Peregrinos y sus letras
  • Mission
  • Visión
  • Literatura
    • Saúl Holguín Cuevas
    • Armando Alanís
    • Josué Alfonso
    • María Dolores Bolívar
    • Oscar Cordero
    • Esteban Domínguez
    • Juan Felipe Herrera >
      • Juan Felipe Herrera
    • Miguel Ángel Avilés
    • Escritor/a Invitado/a
    • María Candelaria Cuevas
    • Magali A. Solorza
    • Héctor Vargas
    • Miguel Ángel Godínez Gutiérrez
    • Entrevistas
    • Diversidades infinites
    • Lengua liquida
    • Eloy Villar Argaiz
  • Literatura 2
    • enriKetta luissi (Olga Gutiérrez Galindo)
    • Mujeres
    • Violant Muñoz i Genovés
    • Teresa Jose Creus
    • David Alberto Muñoz
    • Manuel Murrieta Saldívar
    • Sonia Silva-Rosas
    • Víctor Manuel Pazarín
    • Kepa Uriberri
    • Kimberly Williams
    • Reseñas
    • Ensayos
    • Teatro
    • Mexicalipsis
    • Poesía
    • Crónica
    • Microcuento
    • En tiempos del coronavirus
  • ARTE
    • Artistas invitados >
      • Xico
      • Fexam Media - Arte
      • Miscelánea artística
      • Fotografía: José Reyes García Esquivel
      • El arte del café y las empanadas
  • MÚSICA
    • Fexam Media
    • Perfiles
    • Músicos invitados
  • Cine
    • Taller de cinefilos
    • Reseñas: Juan Villa
    • Cine en FEXAM, PySL y Huellas
  • Galería de fotos
  • Enlaces / Links

Mi Gusto ES… (O LA OTRA MIRADA) 

Ernesto en tres tiempos

8/31/2022

0 Comments

 
Picture
Por Miguel Ángel Avilés

La primera vez que Ernesto me invitó a la barra, no llegó. Al día siguiente nos vimos, fue él  el que me reclamó porque yo no fui. 

En eso alguien interrumpió y cambiamos de tema: hablamos de alguna anécdota de las que  le gustaba que le volviera a contar y también hablamos de música, de política, de sus hijos, del mes de marzo en el cual ambos cumplíamos años, del menú que vendían en La Colmena, esa fonda chiquita que parece restaurante, pues se había vuelto un su cliente asiduo y  después de acabarnos la segunda taza de café, ambos nos dirigimos al edificio de Obregón 59 altos, tercer piso , donde cada teníamos nuestra oficina desde hace algunos años, él  antes que yo y yo por invitación de él, siempre por los siempre, agradecidamente. 

Me había contado que tenía buen tiempo asistiendo a la barra y con entusiasmo llegó a  detallarme sobre la creación del grupo de estudios y los temas que solían tratarse. No supe  que día por fin optó por agremiarse, pues ahora sé que ya era distinguido miembro, pero al  inicio de esta experiencia personal y académica lo era como fue en muchas otras actividades  de su vida, independiente, con el único propósito de aprender y sobre todo de aportar sus  conocimientos que eran muchos, particularmente en la materia penal y desde unos años  para acá, en el ya no tan nuevo juicio penal oral. 

La mayor parte de su litigio tenían que ver con esto último, ya sea representando  directamente a un cliente suyo o maquilándole a otros colegas quienes reconociendo su  pericia al respecto le pedían que les trabajara una querella, unos agraviaos, un amparo,  suponiendo yo que siempre, remuneradamente. 

En horas de trabajo, teníamos dinámicas y horarios diferentes, pero esto no impedía que  nos llegáramos a cruzar de vez en cuando ya sea para saludarnos nomas con levantadita de  puerta a puerta, o al llegar o en el callejón si él iba llegando y yo iba saliendo o al revés.  

Porque efusivo efusivo no eras, Ernesto ni tampoco la extroversión era lo tuyo. No  obstante, eso no impedía que, en la medida de lo posible, nos quedáramos por buen rato  en mi cubículo platicando sobre algún tema nuevo, una resolución, un criterio de algún  juzgado o un expediente determinado del cual quería escuchar tu opinión. 

Si era en el mío, muy probablemente habláramos de la materia laboral o familiar, sobre  literatura, de los personajes populares del cine de oro mexicano, de tus hijos o de ese amor  platónico cuando cursabas la universidad y donde fuiste destacado estudiante,  representante estudiantil y maestro. De otras cositas también conversábamos, pero  quédate tranquilo, que no pienso decirlas aquí frente a este auditorio donde repetidas  veces fuiste ponente disertando con brillantez como destacado jurista que estaba o  empezaba a estar, prometedoramente, en su mejor momento.  

Si era el tuyo me recibirías con cierta parquedad y al ratito , soltando el cuerpo como te  insistía a cada rato, ya estabas carcajeándote de lo que sea, frente a mí y si alguien no me  cree , desde ahora ofrezco como testigos relacionados con estos hechos a El che Guevara, a San Martín Caballero y a Matty Huitron, quienes, en cuadro, adornaban las paredes y te  cuidaban todas la noches el perchero, un sombrero, esa guitarra y algún saco de ocasión  que tenías por si se ocupaba trajearte para ir con elegancia, bien presentable, a una  audiencia donde le diste más de una pela a los representantes de la fiscalía a los que te  tocaba enfrentar o te tocaba visitar a uno de tus representados allá bien lejos , en el cereso  federal, y despotricabas con sabrosura, por culpa de la los requisitos y la burocracia que  ahí se exige para entrar.  

Sobre el particular, mi estimado Ernesto, déjame decirte que todo ese esfuerzo valió la pena  ya que aún te siguen procurando los actuarios para notificarte ejecutorias con buenos resultados o uno que otro cliente que ha vuelto y que no supo qué pasó en enero de este  año cuando Dios, la vida el tiempo o tú dijeron hasta aquí y fue hasta aquí. Valió la pena  pues, canijo, tus llegadas a las seis de la mañana o tu obsesión por hacer esos diagramas  meticulosos que escribías la mayor de las veces a lápiz en esos rótulos que parecían mantas  de protesta en un desfile y que pegabas frente a ti, como si fuese un pizarrón y así darle rumbo a tus ideas en la estrategia que de antemano habías trazado en los razonamientos  cuyo término estaba a punto de vencerse. 

No cabe duda, Ernesto, que uno termina queriendo a los amigos sin saber qué tanto. Y los  quiere diciéndoselo o no y los aprecia tal cuando son. en las coincidencias y en las  discrepancias. Ni de unas ni de otras hablaré ahora porque ya me estoy extendiendo mucho  y no tardan en pasarme un papelito para decirme que ya me calle. 

Déjenme decirle nomás a él que se le entraña. Que lo extrañan en su casa grande en  Obregón y acá Magda y Emiliano y Mauricio y otros más. Que lo extrañan en el mercado  tempranito y en la radio. Que lo extrañan en los juzgados y los colegas que se quedaron  huérfanos de su sapiencia. Que lo extrañamos en uno que otro desayuno y aquí en este  lugar donde ahora se le reconoce.

Si, aquí en la barra a donde una vez fui invitado por él y no llegué. Por eso me reclamó  porque, según Ernesto yo no fui y yo le contesté lo mismo. 

Ambos, tan despistados como siempre, teníamos razón. En la hora y el día convenida como  las audiencias, los dos estuvimos puntualitos. Pero uno en la barra Hidalgo que nos quedaba  a media cuadra y el otro en la de abogados. Sobre esa legendaria confusión ni crean que aportaré otro dato, así me opongan la excepción de obscuridad o me ahogan efectivo  cualquier apercibimiento. Al cabo tengo y estoy seguro, que por aquí anda, invisible, un gran abogado: se llama Ernesto. 

*Texto leído en el marco de la celebración y actividades del séptimo aniversario del grupo  de estudios de la Barra Sonorense de Abogados A. C. en memoria del maestro y amigo  Ernesto Moreno Bojórquez.
0 Comments



Leave a Reply.

    Miguel Ángel Avilés 

    Miguel Ángel Avilés Castro (La Paz B.C.S. 1966.). Es abogado por la Universidad de Sonora. Practica el periodismo y la literatura desde 1990.

    Archives

    September 2024
    July 2024
    June 2024
    May 2024
    April 2024
    March 2024
    February 2024
    January 2024
    December 2023
    November 2023
    October 2023
    September 2023
    August 2023
    July 2023
    June 2023
    May 2023
    April 2023
    March 2023
    February 2023
    January 2023
    December 2022
    November 2022
    October 2022
    September 2022
    August 2022
    July 2022
    June 2022
    May 2022
    April 2022
    March 2022
    February 2022
    January 2022
    December 2021
    November 2021
    October 2021
    September 2021
    August 2021
    July 2021
    June 2021
    May 2021
    April 2021
    March 2021
    February 2021
    January 2021
    December 2020
    November 2020
    October 2020
    September 2020
    August 2020
    July 2020
    January 2020
    December 2019
    March 2019
    February 2019
    January 2019
    July 2017
    February 2017
    January 2017
    December 2016
    September 2016
    August 2016
    July 2016
    June 2016

    RSS Feed

Peregrinos y sus letras

Founder/ Fundador: David Muñoz
General Editors / Editores Generales: Graciela Silva Rodríguez y Daniel Vargas Minerbi
 

© COPYRIGHT 2015. ALL RIGHTS RESERVED.
  • Mission
  • Visión
  • Literatura
    • Saúl Holguín Cuevas
    • Armando Alanís
    • Josué Alfonso
    • María Dolores Bolívar
    • Oscar Cordero
    • Esteban Domínguez
    • Juan Felipe Herrera >
      • Juan Felipe Herrera
    • Miguel Ángel Avilés
    • Escritor/a Invitado/a
    • María Candelaria Cuevas
    • Magali A. Solorza
    • Héctor Vargas
    • Miguel Ángel Godínez Gutiérrez
    • Entrevistas
    • Diversidades infinites
    • Lengua liquida
    • Eloy Villar Argaiz
  • Literatura 2
    • enriKetta luissi (Olga Gutiérrez Galindo)
    • Mujeres
    • Violant Muñoz i Genovés
    • Teresa Jose Creus
    • David Alberto Muñoz
    • Manuel Murrieta Saldívar
    • Sonia Silva-Rosas
    • Víctor Manuel Pazarín
    • Kepa Uriberri
    • Kimberly Williams
    • Reseñas
    • Ensayos
    • Teatro
    • Mexicalipsis
    • Poesía
    • Crónica
    • Microcuento
    • En tiempos del coronavirus
  • ARTE
    • Artistas invitados >
      • Xico
      • Fexam Media - Arte
      • Miscelánea artística
      • Fotografía: José Reyes García Esquivel
      • El arte del café y las empanadas
  • MÚSICA
    • Fexam Media
    • Perfiles
    • Músicos invitados
  • Cine
    • Taller de cinefilos
    • Reseñas: Juan Villa
    • Cine en FEXAM, PySL y Huellas
  • Galería de fotos
  • Enlaces / Links