Por Miguel Ángel Avilés
La vida electoral en México, es una actividad que no cesa.Tan pronto acaba una elección cuando ya andan sonando candidatos para la que sigue. Por eso, después de varias noches de reflexionar en medio de esta crisis en torno a mi futuro económico, creo que ya tengo la respuesta de lo que puede ser un gran negocio. Todo el tiempo soñé con un giro que no tuviera que cerrarlo a la mitad del año por falta de ventas y, para rematar, me quedara colgado con una lista interminable de acreedores. Pero creo que ha llegado la hora de prepararme para administrar mi riqueza. Se me ha metido la idea en la cabeza de incursionar en un negocio en materia electoral. Sí, leyeron bien: un negocio en materia electoral. Ahorita les detallo en qué consiste pero mientras les diré que la firma, tentativamente ,llevará por nombre: “Todo para Elecciones”, “Voto´s y voto´s”, “Elections Boutique” o, incluso, alguna que ustedes sugieran. Les confieso que estoy literalmente extasiado. No quiero cantar victoria pero creo ni al más emprendedor de los empresarios mexicanos, se les hubiera ocurrido .A diferencia de otros giros, aquí, año con año, tendré consumidores cautivos. Por ejemplo, si me hubiera decidido por una peletería mi rango de ventas se limitaría al verano y el resto del año andaría pajareando para completar mi fastuoso tren de vida. Lo mismo ocurriría si salgo a vender atole en la banqueta; es una bebida que no se antoja más que cuando el frío cala los huesos y en tiempo de calor se me quedaría la olla llena. Por eso, después de darle tantas vueltas al asunto, de hacer estudios de factibilidad y de campo, sin temor a equivocarme el rubro electoral es el indicado, pues, como les decía al principio, es una actividad que no cesa. De que mi gran negocio tiene futuro, lo tiene , siempre y cuando ponga a andar mi imaginación a fin de que no falte nada de lo que pueda ser útil en una faena electoral. De entrada se me ocurre que,necesariamente ,debe de haber mantas de todos los tamaños, ya sea en blanco o rotuladas con leyendas tradicionales o al pedido del cliente. Las especiales pudieran ser estas: “acabaré con la corrupción”, “Vota por mí y seré de ti”, “Yo si te puedo ver a los ojos”, “¡No a la tiranía de las minorías!”, “Vota hoy, reclama mañana”. Habrá también las tradicionales: “Vota por el cambio” “¡¡Presos políticos, libertad!! ¡No al fraude electoral” “Gobierno Ratero, que explotas al obrero” “Gobierno diferente, con el voto de la gente” y así. De igual forma, y viendo los anónimos ciberspot de cañería que, en los actuales tiempos, suelen navegar por la red, tengo pensado convenir con la ANDA para que instruyan a Polo Polo, al Borrego Nava , o a La Chupitos, a fin de que tengan listos sus dotes artísticos por si los contendientes quieren seguir engalanando el nivel de sus precampañas y campañas con los anuncios que en estos tiempos suelen circular. Así mismo, habrá un estudio fotográfico donde el candidato o la candidata se tome su fotografía oficial de campaña: está puede ser de puro rostro, maquillado, con los labios pintados, con la ceja sacada, con labio húmedo, de cuerpo completo, solito o acompañado de doñitas de la periferia, que tendré listas para la ocasión. En este rubro echaremos mano del Photoshop y por lo tanto le garantizamos dejarlos más retocados de lo que ya están algunos, con tal de que luzcan jóvenes y guapos a la hora de mandar hacer ese póster que colgarán orgullosos en una calle, en un espectacular , en una barda. Eso sí: la ciencia y la tecnología tienen sus límites, eh, así que absténgase de buscarme para esto, aquellos o aquellas que no les sonrió la fortuna en cuanto a una mínima belleza se refiere. A excepción de este inconveniente, trataremos que no se escape nada: por ejemplo, se me ocurre tener una pequeña flota de camiones que a su vez se puedan rentar vacíos o ya con los acarreados y lonche incluido, según el presupuesto que maneje el cliente. Ya me imagino al de logística del candidato, muy apresurado y en el mostrador de mi negocio: - ¿Tiene un camión para hoy en la tarde? - Por supuesto que sí(aunque no lo tenga ya veré de donde chingado lo saco, pero que el cliente no se me vaya) - ¿Lo quiere vacío o ya con gente? - Con gente por favor…. - ¿Con torta o sin torta? - Con torta, por favor. - ¿Lo quiere con puros Campesinos? ¿Con puras doñitas? ¿Con puras jovencitas? ¿Con viejitos o con obreros? ¿o surtidito? - Démelo surtidito… Contaré, también, con discursos ya hechos, acordé a la masa que irá dirigida: tendremos discursos para una colonia amolada, donde se les prometa agua, luz, drenaje, cartón negro, legalización de terrenos, en fin, lo tradicional. También habrá formatos de discursos dirigidos a banqueros, a la diversidad sexual, a ecologistas, a colegios de profesionistas, a Confederaciones Obreras, a mujeres de ONGS, a deportistas, a minusválidos, a militares, a estudiantes, a líderes de colonos, a campesinos, a obreros, a trabajadoras de maquilas, a cultureros. Tendremos también algunos discursos estándar por si ,en pleno proceso electoral, sale algún aniversario luctuoso de un héroe nacional o local. Serán muy generales para que el candidato no se haga bolas y nomás se le pondrá el nombre del que se quiera recordar en el evento. Asimismo, habrá gestoría para tramitarles cartas de no antecedentes penales o cartas de residencia del municipio que gusten. Además, tendré a la venta matracas, confeti, despensas (austeras para la plebe y de caché para las líderes de colonia); Aparte habrá mamparas, engrudo hecho al momento para la pega de posters, banderitas con los colores de los partidos políticos, o blancas para cuando se la quieran dar de pacifistas, pistas musicales con la marcha de Zacatecas, con el himno Nacional, con la pollera colorada, con el hijo desobediente, con La Múcura, con el Ausente, , la Culebra y todo lo necesario para un mitin, adaptado, claro, para el lugar que se vaya a llevar a cabo. Ya me parece que veo a mi clientes: - Si, dígame… ¿en qué le podemos ayudar? - Mmmm, me da tres mantas rotuladas, quiero que me monte una foto mía alrededor de mucha gente; otra para una reunión con ecologistas y una solicitud de permiso para pintar una barda en la Colonia Los Olivos y quince bolsas de globos color azul. -Claro que sí, joven, ¿gusta esperar?...o si quiere, váyase a echar unos tacos y en una hora le tenemos todo listo… El cliente se irá sonriendo de oreja a oreja. Se me ocurre incluso, ofertar y tener a la mano a dos o tres empleados, buenos para imitar o para hacer doblajes de voz. Y es que un candidato no es nada mas figura y buen estilo. La primera impresión puede ser arrolladora pero, en cuanto habré la boca para echarse un rollo, el encanto se viene abajo pues se tiene una voz tan gallarda y varonil como la del muñeco Titino o como si estuvieran oyendo al legendario cómico Manolin que hacia pareja con Chilinsky. Pero qué les parecería que el candidato nomás moviera la boca y unos de mis trabajadores, cual ventrílocuo, hace la voz de Emilio Tuero o de Claudio Brock o de Enrique Rocha, o ya de perdida la del Charro Avitia, que peor es nada. Las masas quedarian boquiabiertas . Pienso tener a la venta textos básicos de redacción o de oratoria o de dicción, porque, Ay mamacita, si los protagonistas hicieran un riguroso examen de autocrítica se le pondrían la cara como crepúsculo, de pura vergüenza. Como no queriendo, les pondré a la vista un stock de libros como, por ejemplo, Defensa Apasionada del Idioma Español de Álex Grijelmo y Curso de Redacción de Martín Vivaldi o Como Hablar Bien en Público de… ya no me acuerdo ni de quién. Es que no es nada personal pero si ustedes ve a ciertos exponentes de la clase política, da la impresión que algún resentimiento tiene con el idioma, porque cada vez que toman la palabra, gustan de suplir su ausencia de vocabulario y sólidas ideas con incontrolables aspavientos y raras gesticulaciones , que uno ya no sabe si están un debate o en número de pantomima. Y así, poco , irán saliendo mil y una ideas. Pero el primer paso de mi gran negocio ya está. Mañana voy y lo registro para evitar cualquier plagio. Eso sí: no crean que todo es miel sobre hojuelas .Para cristalizar esto, se requiere accionistas fuertes , por lo que a partir de ahorita , estoy abierto a tentadoras ofertas o cualquier inversión para mi gran negocio,sea nacional o extranjero.. Esto es muy serio y escrupulosamente legal. Con ello quiero decirles que aquí no encontrarán en venta urnas vacías ni retacadas, ni papeletas apócrifas ni bribonadas por el estilo. Por lo tanto les pido, les ruego encarecidamente por su bien, que no me vengan a ofender con esas solicitudes ni pierdan su tiempo tratándome de convencer de que le entre al juego rudo de anacrónicas mapacherias.
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Por Miguel Ángel Avilés
Dicen que la condición para ser empático es aprender a ponerse en el lugar del otro, dejando de ser tú por un momento para entender lo que a él le pasa. Entenderlo y vivirlo y dolerte junto a él y como él , como si no existiera más cosa en ese momento. Yo digo que es algo así como guardar ese dolor, el propio, en donde tres noches después, o el año que entra, o al rato, o cuando salga la luna y se meta el sol, lo vuelvas retomar, pero mientras tanto, estés junto al dolor ajeno, incondicionalmente, aunque mañana vuelvas a ser el mismo, el hombre o la mujer de la simulación o el auténtico, pero que padece y sufre ese dolor que trae a cuestas. Ponte en sus zapatos, decían antes y es esta la mejor forma de entender lo que le pasa al que está a tu lado: el vecino o un rival de amores o el peor enemigo tu pareja o el gobernante el turno o ese adversario político de color distinto a tus preferencias o aquel tipo que pudo jugarte a traición, según elucubras desde que viviste esa experiencia, pero hoy está ahí, desvalido, solo, agonizante, queriéndose escapar de la muerte y no te queda más que brindarle auxilio, de lo contrario, de permear tu ira, serás tan vil como ese a quien, con tu indiferencia, le diste la última estocada. Pobre de ti. Porque no es como si con el transcurrir del tiempo, la vida te diera la oportunidad de pasar factura y cobraras venganza contra quien, de acuerdo a tus juicios y prejuicios, fue el culpable de tu dolor propio, ese que te gangrena el corazón, porque no quisiste o no viviste el duelo necesario, o porque aún no estás preparado para enfrentarlo, o te anclaste o aún queda un tramito de dolor para cerrar un ciclo y a otra cosa mariposa. No. Me parece que es al revés. Alguien-un duende, Mahoma, el destino, las circunstancias, Dios o quien en él creas, te pone ahí para que veas como si vieras con los ojos del otro, la herida abierta de quien llora, sufre o se acongoja y necesita de ti, pero le es imposible decírtelo. Es entonces cuando hay que tener la habilidad de estar presente sin opinión, diría Marshall Rosenberg. Sí, ese psicólogo que habla de la comunicación no violenta, libre de juicios morales, que evite recriminar al otro y que se exprese más desde el yo y los sentimientos propios que desde las acciones del interlocutor, según lo resume él en su libro sobre dicho tema. Calma: hacerlo no significa que olvides tu dolor o que te apropies de otros más, como si fuera contagio. No. Es, más bien, dejarlo en pausa, con resentimientos y todo incluido y apostarle a la comprensión (para comprender a tu semejante como te gustaría que tú fueses comprendido) No me contradigo si sugiero que piensen en un momento triste que hayas vivido: la muerte del padre, la partida de un amigo, el deceso de la madre, el final de un pariente por culpa de este maldito covid, el atropellamiento de ese perro que llevaba doce años junto a ti. Quizás la pasaste rodeado de gente, tal vez llegó hacia ti el más fiel compañero de la infancia, posiblemente los vecinos hicieron la coperacha y se organizaron para que no faltara el café con leche del clavel o algo que invitarle a los dolientes y eso, dime si no, pudo ayudar para sentir alivio o para que el dolor fuera tantito menos que si la única compañía hubiera sido la fría soledad. Entre esos que concurrieron, sea en el hospital, en la boca calle de la tragedia, en esa construcción donde ardió la desgracia, en la ceremonia fúnebre, en la ambulancia, en la convalecencia, en la agonía, en el panteón, pudo estar también alguien que tú creías lejano e insensible, implacable, inclemente, pero supo encapsular su dolor o su encono mutuo y únicamente se interesó en tu desconsuelo. Eso humaniza, si es que habíamos dejado de serlo poquito a poco y además de enaltecer a cualquiera, como persona, como hombre o mujer de honor, nos proyectó como lo que somos: esa universalidad de emociones, buenas y "malas" o malas y "buenas" que un día polvo fue y en otro, en polvo se convertirá. Momentos así, permiten visualizar una tomografía de la otredad. Es la ocasión para medir "la capacidad de tomar consciencia de la individualidad del sí propio mirándose desde una perspectiva ajena a sí mismo". El optar por un camino distinto, confundiendo la congruencia con la indolencia, es ir a parar al monte de Schadenfreude, esa palabra venida del alemán que designa el sentimiento de alegría o satisfacción generado por el sufrimiento, infelicidad o humillación de otro. Es festinar o regodearse por la tribulación del otro. Es hacer de tu ideología, una sociópata y de las crueldades que le atribuías al otro, una irrefutable proyección en un espejo. Por Miguel Ángel Avilés
Recuerdo cuando un camión urbano ardió en el centro de la ciudad . Por fortuna, los pasajeros que iban a bordo pudieron salir a tiempo y nada más quedó en un buen susto. Pero si otro hubiera sido el resultado y eso termina con muertos y heridos, ahorita el tema estuviera en boca de todos, porque parece que hasta que se presenta la desgracia es cuando volteamos a ver lo que desde hace mucho tiempo se sabe que está mal. Quiero decir con esto que vivimos en un país al que parece que solo lo mueve la desgracia. Esa unidad que se quemó, es una de tantas en malas condiciones que circulan prestando un pésimo servicio de transporte y cobrando una ilegal tarifa, círculo vicioso que ha hecho ricos a muchos sin que hasta la fecha nadie, ningún gobierno, ninguna autoridad competente, haga algo para evitarlo. Digo camión pero también puedo decir autobús, microbús, trolebús, o metro. Son servicios de transporte, como los tantos servicios que presta el Estado y al decir Estado, no me refiero a una entidad federativa, sino a esa organización política que se constituye en un determinado territorio y tiene el poder de ordenar y administrar la vida en sociedad. No quiero señalar ninguna sigla, ni de las que estén ahora, ni los que se fueron o se irán o los que vienen en camino para estar y quedarse o dejarle el lugar a otro. No, no quiero, porque ya estoy harto, pero ,intencionalmente, o por negligencia , ahí, en eso que ahora lamentamos, permea la corrupción y la pasividad, el tráfico de influencias y los negocios redondos tras bambalinas y donde, sobre todo, siempre prevalece el interés privado por sobre el interés público. Ándele: como el caso de las guarderías, por sí citar el más ilustrativo ejemplo de lo que le digo. En ellas, por años estuvo presente este cochambre que ensucian los lucrativos abusos del poder, pero no fue sino hasta ese 5 de Junio de 2009 cuando la podredumbre quedó a la vista de todos como si fuera nuevo, aunque fuera algo que llevaba años haciéndose. Pero tuvo que aparecer la muerte, así de espeluznante para que sacáramos la cabeza de ese aturdimiento colectivo donde parece que estamos inmersos, mientras que no pasen estas cosas. Fue hasta entonces que todo mundo se indignó y los tres niveles de gobierno y la clase política del país entero entonces, puso sus barbas a remojar y queriendo o no, simulando o no, voltearon hacia sus propias trincheras para averiguar, con fingida indignación, cómo andaba su respectivo feudo en materia de guarderías. Se hicieron dramatizados pronunciamientos, se revisaron permisos, se nombraron comisiones, se abrieron procesos insulsos, se clausuraron guarderías, se hicieron acusaciones mutuas, se salió a las calles, se hicieron libros, se pusieron a trabajar todas las unidades de protección civil, se escribieron miles de páginas sobre el tema, se presentaron iniciativas y se aprobaron leyes y se vitoreó su promulgación con gozo falso o con gozo ingenuo como si su sola existencia garantizara sus estricto cumplimiento. No olvidemos que fue justamente la ley la que se pasó por alto, como en muchos otros rubros, por largo, largo tiempo, y colocó una bomba de tiempo para que una tarde, en el tema de las guarderías, (pudo ser una maquiladora, una escuela, una clínica de salud mental, un par vial, una línea del metro, la instalación de una gasolinera en pleno corazón de la ciudad) fuera la que, con desgarrador sobresalto, nos despertara y nos trajera a la realidad, al menos por un tiempo, henchidos de dolor por la muerte de cuarenta nueve niños y otros más, heridos para siempre. Así como la nota del camión, así seguramente muchas notas sobre guarderías y otros tantos temas públicos, pueden haber aparecido aquí y allá y lo pasamos por alto o se vuelven "intrascendencias" que acaso nomas dejan un buen susto. Exacto: porque no hubo muertos (de tres para arriba, de preferencia), y como aquel episodio del incendio, nos pasó de noche y si fue una minucia para la indignación ciudadana, parara la autoridad fue una falla mecánica o una jugarreta del destino. Faltaba más. Pero si ese camión arde con todo y pasajeros, de inmediato se hubiera nombrado una comisión plural para darle seguimiento a una desgracia que poco a poco, con su indiferencia o su complicidad, ellos mismo han auspiciado. El gobernador en turno ya hubiera declarado, con cínica retórica, que se aplicaría todo el rigor de la ley a los culpables. Un pluri, se disputaría con otro pluri, la primicia de anunciar una iniciativa de ley que regula las desgracias en los camiones urbanos, semiurbanos y foráneos. En otros estados se iniciaría, en apariencia, una revisión exhaustiva de este servicio y cada gobierno diría que, ahí en su terruño, todo anda tan bien, que da envidia. Y en el lugar de los hechos se levantarían monumento bien grandote de pura chatarra con el nombre de todas las víctimas. Ay, amigos y amigas de ayer y ahora ¿Por qué me acuerdo del reventar del muro de contención en La Paz B.C.S. el 30 de Septiembre de 1976 y las miles de muertes que ocasionó esto? ¿Por qué se me viene a la memoria la explosión de San Juanico ocurridas el 19 de Noviembre de 1984, de las explosiones en el barrio céntrico de Analco de Guadalajara Jalisco el 22 de abril de 1992, o los 65 mineros de Pasta de Conchos en Coahuila? ¿O del incendio en la discoteca Lobohombo, que dejó 21 personas muertas y de los 12 muertos en antro News Divine, ambos en el D.F? . ¿Por qué recuerdo a los 45 indígenas muertos de Acteal el 22 de Diciembre de 1997? ¿Por qué me sitúo en aquel miércoles 28 de junio de 1995, en el vado de Aguas Blancas, Guerrero donde murieron asesinados 17 campesinos? ¿ por qué mi memoria no olvida la explosión de un oleoducto en la ciudad de Tlahuelilpan, en el estado de Hidalgo, en México, que primero dejó un saldo inicial de 73 muertos y 74 heridos y posteriormente, la cifra de muertes se elevó a 137 debido a la gravedad de las quemaduras de los lesionados. Este era un país con los pies de trapo y tantas cosas al revés… ¿quieres que te lo cuenten otra vez? ¿Qué tan lejos estarán “las últimas consecuencias “ que nunca llegan a ellas? ¿Por qué tropezamos y tropezamos como país una y otra vez con la misma piedra? ¿Por qué tanta indignación y coraje? ¿Quién por omisión o comisión dejó que se encendiera la primera chispa? ¿Quién el fuego? ¿Quién el humo y los lamentos? ¿Quién las muertes, las muertes, las muertes, las muertes, las muertes, las muertes, las muertes, las muertes, las muertes, las muertes, las muertes, las muertes, las muertes, las muertes, las muertes, las muertes, las muertes, las muertes, las muertes? Por Miguel Ángel Avilés
Creo que en la secundaria nadie nos enseñó a decir que no. Es hasta después que uno, como estudiante, alza la voz y pide que las cosas cambien. De la primaria, mejor ni hablamos. Por eso parto de los doce años en adelante, cuando da inicio la educación media, segunda enseñanza, enseñanza secundaria, o cualquier otro nombre que se dan a la siguiente etapa en la educación formal, posterior a la enseñanza primaria y antes de la enseñanza superior. Sí, esa etapa de la edad de punzada - título de un libro de Xavier Velasco, donde andamos muy hechos bolas con nuestros pensamientos, sin decir con esto que seamos incapaces como para no pensar por sí mismo y que no tengamos las herramientas cognitivas o intelectuales como para dar una opinión sensata y merecedora de tomar en cuenta. No obstante, en la mayoría de las veces - ayer y ahora-cualquier divergencia con el profesorado, la consideraban como indisciplina, como una insubordinación, como un peligro para la escuela y nos llevaban con el director quien por lo regular no estaba o si es que estaba, primero se tomaba su café y después nos atendían. Es verdad que puedes ser merecedor de una sanción por mostrar una actitud agresiva, también porque le tiraste con una bola de papel al maestro maestra cuando estaba de espalda, viendo al pizarrón; quizá porque le robaste la calculadora a tu compañero, o pegaste un chicle a la larga cabellera de la que estaba sentada delante de ti. Por esos motivos, claro que hay que aplicar un estatequieto pues dañas a un tercero, quien merece todos nuestros respetos y no te puedes escudar en la libertad de expresión para hacer tus desmanes sin consecuencia alguna. En estos supuestos, esto de acordeón que se le paren los tacos al responsable y se le lea la cartilla para que aprenda a respetar a los demás. No nada más “a los mayores” como solía exigírsele a los niños y niñas en un autoritarismo sin matices. Aquí yo sí digo sí. Bienvenidos los reglamentos que ayuden a regular la vida dentro de una institución educativa, especialmente aquellas destinadas a un público infantil o juvenil. Pero que sea parejo para todos y todas. Porque en ocasiones, con el propósito de normar el comportamiento del alumnado, se les pasa la mano y olvidándose de los derechos de los cuales son titulares, le apuestan únicamente a la obediencia sin respingos y nada más, sin dar cabida a una inconformidad legítima, a una petición respetuosa, a pugnar por mejores condiciones académicas, a un NO cuando alguna acción vaya en detrimento de su formación en ciernes y de la calidad educativa que el Estado debe brindar. Sí: se tiene que hacer algo con quien quebró los instrumentos del laboratorio nomas que le dio la gana; con el que le escupió la cara al prefecto, con quien traía el espejito en un zapato para lo que ya todos se acordaron, con quien desde el anonimato le lanzo un boli lleno de tierra a la que iba a pasando, solo para lucirse, valentonamente, frente al resto de sus compañeritos. Pero no te pueden llevar al paredón de fusilamiento(así recuerdes aquella tarde que tu padre te llevó a conocer el hielo) solo porque te atreviste a decir que ese profe solía acosar a sus alumnos o que aquella maestra de Geografía era una apologista del voyerismo al mostrarnos desde un cómodo escritorio , las más pudorosas partes de su cuerpo, como ensayo , para lo que vendría después ,en soledad y cara a cara , frente al maestro de Español, con quien segundo más tarde darle rienda suelta a sus desesperados arrumacos. Tampoco se le puede condenar por decir que nel, pastel, con este mismo profe de español, no por regatearle sus conocimientos que eran bastos, sino por su estilo personal de enseñar y por su manera de trasmitir lo que a él le transmitió su padre (también catedrático de esta secun) y luego él a nosotros, causando con sus peculiares métodos didácticos un aborrecimiento temporal o para siempre de la literatura, la lectura y la placentera afición por leer. Pero esa joven o ese joven mejor guardan silencio, ya sea por voluntad propia, por temor o por han comprado la idea de que el sometimiento es vital para alcanzar la categoría de una buena estudiante. No hacerlo, se le etiquetará como rebelde y toda la carga denostativa que este caso implica. Existe entonces una alienación lo cual significa una dependencia a ciertas condiciones jerárquicas de las que se cree que no deben cuestionarse y a su vez implica impotencia, subordinación, despersonalización y sujeción de una población estudiantil a lo que diga, haga, lleve a cabo, programe, decida, impulse, nombre, designe, y opte la autoridad de la escuela. Parafraseando a la psicólogo M. Selman los alumnos y alumnas se vuelve un sector carente de poder”, como un ser ajeno, extraño a sí mismo, desprovisto de potencialidades, incapaz de gritar que ese profe o esa profe no me gusta, matarile rile ron. Ah, claro, así como ustedes ya lo están pensando yo ahorita también lo pensé: lo anterior lo descubrimos tardíamente, no al momento en que se nos da ese trato. Puede que sea obvio, al fin de cuentas es lo que quieren: que demos el cien por ciento de nuestro consentimiento y nunca sepamos decir que no. Pero al cursar esos tres años, no lo reflexionamos. Casi permitimos todo. Y estuve a punto de no escribir el casi. Me despido con este simple ejemplo y, solicitando disculpas de antemano, puede que me den la razón: uno de los cursos de la materia de física que recibimos en esa época secundariana nos las impartió un maestro que, si bien no era mudo, para allá iba y su voz, intentada desde la profundidad de su ser, era inaudible. Para alcanzar la producción, transmisión, recepción, control y audición del sonido de su voz, echaba mano de un micrófono, un largo cable y una rústica bocina negra y rectangular que, bajita la mano, pesaba como doce kilos y unos cincuenta centímetros de alto. Su clase, que era de las últimas, la impartía, invariablemente, en el segundo piso y a la hora de ilústranos sobre estática, cinemática, dinámica, gases, magnetismo, electricidad, y el resto de los temas, no era dueño de las mejores técnicas didácticas. Esos momentos eran tortuosos y angustiantes tanto para el grupo como para él y en el particular para quien le tocaba el turno de subirle la bocina. No obstante, nadie- ni la dirección ni el grupo, dijimos que no. Ellos porque así nos lo impusieron. Nosotros porque, dóciles, solo estábamos acostumbrados a seguir y a seguir la huella o porque en un descuido, pensábamos que eran algunas materias a la vez: física, educación física, civismo, fisiculturismo, valores y español. |
Miguel Ángel AvilésMiguel Ángel Avilés Castro (La Paz B.C.S. 1966.). Es abogado por la Universidad de Sonora. Practica el periodismo y la literatura desde 1990. Archives
September 2024
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