Por Miguel Ángel Avilés
Según mis fuentes consultadas, una deuda es una obligación que tiene una persona de pagar o devolver una cosa, generalmente dinero. Chin, no he pagado a Coppel o la Mueblería La Metralla. Oh Dios, aún no pago el abono al fayuquero. Maldita sea, todavía no acabo de pagar lo que le pedí prestado y me da vergüenza darle la cara. También se define como la obligación moral que tiene una persona de dar una cosa o corresponder a algo. Nunca terminaré de agradecer lo que hizo por mí, cuando más amolado estaba. Sigo en deuda con él. Una vez que estábamos en clases ,él, quien era uno de los más destacados del grupo, me eligió para formar parte de su equipo para hacer una tarea , sin darse cuenta lo gratificante que fue para mi autoestima el que me tomara en cuenta . Eso jamás lo olvido y siento que tengo una deuda con él. El señor que ves allá, y que camina con dificultad ayudado de un bastón, es el abogado que me prestó el libro de Introducción al estudio del Derecho, cuando yo empezaba mi carrera y no tenía para comprarlo. Cada vez que lo veo ,se lo recuerdo ,agradecidamente. Ignoro si la deuda está saldada haciendo esto y deba hacer más, pero lo que hizo, jamás lo olvido. "No olvidaré que ellos me abrieron las puertas de su casa, en esos años que era estudiante para invitarme a comer y por tanto ,siempre estaré agradecido". "Sin conocernos tanto, le dio un curso gratuito de inglés a mi hija ,sin condición alguna y esta generosidad es indeleble...". Y se puede enlistar un montón de historias, dignas de recuperarse en o de la memoria y traerlas aquí, cerquita del corazón, si quieren no tanto para decirselas al acreedor, sino para que uno, como acreedor, no se haga ojo de hormiga y se muestre indiferente, olvidadizo, frío ante lo que el otro hizo por usted. Aquí no hace saltar a otro valor o figura que yo, por mis pistolas, llamaré figura emocional y tiene que ver con el sentimiento de gratitud, lo cual, según Yasmin Esquivel, "está vinculado al agradecimiento, que es la acción y efecto de agradecer. Este verbo, justamente, significa sentir gratitud. Por lo tanto, el individuo que siente gratitud desea agradecer el beneficio recibido". Quiere decir entonces que esa deuda moral que existe de A con B no es nomas por lo que pudo realizar - sin condición alguno - sino además, por haber estado , sin percatarse - en el momento justo, o haber dicho la palabra exacta, o haber hecho la llamada más oportuna o el mensaje tan puntual, cuando uno más lo necesitaba. "Hola ¿cómo estás? Deseo que estés bien". "Ayer me acordé de ti, espero que todo vaya bien y estes mejor". "Te quiero mucho, recibe un saludo y un fraternal abrazo". Este gesto no tiene precio, uno sabe que es puro oxígeno para el alma y lo menos que podemos hacer, es decirle a esa persona cuánto significa para uno el baldazo de vida que nos acaba de inyectar y aun cuando aquel ni se percate o lo haga desinteresadamente, si es de un bien nacido expresarle lo que logró con su acto. Por tanto, es lo último que tenemos que olvidar o no olvidarlo nunca. Pero como todo, esto sobre lo que, con socrática profundidad reflexiono, tiene su antítesis, su polo opuesto, su rudeza frente al luchador técnico y tal vaina es el mal agradecimiento o la ingratitud. Del diccionario yasmín - español, cito lo siguiente, atribuido a Séneca: "Ingrato es el que sólo en secreto es agradecido. Ingrato es quien niega el beneficio recibido; ingrato, quien no lo restituye; pero de todos, el más ingrato es quien lo olvida. Nadie apunta en su agenda los favores recibidos". Condición humana, pudiéramos decir. Un valor que algunos reivindican y a otros les pasa desapercibido, mostrándose indiferentes ante la entrega total de alguien, como si aquello que se hizo por él fuese una mera obligación porque juran, sin rubor, que lo merecen todo. Yo no sé qué genes deba tener o qué vitamina o qué media filiación, o en qué lado de la espalda debió pegar la chancla o que fruta o golosina o tipo de cigarros deba consumir alguien para garantizar que sea agradecido. Tampoco sé qué nutriente o que enzima o qué verdura, o que caída de la cuna fue lo que le provocó esa lesión emocional la cual le provoca convulsiones y hacen como que la virgen les habla, al momento que deben de recordar y decir gracias al autor intelectual y material de un favor, de un préstamo, de un auxilio, de un apapacho o de un abrazo ofrecido sin pensarla mucho. Pero es la conciencia ,esa a la que no podemos engañar nunca, las que habrá de recordar cuales son las deudas que uno tiene y con quien.
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Miguel Ángel AvilésMiguel Ángel Avilés Castro (La Paz B.C.S. 1966.). Es abogado por la Universidad de Sonora. Practica el periodismo y la literatura desde 1990. Archives
September 2024
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