Por Miguel Ángel Avilés
En ocasiones pienso que las vacaciones son como la vida. Porque hay que disfrutarlas al máximo y porque cada vez son más cortas. Recuerdo mis vacaciones de mi educación básica . Me da la impresión de que teníamos más periodos de vacaciones que periodos de clases Apenas nos estábamos reponiendo de las vacaciones de diciembre, aún quedaba parte de la cena de nochebuena o de año nuevo en el refri y ya estaban , casi a la vuelta de la esquina , las vacaciones de semana santa ,que a diferencia de ahora, los días de ocio y de ocioso,eran de quince días. Apenas se empezaba a caer toda la arena de salva sea la parte y de empezarse a descarapelar la espalda por las idas a la playa, cuando se llegaba mayo- también con más días de asueto que de clases- y, de nuevo, ya estábamos a un paso de otras vacaciones, en esta ocasión las de verano, que eran las más largas, como si durante el año, no hubieras tenido ningún día de descanso. Dicen que los griegos fueron los primeros que vieron la necesidad de disponer de periodos de descanso para rendir más laboral e intelectualmente, pero son los romanos los que se puede decir, inventaron las vacaciones. Sin embargo, a mi me da la impresión que las inventó algún antiguo funcionario de la SEP. Algún descendiente del que tuvo a bien incluir en la Ley Federal del trabajo que estas se pagaran y hasta una prima vacacional hubiera. Obvio,esas dudas no pasaban por nuestras cabezas, menos por nuestros pies, cuando corríamos de un lado a otro de la calle Normal Urbana o en el patio de Doña Elisa, mi mamá bis, ya sea para alcanzar al amigo- objetivo de algún juego o detrás de un balón de cuero, así estuviera mojado y parecía que pateabas un coco verde. Tampoco pensábamos en quien las autorizaba,quien las calenderizaba, quien decía de cuando en cuando y no obstante, muy convenenciero, todos nos enterabamos con alegría que ya faltaba tantito para "descansar" en casa ,sin tener que andar pensando en comprar un mapa con división política o subrayando de rojo al sujeto y de azúl el predicado. Pero el tiempo se pasaba volando y daba inicio la cuenta regresiva. Cuando menos esperábamos, ya estábamos nostalgiando porque solo contabamos viernes, sábado y domingo para darle vuelo a la hilacha porque el, lunes, a primera hora, teníamos que estar, de nuevo bien peinaditos, Dice Savater,en defensa de la vida ociosa, que unas vacaciones de verdad ,sirven para hacer esas cosas valiosas que nadie retribuye. No sé cuando habrá dicho esto don Fernando, fue cuando en su educación básica, al igual que nosotros, tenía horas de sobra para ponerse a filosofar o fue ya de grande, cuando según veo, también cuenta con horas de sobra para ponerse a filosofar. El dato preciso no me interesa, más bien a uno le entra la curiosidad por saber en que ocupaban o,en su caso ocupan, su periodo vacacional algunos personajes históricos o públicos que ya son eternidad o siguen vigentes por motivos católicos, ideológicos o políticos. A Dios lo atiborramos de encomiendas, pidiéndoles esto o lo otro y no sé con qué tantas posibilidades cuente para cerrar por un tiempecito su oficina de peticiones, olvidarse de todo, echar dos tres mudas en una mochila e irse a vacaciones,, sin preocuparse por hacernos el milagrito, cuidar nuestra salud, protegernos de cualquier mal y tirar el estrés, merecidamente. Ignoro si los héroes nacionales, en su momento, dejaban por un tantito las armas y la carrillera, pa’ luego buscar el traje de baño, comprar dos tres provisiones y agarrar camino hacia una playa o un pueblo, donde no hubiera que combatir contra el invasor a punta de bayonetas y cañonazos. Sé que es difícil imaginarse a Benito Juárez, Don Miguel Hidalgo o a don Francisco I. Madero, cargando una hielera, o a doña Carmen Serdan preparando unas cemitas poblanas para acomodarla en un carruaje y salir de su lugar de residencia, harto del bullicio y de la falsa sociedad, con tal de encontrar unos dias de paz y regresa más relajaditos a echar bala o a continuar con la insurgencia. Difícil pero pudo ocurrir. No todo es lucha y transformación. Claro, ellos ya estaban grandes y si tuvieron vacaciones, a lo mucho fue un par de días, una semana y nomas. Recuerden que los periodos largos, nos tocaban durante la niñez y poco a poco se han ido acortando. Al principio, antes de la edad escolar todo el tiempo eran vacaciones. Los que no tenían eran mamá y papá, porque además del trabajo perpetuo, tenían que cuidarnos a nosotros, que era más desgastante que el trabajo perpetuo. En la educación básica, eran infinitas o eso creíamos, tanto que a veces llegué a pensar que ya no volveríamos o que nos habían corrido. En la educación media y superior, empezaron a ser menos y ya en la vida productiva de cada uno, depende en donde trabajes, sobre todo ahora en tiempo de pandemia, en cuya primera temporada de 2020, pasamos más tiempo en casa y regresar a la fuente de trabajo, significó una catarsis, hagan de cuenta como salir de vacaciones. Media semana, tres días, cinco a lo mucho, una semana sí y la otra hasta después y así. Nos dicen que si tendremos vacaciones y la noticia nos llega de alegría. Pero conseguida las vacaciones, ahora que, es decir , nos encerramos en casita, acampamos en el patio, salimos de la ciudad, viajamos de un estado a otro o recorremos el mundo entero. Pues cada quien, según se pueda o según se quiera. La felicidad- en vacaciones o no- es de quien la trabaja. Es por eso que en ocasiones pienso que las vacaciones son como la vida. Porque hay que disfrutarlas al máximo y porque cada vez son más cortas. *La Paz B.C.S. a 22 de Julio de 2022*
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Miguel Ángel AvilésMiguel Ángel Avilés Castro (La Paz B.C.S. 1966.). Es abogado por la Universidad de Sonora. Practica el periodismo y la literatura desde 1990. Archives
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