltantes sangrones, boxeadores y luchadores sangrones, narcos sangrones y así hasta el infinito de sangrones. Si queremos adentramos al concepto para que no nos quede duda de quién es sangrón, quizá pensando en su antítesis nos ayude. Es tratable, luego entonces no es sangrón. Su humildad es a prueba de balas, descártenlo como sangrón. Es cordial y respetuoso, tiene competencia comunicativa para adaptarse a cualquier entorno social, por lo tanto difícilmente podemos incluirlo en el padrón de sangrones o sangronas. Para efectos curativos, es decir para saber si lo sangrón se quita o es pasajero, temporal, irreversible o extirpable , ya tendríamos que tomar el parecer a esas otras disciplinas de las que les hablo al principio. En tanto acudimos a ellas, que de seguro mucho aportarán, nos brinca la curiosidad por saber si un sangrón es así las 24 horas del día, es sangrón hasta roncando o nomás a ratitos en ese lugar o aquel. Es interesante saber si se puede ser sangrón a ratitos nomás pa’ saber que se siente o eso lo etiquetó Dios para mentes superiores. Sí lo es por herencia o modelaje de sus padres o de pronto se volvió sangrón de la noche a la mañana; si en determinados sitios nomas es sangrón - donde puede lucirse con lo que sabe, donde puede ser insolente o cretino sin recibir unos fregazos por sangrón - o se es así donde se pare. Cómo podrán darse cuenta, nuestro objeto de estudios tiene mucha tela de dónde cortar y el asunto se vuelve interminable. Habrá que afinar el proyecto para proponérselo a un centro de investigación que quiera apoyar con el seguimiento de esta indagatoria y nos inyecte recursos hasta darle fin. Así lo haremos. Ya me imagino esos interesantes títulos de tesis o de un proyecto para seguir estirando una beca: -Sangrón y posmodernidad Los sangrones en la independencia de México El 68 Méxicano, el caso de los líderes mamones Prácticas políticas, sociedad y territorio en los sangrones La deportación de los sangrones en la época porfirista Autobiografía , literatura y sangrón. Tres confesiones y tres testimonios Los sangrones en el Siglo VIII Por último y toda vez que con esto del covid quedamos muy paranoicos, quisiera saber, lo más pronto posible esto: Si lo sangrón se contagia o no Si será vacunable o no o Si puede ser mortal o no... Por Miguel Ángel Avilés
Según mis fuentes consultadas, una deuda es una obligación que tiene una persona de pagar o devolver una cosa, generalmente dinero. Chin, no he pagado a Coppel o la Mueblería La Metralla. Oh Dios, aún no pago el abono al fayuquero. Maldita sea, todavía no acabo de pagar lo que le pedí prestado y me da vergüenza darle la cara. También se define como la obligación moral que tiene una persona de dar una cosa o corresponder a algo. Nunca terminaré de agradecer lo que hizo por mí, cuando más amolado estaba. Sigo en deuda con él. Una vez que estábamos en clases ,él, quien era uno de los más destacados del grupo, me eligió para formar parte de su equipo para hacer una tarea , sin darse cuenta lo gratificante que fue para mi autoestima el que me tomara en cuenta . Eso jamás lo olvido y siento que tengo una deuda con él. El señor que ves allá, y que camina con dificultad ayudado de un bastón, es el abogado que me prestó el libro de Introducción al estudio del Derecho, cuando yo empezaba mi carrera y no tenía para comprarlo. Cada vez que lo veo ,se lo recuerdo ,agradecidamente. Ignoro si la deuda está saldada haciendo esto y deba hacer más, pero lo que hizo, jamás lo olvido. "No olvidaré que ellos me abrieron las puertas de su casa, en esos años que era estudiante para invitarme a comer y por tanto ,siempre estaré agradecido". "Sin conocernos tanto, le dio un curso gratuito de inglés a mi hija ,sin condición alguna y esta generosidad es indeleble...". Y se puede enlistar un montón de historias, dignas de recuperarse en o de la memoria y traerlas aquí, cerquita del corazón, si quieren no tanto para decirselas al acreedor, sino para que uno, como acreedor, no se haga ojo de hormiga y se muestre indiferente, olvidadizo, frío ante lo que el otro hizo por usted. Aquí no hace saltar a otro valor o figura que yo, por mis pistolas, llamaré figura emocional y tiene que ver con el sentimiento de gratitud, lo cual, según Yasmin Esquivel, "está vinculado al agradecimiento, que es la acción y efecto de agradecer. Este verbo, justamente, significa sentir gratitud. Por lo tanto, el individuo que siente gratitud desea agradecer el beneficio recibido". Quiere decir entonces que esa deuda moral que existe de A con B no es nomas por lo que pudo realizar - sin condición alguno - sino además, por haber estado , sin percatarse - en el momento justo, o haber dicho la palabra exacta, o haber hecho la llamada más oportuna o el mensaje tan puntual, cuando uno más lo necesitaba. "Hola ¿cómo estás? Deseo que estés bien". "Ayer me acordé de ti, espero que todo vaya bien y estes mejor". "Te quiero mucho, recibe un saludo y un fraternal abrazo". Este gesto no tiene precio, uno sabe que es puro oxígeno para el alma y lo menos que podemos hacer, es decirle a esa persona cuánto significa para uno el baldazo de vida que nos acaba de inyectar y aun cuando aquel ni se percate o lo haga desinteresadamente, si es de un bien nacido expresarle lo que logró con su acto. Por tanto, es lo último que tenemos que olvidar o no olvidarlo nunca. Pero como todo, esto sobre lo que, con socrática profundidad reflexiono, tiene su antítesis, su polo opuesto, su rudeza frente al luchador técnico y tal vaina es el mal agradecimiento o la ingratitud. Del diccionario yasmín - español, cito lo siguiente, atribuido a Séneca: "Ingrato es el que sólo en secreto es agradecido. Ingrato es quien niega el beneficio recibido; ingrato, quien no lo restituye; pero de todos, el más ingrato es quien lo olvida. Nadie apunta en su agenda los favores recibidos". Condición humana, pudiéramos decir. Un valor que algunos reivindican y a otros les pasa desapercibido, mostrándose indiferentes ante la entrega total de alguien, como si aquello que se hizo por él fuese una mera obligación porque juran, sin rubor, que lo merecen todo. Yo no sé qué genes deba tener o qué vitamina o qué media filiación, o en qué lado de la espalda debió pegar la chancla o que fruta o golosina o tipo de cigarros deba consumir alguien para garantizar que sea agradecido. Tampoco sé qué nutriente o que enzima o qué verdura, o que caída de la cuna fue lo que le provocó esa lesión emocional la cual le provoca convulsiones y hacen como que la virgen les habla, al momento que deben de recordar y decir gracias al autor intelectual y material de un favor, de un préstamo, de un auxilio, de un apapacho o de un abrazo ofrecido sin pensarla mucho. Pero es la conciencia ,esa a la que no podemos engañar nunca, las que habrá de recordar cuales son las deudas que uno tiene y con quien. Por Miguel Ángel Avilés
Algunos le sacan al tema de la nostalgia y piden no pensar en eso. Pobrecitos, si supieran que la nostalgia no es más que el recuerdo de lo amoroso y aunque duela, recurrimos a ella para no olvidar momentos felices y pedacitos de vida que, gracias a ellos, pudimos crecer. Sí bien no es para usarla como herramienta de flagelación, tampoco es para convertirla en un tabú, destinada a no vivirla. Es que no sentimos nostalgia por el carro que nos pudo atropellar al andar jugando cascaritas en la calle, ni por ese botellazo que nos dieron en la cabeza por andar de mitoteros en esa trifulca, ni por un examen de matemáticas en la prepa que a punto estuvo de privarte de la universidad crítica, democrática y popular (cuando había). Tampoco sentimos nostalgia por esa joven que nos dejó plantados, y prefirió a ese güero cacarizo, con la cara llena de granos y los ojos extraviados. Menos por ese juego en donde el América fue humillantemente derrotado por el Cruz Azul. Nel, pastel. Y es que me pongo a investigar ahorita mismo, la nostalgia (del griego clásico νόστος [nóstos], «regreso», y ἄλγος [álgos], «dolor») es un sentimiento de tristeza mezclado con placer y afecto cuando piensas en tiempos felices en el pasado, también descrita como un sentimiento de anhelo por un momento, situación o acontecimiento pasado. Chale ¿porque todo viene del griego? Un día los griegos, sentirán nostalgia, porque ya no todo viene del griego. A cambio, tal palabra vendrá del idioma Tepito, gracias al Dios Armando Ramírez o tendrá un origen Caborquense, reivindicando a esos sustantivos que se volvían verbos en la poesía de Abigael Bohóquez o explicarán el nacimiento de lo que ustedes gusten desde el génesis o el evangelio, según Ibargüengoitia, Dehesa o Monsiváis. Y al hacerlo, sentirán nostalgia, me cae que sí. Hagan de cuenta aquel que, en la voz de Los Donneños, soltaba: "De qué sirvió, aquel amor que me juraste, de qué sirvió, poner mi fé en tu corazón, y al darte mi alma, de mi vida te ausentaste, y te llevaste de mi vida la ilusión". Era un ingrato amor (según él) pero nadie le quita lo bailado, y si cantada adolorido por un pasado, pero, en el fondo, desearía estar ahí y vivir lo que vivió, luego entonces, no hace más que entonar un himno a la nostalgia. Bendita nostalgia. Más bien: pobre nostalgia. Y es que ni con el psicoanálisis, ni la hipnosis, ni el peyote, o el sapito, se puede ir, gratuitamente, a ese momento de felicidad que esta añoranza nos ofrece. Comparto un ejemplo y me voy: Hoy, un amigo entrañable a quien aprecio por culpa de la nostalgia. , habló de una cafetera y alguien le sumó como adjetivo lo de peltre azul, despostillada. "Sí, una cafetera azul", : claro, una cafetera despostillada" y afloraron los bellos recuerdos. Otro dijo que era como hablar de la estética de la pobreza. Sí, precisó su interlocutor: "pa nosotros era algo fregón pero tenía que ver con la escasez que había en casa de nuestros padres y de ahi salían tantas cosas imborrables , que nos hicieron pasar momentos felices a nosotros, pero era un suspiro en ellos, porque habían salido adelante, como otro día más. Tal cual lo era. Pero, en ese momento, habían sentido el amor de alguien y por eso hoy recordaban o simplemente estaban amando a lo que ya se fue, sin estar. Quiero decirles, pues, que andan mal: la nostalgia no es tristeza ni pesadumbre, es la entera felicidad que se recuerda. La nostalgia es el recuerdo de lo amoroso. Lo que mantenemos presente para seguirlo amando, lo que reconstruimos, con dolor intencional, y hacemos con esos pedacitos de añoranzas, un camino que busca sanar heridas para que sean efímeros olvidos. Abundaré en tema, con esta fábula o más que nada, con algo sobre la biografía de quien me dicta esta columna: El Pushi tiene la bondadosa costumbre de despedirnos y recibirnos todos los días. Nos vamos a trabajar o al divertimento y él, ya está en la ventana, paradito, viéndonos, como alguien que despide a un ser querido que volverá por la tarde, al tercer dia, a los meses, a los años, o en la fecha prometida, pero volverá. El Pushi es como tantos y tantas que se han quedado en la ventana, paraditos, viéndonos o en la puerta de la casa, despidiéndonos luego de una visita o porque sales de viaje un fin de semana o porque inicias el periplo hacia una ciudad extraña donde está, lo que, según tú, chamaco pendejo e inexperto, un porvenir que acaso pudo dictarte el inconsciente. El Pushi es recuerdo y puede que también sea nostalgia. Es alegría por ese gesto que lo hace estar ahí, caminando junto contigo hasta la banqueta, o hasta la estación de un tren que ya pita o hasta unos cuantos metros de un ferry en donde ya empiezan a subir los pasajeros que deciden irse porque sí o porque no, porque ha llegado el tiempo de crecer , pese a la resistencia amorosa toda la vida de un madre o porque deseas paz y sales huyendo de ese pedacito de tierra donde quizá seas nomas un testimonio para contarlo después, pero nunca la valía de un protagonista que, tontamente, nunca ve a los que ven. El Pushi es todo eso: suspiro, dolor, alegría, ilusión, búsqueda, apuesta, espera, ausencia, presencia, gracia, recuerdo, resistencia, porvenir y dolor, pero siempre a un ladito de lo que uno decide y quiere ser. Con todo lo que venga, quiere ser. Es como todo, cuando queremos SER. |
Miguel Ángel AvilésMiguel Ángel Avilés Castro (La Paz B.C.S. 1966.). Es abogado por la Universidad de Sonora. Practica el periodismo y la literatura desde 1990. Archives
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