Por Miguel Ángel Avilés
Una de las grandes reformas electorales que se debieran hacer en México, es la prohibición de los debates entre los candidatos o candidatas y, a cambio de ello, se debiera organizar un ejercicio de autocrítica de cada uno de los participantes en los días previos a la contienda final. A lo mejor no es lo más democrático(a lo mejor sí) pero a mí me parece que sería mucho más interesante que cada uno hablara de sí mismo y se hiciera pedazos él sólo sin esperar a que, en la primera oportunidad, lo hagan sus rivales. Para efectos de las preferencias entre los votantes , se pudiera tomar en cuenta su sinceridad y lo reprobable que sean los trapitos al sol que cada uno se saque. Los niveles de preferencia de la gente se pudieran medir, preguntándole a esta quien de todos los candidatos les pareció que no dejó ningún muertito en el ropero y que escupió todo lo que tenía guardado en su conciencia. Es que en la actualidad, esa parte de la autocrítica se olvida por completo cada vez que hay un debate y no se diga durante el tiempo que dura la campaña. El que acusa(al otro, desde luego) siempre lo hace desde el púlpito de su honorabilidad, mientras que él y solo él es la gran opción y sus oponentes representan la peor calaña. Ninguno se queda atrás: todos hacen esto mutuamente, de tal suerte que si las acusaciones que realiza un rival a otro son falsas (porque sucede que el vituperado siempre lo niega), entonces aquellos es nada más un intercambio de calumnias y los que están frente a nosotros, en la pantalla de la televisión, son, sin excepción, unos inmaculados y si es así, por el amor de dios, hagan un ajuste a esa ley y denos la dicha de votar por todos. Pero si esas acusaciones que se endilgan entre sí son fundadas, entonces cierren las puertas y que nadie salga, en tanto que alguien les habla a la policía para que vengan por ellos y se los lleven arrestados. Pero se me hace que esto nunca pasará. Actualmente los debates tienen un formato para que impere el orden, para que haya un sano intercambio de opiniones, para que los candidatos habrán su fuente inagotable de ideas y aquello sea un encerrona de altura. Pero nadie lo respeta. En cuanto se medio presentan y el moderador les indica el tiempo con el que cuentan para disertar como los grandes estadistas, todos empiezan a sacar tarjetitas, los buenos modales se olvidan, vienen los descontones de taberna, comienzan a resaltarse las virtudes propias, tienen una solución a cada problema y ,una vez hecho lo anterior, se van sobre el contrincante y lo acusan de maldad y media, sin importarles que unos meses atrás hubiera coqueteado con él para una alianza o unos días después, presumiendo su pluralidad, lo anuncie como el hombre más probo de su gabinete. No creo que este penoso cuadro fortalezca a la democracia. No, que va. -Aquí tengo este documento (y lo pone frente a la cámara como si pudiéramos corroborar su autenticidad desde nuestra casas) donde el candidato… (Aquí le sigue un adjetivo como “oficial” “de la violencia”, “del continuismo”, según sea el caso) donde hace quince año le extendió una carta de recomendación a fulano de tal que ahora está en la cárcel por haber atropellado a una viejita. -Ahora vienes a presumir de tu decencia pero cuando fuiste alcalde de Sanloquesea te llevabas a tu casa todas las lámparas que eran para el alumbrado público. -pero tú hoy vienes aquí diciendo que acabarás con la corrupción pero ya no te acuerdas cuando tu esposa se puso a vender todas las cobijas que eran para los damnificados del chubasco que azotó el año pasado. -aseguras que acabarás con el nepotismo y que no solaparás las influencias de nadie pero te niegas a reconocer que tres de tus nueve hijos cobran como aviadores en el Municipio que preside tu compadre, otro bueno para nada. Esa misma noche el comité de campaña de cada aspirante paga un desplegado carísimo que aparecerá a la mañana siguiente, nomás para decir que el debate lo ganó su candidato y que, de plano, los otros, deben de declinar antes que ese hombre de Estado les pase por encima. Todo eso solo provoca el abstencionismo, cunde el hartazgo y al final el famoso debate termina por no servir para nada. Así diga la más grande tontería uno de ellos, sus seguidores-muy orgullosos-no dejarán de votar por él. Así diga el oponente una genialidad, aquellos no se vendrán con él y cada quien seguirá apoyando irreflexivamente a su gallo, por más patán o por más ignorante que sea. Por eso digo que la autocrítica sincera, francota y con el corazón en la mano, puede ser la opción que salve esto. Cada uno de los candidatos iría pasando al estrado a confesar sus fechorías y a reconocer las triquiñuelas que en el pasado se le han endilgado o haya sabido ocultar. Los televidentes, emocionados, ahora sí estarían atentos , para ver todo lo que cada uno confiesa: EL TURNO ES PARA EL PRIMERO DE LA TARDE: “Yo, candidato a la gubernatura , soy un gañan bien hecho y no debería estar aquí pidiéndoles el voto sino que debería estar ya extraditado o , mínimo, en Almoloya . Mi carrera de bandido empezó cuando fui líder juvenil de mí partido, organicé la rifa de un carro para sacar fondos y remodelar el local que teníamos, pero no entregué el dinero, mi esposa se sacó el carro, y, por supuesto, nunca remodelamos el local del partido, mejor lo usamos para crear una fundación y hacer la faramalla de que ayudábamos a la gente amolada. Más adelante fui subsecretario de desarrollo social y ahí hicimos mucho dinero porque la constructora que levantó los pies de casa para las gentes de las invasiones, era de mi papá.” Eso y más he sido. No escondo nada. Mi corazón es una ventana abierta , por donde sale la pestilencia de mis actos, a cambio, de que ,por ahí mismo ,entre la generosidad de si voto. EL TURNO ES PARA EL SEGUNDO DE LA TARDE: “Yo tengo treinta años viviendo en este Estado, que ya es para mí como mi segunda cuna.Llegué aquí ,porque venía huyendo de mi pueblo, pues entre un compadre y yo, asaltamos a un ingeniero cuando llevaba la raya para pagarles a unos jornaleros agrícolas. Cuando ya íbamos saliendo del pueblo yo asalté a mi compadre, le quité su parte y lo dejé amarrado en el tronco de una mata de mango. Por mucho tiempo me anduvieron buscando, hasta que una vez me animé, le robé todas las alhajas a la que entonces era mi esposa, las empeñe, me llevé su carro, en el trayecto lo vendí, junté una feria más y fui con un amigo que para entonces ya era subprocurador y desapareció mi expediente.” EL TURNO ES PARA EL TERCERO DE LA TARDE: “Yo estoy encabezando las candidaturas de mi partido porque la mera verdad me ha parecido la forma más fácil de hacer dinero. Me corrieron de una preparatoria donde era conserje porque andaba hostigando a las alumnas, y luego entre a la universidad como maestro de horas sueltas y al tiempo me dieron un tiempo completo. Fui maestro de todas las carreras de la División de Ciencias Sociales. “Fui” es un decir, porque en realidad nunca Iba y no daba clases. A los pocos años me invitaron a participar en una planilla del sindicato y ganamos Así estuve como siete años y, cuando perdimos mejor pedí una licencia, porque no quería regresarme a dar clases. Trabajé en el Inegi durante varios años, fui diputado suplente por un partido de izquierda, fui senador por un partido de derecha, renuncié a ese partido para venirme de Secretario de Educación hace dos sexenios, de ahí me fui a la contraloría como Secretario, a los dos años me fui a la subsecretaría de hacienda, al año volví a la Controlaría pero ahora a declarar porque me había instruido un procedimiento administrativo por malversar unos fondos para pintar escuelas cuando estuve en la Secretaría de Educación; me inhabilitaron dos años, volví a dar clases en la universidad mientras cumplía con esa inhabilitación, perdí ese trabajo porque me metieron a la cárcel por no pasarle la pensión alimenticia a mi ex esposa; en el sexenio pasado estuve como aviador en un municipio y ahora, con el nuevo gobierno, he laborado en tres secretarías pero en ninguna me he querido quedar porque tienen muy poco presupuesto. Hace un año puse una carnicería y un cibercafé pero eso me obliga a estar ahí trabajando todo el día. Me han hecho esta invitación para abanderar a mi partido y aquí estoy dispuesto a todo…y cuando digo a todo, es a todo. Así es que ya saben a qué se atienen conmigo.” Creo que un evento de esa naturaleza sería un parteaguas en la vida política del país. Mañana mismo iré a cabildear con todos los partidos. Estoy seguro que se pelearán por la iniciativa. El ganador , insisto , será aquel que más sincero, más cínico o más autocrítico se haya mostrado frente a la ciudadanía. Al final , cada uno pero ya como algo secundario, habrán de contarnos , brevemente, cuales son sus ideales principios . Si ninguna de sus peroratas nos convence , hacemos una segunda ronda y le damos una nueva oportunidad , para que cada quien se prepare al máximo e incluso se haga acompañar de otros ideales y otros principios.
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Miguel Ángel AvilésMiguel Ángel Avilés Castro (La Paz B.C.S. 1966.). Es abogado por la Universidad de Sonora. Practica el periodismo y la literatura desde 1990. Archives
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