Por Miguel Ángel Avilés
Si la sanción ya de por sí es polémica, los métodos utilizados para ejecutarla, son peores. Después de usar la inyección letal en el 89% de las ejecuciones desde 1977, ahora es la “hipoxia de nitrógeno”, un método polémico y cuestionado, la que se utilizó el jueves pasado por primera vez en la historia de Estados Unidos, para quitarle la vida a quien llevó por nombre Kenneth Eugene Smith, un condenado a muerte desde 1989 por cometer un asesinato a sueldo en Alabama. De acuerdo a los reportes oficiales, Smith y otra persona, llamada John Forrest Parker, fueron hallados culpables de haber apuñalado y causado la muerte de Sennet después de que el esposo de ella, Charles Sennet, un predicador, les pagara por cometer el crimen. Resalto el dato porque si bien no comulgo con el tipo de pena, tampoco significa que aplauda estos hechos y sin realmente eran culpables, entonces no ganó la impunidad. De esa forma Eugene Smith, por cierto, homónimo de quien fuera un destacado reportero fotográfico estadounidense, inhaló nitrógeno hasta quedarse sin oxígeno y luego morir. Yo no sé cómo llamar a estos modernos verdugos, si obstinados, pertinaces, tercos, sádicos, crueles o perseverantes ya que de este día en que por fin cumplieron su bíblica misión, Kenneth Eugene Smith, hacia atrás, ya le entendía a eso de caminar hacia su muerte y entrar a una cámara de ejecuciones. Es que, en noviembre de 2022, todito estaba previsto para que recibiera una inyección letal, pero los "hombres" de capucha de un centro penitenciario en Alabama no lograron acabar con su vida al fracasar los repetidos intentos de insertarle una vía intravenosa. Es decir, palparon y palparon y nada que se visualizaba la vena. Realizaron un masaje y otro y otro en dirección al flujo sanguíneo y Tampoco. Le pidieron al condenado que cooperara abriendo y cerrando la mano y también fracasaron. Buscaron otra vena en la misma extremidad y en otra y todo fue inútil o todos fueron inútiles, que no es lo mismo, pero no consiguieron su propósito. Hagan de cuenta que les corresponde tirar un penalty, con el portero amarrado a uno de los postes y lo fallan echando el balón para donde a nadie le importa. Lo vuelven a intentar - el portero se durmió a un costado de la portería- y mandan el balón a las gradas. Lo tiran una y otra vez y nada un fantasma recorre Europa de la prisión: el del Chino Huerta. Sí, el de Smith fue uno de los tres intentos fallidos de inyección letal desde 2018 en Estados Unidos en los que los condenados sobrevivieron. Resulta que el procedimiento debió ser suspendido después de que sus administradores enfrentaron problemas para encontrar una vena y colocar la vía. Eran como las 11:20 p.m. y la ejecución de Smith fue cancelada "debido a las limitaciones de tiempo resultantes de la tardanza de los procedimientos judiciales". Eso dijo el departamento penitenciario en un comunicado, añadiendo que los protocolos necesarios para llevar a cabo la ejecución "no pudieron realizarse antes de que expirara la sentencia de muerte". A mi parecer debió de ser cancelada para siempre. El no tuvo la culpa que la ejecución de la pena fallara y pensando en voz alta, no sé si esta acción, merecía una discusión jurídica sobre el asunto de ejecución de penas. Esta semana lo intentaron con la hipoxia de nitrógeno y por fin le dieron al clavo. De seguro les vino el alma al cuerpo al sentir que el estado no había vuelto a fallar y la pena estaba cumplida. Pienso en lo que hubiera pasado si, así como la inyección letal, el controvertido y mentado nitrógeno también les falla. Sedientos de muerte, estos ejecutores de cuarta recurren a picota en tonel, al toro de Falaris, al aplastapulgares, al potro, a la cuna de Judas, a la doncella de hierro, a la salsa de las pizzerías mexicanas, a mil audios de los discursos de Trum o de cualquier otro desquiciado entre sus pares , hasta que este pobre hombre se quedara dormido para siempre y los del jurado, todos felices y contentos. El fusilamiento, salvo la mejor opinión de Torri,no creo que hubiera sido buena idea. El estado es moderno tiene un pensamiento humanista y eso de disparar a mansalva en contra de una persona con los ojos vendados que no los puede ver ,solo ocurre en los países tercermundistas, muy proclives a la barbarie. Además siempre me ha parecido de muy mal gusto eso de llevarlos a cabo en la madrugada como si de la hora dependiera su efectividad. Es el colmo. Porque si ya lo fusilarán, al menos denle todo ese día y programen su gran aporte en persuadir conductas delictivas, en la noche, diez, once p.m., por sugerir algo más racional y sensato. En México, ya ven, nunca dio resultado, acaso nomas apagaba reclamos populares ,en coyunturas a la alza en delitos de alto impacto, como sucedió en junio de 1957 en Hermosillo, última ejecución en el estado, la penúltima en el país, cuando le pusieron fin a la vida de Zamarripa y a Corrales, más o menos como lo reconstruimos, por si les interesa buscar en Google, en esa crónica llamada Tres Modos de Morir y Una Misma Historia, que incluye una entrevista con el juez ejecutor, Alberto Ríos Bermúdez. Tanto en Sonora como en otros estados derogaron los artículos que contenían esa pena y fue hasta el 9 de diciembre de 2005, durante el sexenio foxista que fue abolida y borrada de la constitución. Esto dijo el de Guanajuato: "Este día quedará grabado en la historia nacional como aquel en el que México se unió a los países que tienen en el respeto al derecho a la vida, uno de sus más altos derechos, la pena de muerte es contra los derechos humanos, por eso el gobierno ha hecho una defensa firme de los mexicanos sentenciados a muerte en otros países". Para alcanzar esto, tuvieron que pasar años y años y años, si consideramos que los antecedentes históricos de la pena de muerte en México se remontan a las culturas precolombinas, como la azteca y la maya, en las que se aplicaba para múltiples delitos: embriaguez, ofensas a los padres, adulterio, incesto, robos, prácticas homosexuales y homicidio, entre otros, segun rezan las notas al respecto. Ya se ha dicho mucho y resumo con esta cita que plagio: "la forma más extrema de pena cruel, inhumana y degradante. La pena de muerte se aplica de forma discriminatoria. Se usa con frecuencia contra las personas más vulnerables de la sociedad, incluidas las minorías étnicas y religiosas, los pobres, y las personas con discapacidad psíquica". Es correcto y lo suscribo. Desde la inquisición, antes y después, hasta llegar al pasado jueves de la asfixia con nitrógeno, todo será inútil y los objetivos que con ella se pretenden, jamás se lograrán. Bueno, uno de estos sí: Eugene Smith, como Zamarripa y Corrales y tantos más ejecutados, nunca de los nunca, volverán a delinquir. ¡Bravo!: esta pena sí que es infalible.
0 Comments
Leave a Reply. |
Miguel Ángel AvilésMiguel Ángel Avilés Castro (La Paz B.C.S. 1966.). Es abogado por la Universidad de Sonora. Practica el periodismo y la literatura desde 1990. Archives
September 2024
|