Por Miguel Ángel Avilés
Todo acaba por ser un fraude y algunos creen que no. Hay quienes, con mucha valentía, lo han denunciado. Pero ahora están en donde algún día se lo impidieron. Y terminaron haciendo lo.mismo que criticaban Aún así, todavía hay muchos ingenuos que siguen creyendo en ello quesque por que expresaron su voto y en los actuales tiempos, su voto si cuenta. Llevamos años así, creyendo y creyendo , pese a lo que ha ocurrido y no escarmentamos . Basta que otra vez estén frente a nosotros los participantes y, olvidando lo dicho, estamos de regreso, viviendo una historia igual ,con hombres y mujeres construidos como lo mejor ,de la noche a la mañana y nos sumamos, locos de contentos , con su cargamento ,para sufragar. Y ahí nos tienen ,agarrados del chongo entre los votantes , defendiendo a un tipo o a una tipa que en el mundo nos hace pero que hará todo lo necesario, si eso atrae simpatizantes y le reditúa a la hora de contar los sufragios. Si que es patético. Si que sonroja verlos en ese lugar, encerrados y perdidos, en donde, según decían, nunca los atraparía. Los que ganan son ellos y los que transmiten este juego - ficción , lleno de engaños y simulaciones en donde se vuelven unos genios para todo ,pese a que son , bien lo sabemos ,los expertos en nada. Años viéndonos las caras y a pesar de eso, la volvemos a poner, aunque sea la otra mejilla, para que un grupito de sinvergüenzas hagan su agosto a costillas de un gesto sin pensamiento individual, y sin criterio propio, fácil de manipular. Cambian para no cambiar. Le ponen otro nombre y la candidez del pueblo bueno y sabio , vuelve a morder el anzuelo ,creyendo que por fin llegó la transformación y que ,en esta ocasión , todo será diferente o no serán iguales. En serio, eso dicen, "convencidos" y penosamente, los verás en los promocionales de TV o de forma presencial, defendiendo lo que juraron que no defenderían jamás y reprochando lo que un día reivindicaban a muerte. Uno entiende: es su modus vivendi porque no aprendieron otra cosa. Brillantes fueron o han sido en otras vainas pero este torbellino los atrapa y enloquecen por una sobredosis de fama,,al no haber destacado nunca en lo que cotidianamente hacían, caen en el pantano de la soberbia, y de este fango no los sacan. Se hunden, se pudren en su propio almácigo, pero no reconocen ni aceptan que ya no son lo que fueron. Es una negación, como etapa de un duelo, que no es capaz de reconocer que su voz y su pensamiento, ya no les pertenece y será otro, el mandamás, quien hablará por ellos. Les dirá quien sí, quien no. Quien seguirá y a quien se desecha. Todos aguantan. Porque así es esto, aclaran y hasta corridos, se van contentos. No obstante, ya no lo podemos cambiar, menos si en ese convencimiento, se resisten a desafiar al mandamás y romper las reglas. Así se acostumbra. Así se les irá la vida. Porque, ganando o perdiendo, le es redituable. Es que jugar a esto los blinda, y no corren riesgo alguno. Siendo un villano, puedes convertirte en un héroe , en un ídolo, en un admirado participante que antes de entrarle a esto, eran la nada. Ahora trascienden. En el universo de su frivolidad pero trascienden. Dispuestos están a realizar todo cualquier cosa, por mas penosa o grotesca que sea. Así es el formato. Se aíslan totalmente del mundo exterior. Durante unos meses, se sienten y hay quienes los ven como su prioridad, su referencia, aunque no los vean ni los escuchen. Pobres de sí, aunque viviendo de eso. Y cuando suponemos que ya se agotó esta forma de vernos las cara, por ahí aparecen "nuevas" personalidades y " nuevas" voces jurando que serán distintos , como si no los conociéramos. Cuanto engaño y cuanta simulación.. Y juegan a que son auténticos. Así nos traen, cada año, tres, seis. Digamos. Ni modo, así son los Reality show El concepto, que puede traducirse como “espectáculo de la realidad” o “demostración de la realidad”, se refiere a un formato televisivo que pretende mostrar sucesos reales que le ocurren a la gente común en un determinado marco." La casa de los famosos le pueden llamar O el Big Brother, antes. Pero lo que es, es; un fraude Y algunos incautos, todavía creen que no.
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Miguel Ángel AvilésMiguel Ángel Avilés Castro (La Paz B.C.S. 1966.). Es abogado por la Universidad de Sonora. Practica el periodismo y la literatura desde 1990. Archives
July 2024
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