Por Miguel Ángel Avilés
A decir de Kalimán, no hay fuerza más poderosa que la mente humana y quien domina la mente, lo domina todo. Si él lo dijo, ha de ser por algo porque el hombre increíble no se andaba con cuentos. Lo que no dijo nunca fue el cómo dominar la mente y así dominar todo. Bueno, según yo no lo dijo, pero a lo mejor sí, pues si bien fui asiduo lector de sus historias que semanalmente leíamos, una vez que le comprábamos o rentábamos el respectivo ejemplar a Don Guillermo, el tendero que estaba frente a la primaria Benito Juárez y también hacía un pan muy bueno, quizá se me pasó el número en donde lo explicó y ahorita, injustamente, le estoy haciendo ese reclamo. Pero si eso me pasó a mí, quizá le pasó lo mismo a un titipuchal de mexicanos y allende las fronteras, de tal manera que ahora, en los tiempos modernos, estamos pagando el precio del olvido y, al no contar con herramientas defensivas contra un propósito invasor o ajeno pretenda manipular el pensamiento, terminamos por ser presa fácil de lo que han dado a llamar neuromarketing. Y para que al rato, ya siendo ministro de la corte, me anden acusando de plagio , me adelanto, con sus respectivas comillas, para decir que " el neuromarketing es el estudio de cómo el cerebro y el cuerpo de las personas responden a los estímulos generados por la publicidad y otro tipo de mensaje generados en marketing..." En resumen y por más cuestionado que esté, parafraseo diciendo que el objetivo del Neuromarketing no es más que conseguir información actual y detallada con respecto a las reacciones de los consumidores. De esta manera, se busca mejorar el diseño de la gestión de los recursos destinados a marketing y ventas dentro de las empresas. Es decir, si el Marketing "es la ciencia y el arte de explorar, crear y entregar valor para satisfacer necesidades de un mercado objetivo con lucro identifica necesidades y deseos no realizados", eso de lo neuro, es un prefijo que se les ocurrió, para clasificar, con eufemismo, a ese afán del mercado para nombrar, con elegancia lo que Kalimán no hizo o no me di cuenta que lo hizo, por los motivos que ya expuso mi mente y no les pienso repetir. Si como yo, ustedes tampoco entendieron cómo funciona este asunto , los remito , así como seguramente lo hizo doña Yasmin en su tesis, a los siguientes ejemplos que me encontré en el ciberespacio. Música en supermercados: ponen música tranquila y lenta para que te tomes tu tiempo en comprar y tardes el mayor tiempo posible. Música en tiendas de ropa: según el tipo de ropa que venda y al público al que va dirigido ponen un estilo de música u otro. Yo no sé si esto se encuentre emparentado con lo que antes llamaban mensaje subliminal pero de que nos quieren vender algo a fuerzas o a como dé lugar, lo quieren hacer. Pero llámenle como le llamen ahora, esto no es nuevo. Desde mediados del Siglo pasado, se ha dicho que algunas campañas están escondidas dentro de la transmisión de programas de TV o radio o de lo que sea que nos llegue a cada uno de nosotros o todos juntos. En la vox populi existe esa creencia de que, en transmisiones televisivas o en la pantalla grande, algunas marcas introducen destellos de mensajes "imperceptibles" conscientemente, pero que influyen en la necesidad de compra de un producto determinado. ¡Válgame dios !, ¿o sea que hasta el propio Kalimán nos impusieron o cómo está la cosa? Sí, porque este personaje fue creado para la radio mexicana en 1963 por Rafael Cutberto Navarro y Modesto Vázquez González y teniendo la serie radiofónica tuvo, a partir de 1965, los creadores decidieron ir más allá y hacer una serie de historietas que volvió loco a medio país. ¿Fue un hit inesperado el que lograron o fue gracias al neuromarketing lo conseguido? (“En el Papel de Solín, Luis de Alba y en el papel de Kaliman ¡el propio Kalimán!”). Así retumbaba en la radio y eso bastaba para que todos pararan orejas hasta que el capítulo en turno daba fin. Sin no me equivoco, Kalimán vino de la ciudad subterránea Kalimantán y es el séptimo descendiente de la diosa Kali. No obstante, Kalimán tiene un punto débil, que es su acompañante Solín. Este tampoco es de origen mexicano, se le atribuye un pasado egipcio. ¿Esto es cierto o nos lo hicieron creer esos del mentado neuromar no sé qué? Repito: A decir de Kalimán, no hay fuerza más poderosa que la mente humana y quien domina la mente, lo domina todo. Pero si es así, porqué se dejó que lo manipularan y le vendieron la idea de que México era el mejor lugar para nacer y a la vez tenía que irse a prepararse en el extranjero, para adquirir todos sus poderes, cuando bien pudo foguearse aquí en territorio mexica, capacitándose con El Santo, o Chanoc o El profesor Zovek y pelear, aquí merito, contra los peores representantes del mal como pudiera ser un presidente setentero, un policía como Nazar Haro, o, en los actuales tiempos, con algunos de los meseros de La Polar, ese relajante sitio birriero de la Ciudad de México. En serio, no entiendo cómo es que Kalimán permitió tanto. Es cierto, pudo ser culpa del neuromarketing y sin poder hacer nada, su inconsciente se lo llevó al baile. Es cierto. Pero si la mente tenía sus límites y no lo dominaba todo, como él lo aseguraba, si es el colmo que ni siquiera por dignidad, se hubiera opuesto a traer ese traje blanco entalladito que, lejos de verse gallardo e invencible, más bien parece Lina Santos, con uno de esos pantalones ajustados que usó en las películas que el siglo pasado nos ofreció o porque no se negaba a usar ese turbante que lo hacía lucir como una jovencita recién salida del baño. En serio, no entiendo cómo es que Kalimán permitió tanto, dije arriba, pero, en un descuido, le estoy pidiendo mucho a mi ídolo y avasallado por su inconsciente, hizo lo que pudo y sin embargo, fue derrotado por el neuromarketing. Tal vez eso fue y de ahí nació su máxima: “Serenidad y paciencia, mucha paciencia querido Salín “exclamaba nuestro patriótico superhéroe que curiosamente, no tiene súper poderes como los superhéroes gringos pues su fuerza viene del conocimiento que tiene sobre la mente humana. Es decir, le basta la razón e inteligencia y con ellas busca contrarrestar las fuerzas del mal. Sí, esas virtudes que en ocasiones quisiéramos tener algunos para el autoritarismo o los desplantes iracundos no se impongan y la armonía reine. Imagínense que unos discípulos del Tuca Ferreti o un comensal en La Polar o un empleado o un usuario de una delegación de la Profeco de alguna parte de del noroeste de cuya ciudad no quiero acordarme le bastará decir, “Serenidad y paciencia, mucha paciencia, esconda sus fierros con los que suele pelear y cálmense , no se orangutice usted que eso no le hace bien a su mente ni a la de los demás “y los destinatarios del mensaje por arte de magia le bajaran más dos rayitas a sus desplantes y enseguida pidieran disculpas a los ofendidos, que maravilla, sería el preámbulo para la víspera de la paz que todos anhelamos y el adiós a la violencia que nadie quiere. Ayudaría mucho y quien quite que hasta acabemos también con esos insanos propósitos que tiene para nosotros el famoso neuromarketing. Puede ser, ya ven que, pese al alto grado de conciencia que tiene el pueblo de los Estados Unidos Mexicanos, hubo en antaño nefastos gobernantes que, aprovechando sus grandes necesidades, les bastaba decir lo que las masas querían escuchar y, locos de contentos, se tiraban a sus brazos, con un enamoramiento ciego, tan parecido como ese logro que busca el neuromarketing, en donde se te funde el cerebro, dejas de pensar por ti mismo, y terminas convertido en un autómata, aceptando, sumisamente, todo.
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Miguel Ángel AvilésMiguel Ángel Avilés Castro (La Paz B.C.S. 1966.). Es abogado por la Universidad de Sonora. Practica el periodismo y la literatura desde 1990. Archives
September 2024
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