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Mi Gusto ES… (O LA OTRA MIRADA) 

El corrido de los Huipas

8/17/2022

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Por Miguel Ángel Avilés

La literatura, creo, es la otra forma de ver e interpretar el mundo, haciendo que, en una, dos, tres, o quinientas cuartillas ya no sea lo que es.

Es una bola de cristal hecha de palabras al arbitrio del narrador. El tarot escrito sobre personajes y su vida que se emancipan una vez publicada la obra. 

La crónica, por su parte, es esa otra forma de contar historias que alguien apreció con todos los sentidos.

Sí, con todos, incluyendo el corazón, pa’ que luego no me diga el autor de El Principito que lo esencial es invisible a los ojos y qué sé yo.

No creo necesario ahora ponerme a dilucidar sobre las diferencias y semejanzas entre periodismo y literatura, porque además de ser, a estas alturas, algo ocioso, resulta que no tengo ganas de hacerlo, por más que esto último también sea ocioso, pero me vale.

El tiempo lo quiero ocupar, más que nada, en hacer una defensa de la crónica y por supuesto de los cronistas, entre los que se encuentra El Navo aunque hasta ahorita no haya dicho nadita de él, razón suficiente para dar el golpe en la mesa con tal de hacer reaccionar, precisamente al periodismo y  a la literatura quienes, a través de sus  teóricos, siguen debatiendo, tontamente, si este género le pertenece a melón o a sandía, pudiendo dejarse de cosas, y engalanarse, cualquiera de ellos reconociendo por fin su paternidad.

Y es que, en lugar de redundar en lo anterior, es preferible agarrar el libro de cada escribidor y clavarle la vista para dar inicio, sin prejuicio a la lectura y será a partir de este frente a frente – entre el que escribió y el que lo lee- de qué están hechos uno y otro. 

Él soltó los textos y supo contarnos una historia , antes que proyectarse él , su obsesión por presumirnos sus gustos musicales, enlistando los nombres de los discos que seguramente tiene regados en su recámara, esa que lleva quince días sin barrerse y soltarnos alguna gracia de autoconsumo que solo le provoca risa a él   en tanto que su rigor literario pasa a segunda término porque quiso lucirse en lo personal, no frente a un mayor número de lectores de todos los colores y sabores – una catedrático, un pasajero de un camión, un buscador de novedades editoriales diferentes – sino ante su reducido grupo de amigos, también escribanos que, sintiéndose en la antesala del premio nobel debido a la autocomplacencia de ellos, han perdido todo piso, mas no su obsesivo propósito de contarnos una y otra vez sobre los bajos fondos de un país que ven en decadencia, clavándose de tal manera con esos lugares reivindicados que, a la mitad del libro, uno ya no sabe si estamos frentes a un narrador omnisciente o una candidato a la presidencia municipal en su cierre de campaña. 

Del primer grupo que describo poco se sabe o, parafraseando al otro Príncipe, pero no al inventado en Francia, sino al mexicano José José, han rodado de acá para allá, haciendo de todo y sin medida, pero les juro por Dios, que nunca una editorial, no los hace ni por asomo, en su vida.

Del segundo, vaya decepciones que nos llevamos cuando una de sus más famosas obras cae en nuestras manos y en la décima hoja sentimos como si nos hubiéramos tomado una dosis de alprazolam o fentanilo y casi nos da por confesar mejor un crimen antes que seguir leyéndolo. 

De estos últimos, debería haber un gran tiraje. Es decir, agarrarlo todos y tirarlos. 

Con sus excepciones pues, la fama y la suma de medallas en alguien no es garantía de nada y en la literatura pasa lo mismo. Con Al Contado, Voy a Dar un Pormenor (con el que ganó el Premio del Libro Sonorense) y ahora con El Corrido de los Huipas, el oriundo de Navobaxia, Sonora, una producción corrosiva y con puntual sentido del humor (no humorístico) ha dado muestras de que puede estar ranqueado en peldaños superiores a otros pugilistas literarios pero los émulos de José Sulaiman, les ha dado por voltear para otro lado y como la crítica literaria es peor vista que al coronavirus, resulta que en los escaparates más visible de las librerías, en cuanto a buenas obras, no siempre están los que son, ni son todos los que están.

Si no me entendieron, me remito al extinto buen amigo, Eusebio Ruvalcaba quien, al reseñar a literatos Sonorense, dijo: “cuando uno revisa las mesas de novedades de las grandes librerías, siempre queda la sensación de que los señores comerciantes especializados en libros dejan fuera material de primera. Frente al alud de títulos superficiales y anodinos-provenientes en su mayoría de España- habría que echar un ojo a lo que se está haciendo en lugares acres de este país, en apariencia hostiles a la cultura, Como Hermosillo que, por mucho, le andad dando una revolcada, en lo que se refiere a producción editorial de calidad (…) a ciudades consideradas cultas. Cultas, pero fresas. Cultas, pero muertes”. 

Ya ves mi Navo: así sucede cuando todavía no se alcanzan las alturas de la trascendía y la inmortalidad. Cuando se es apenas un pasante en una profesión, cuando se tocan puertas llevando consigo lo que produces, cuando andas haciendo los pininos, taloneándole a una figura consagrada o abres la función de box o lucha, para irle calentando el encordado a las grandes estrellas que te vieron regresar a los vestidores, todo madreado, luego de ponerte las espaldas planas en dos caídas seguidas o haber caído tres veces en el primer round frente a un rival que te dio más fracasos que los que pudo darte tu mamá cuando eras chiquito.

Sin embargo, el tiempo y la persistencia, todo cambia y de ejemplos me como un taco, refiriéndome aquí a más de un artista, un deportista, un espectáculo, marginados o desdeñados por la crítica elitista o la pedantería intelectual, hasta que no les queda otra más que tragarse sus palabras –con todo y papel donde fueron impresas- y reconocer, a regañadientes, que los desdeñados, con pura chamba han conseguido la trascendencia y la consolidación.

De ese modo, si antes eras considerando a lo mucho, nomás parte de la chusma, de lo naco, de la gran masa cuyos miembros pasan sus años afuera de un changarro, o viendo la tele o contemplado el infinito desde un poltrona que yace en la banqueta mientras consume su cajetilla de Delicados sin filtro, cuando menos esperamos, el tiempo, siempre justiciero pone a cada quien en su lugar y al rato lo que vale la pena aquí se queda, en tanto que de lo otro-la simulación, lo efímero -ni su mentado recuerdo queda. 

Tú bien sabes, Omar, que eso sucedió con la Lucha Libre:  solo el vulgo acudía a las arenas, aseguraban y actualmente es patrimonio cultural; Recuerda además que criticaban el cine del Santo, el enmascarado de plata y del Secretario de seguridad pública de los televidentes, Mario Almada y resulta que, actualmente, hasta los homenajean, los muy falsos, diciendo, ya como un cliché, que son películas de culto. 

No se diga algunos lugares de esta ciudad, apedreados hace apenas unas décadas por el estigma y por el fuchi del batallón de la falsa sociedad pero de la noche a la mañana, se tragaron sus palabras, como se tragan la caguamas haciendo segunda a mi admirado amigo Javier Cinco en la Taberna o bailando Arroz con Camarón, La Colaless y por supuesto el Gira Gira, en el Club Obregón al grito de “entre más corriendo más ambiente” y ya no quieres parar la banda, mejor vas a bailar mi amor en esta linda fiesta. 

En fin, por eso digo que en esto de quien es quienes en los libros , en muchas ocasiones se miente con todo los dientes y reto a quien quiera demostrar lo contario de lo que digo , una vez que lea “El corrido de los Huipas” de la autoría del escritor Omar Gámez quien escarbándole más historias a su matria nos ofrece en esta su nueva publicación que para algunos lectores de bombín y de levita hecha con tela comprada en La Parisina es mera autobiografía o el diario anecdótico del círculo familiar, olvidando que la literatura es universal en tanto se nutre de autores que si de algo escribieron y ahora son universales, es de su entorno, de su tierrita, de lo suyo que es de todos, de lo propio que se vuelve identidad, más que buscar el pedante lucimiento de situar su narrativa en un hotel de parís, en la barra de una cantina noruega o de una discoteca de Dubái, aunque jamás hayan salido de su barrio del cual el nombre no me acuerdo pero enfrente de su casa hacen tortillas sobaqueras, hay uno Oxxo en la esquina con cajeras bien sangronas y más de uno de sus amiguitos de infancia están en el bote. 

“Allí donde hay narración ha de haber trama. Narrar no es sólo referir hechos: es, ante todo, referir de modo articulado los hechos, haciendo de ellos un relato, un cuento, una story. Una mirada curiosa que descubra lo que estaba allí y otros miraban, pero no veían”. Ese es el propósito del cronista “Contar historias a partir de un desplazamiento descubridor".

Esto lo afirma la Periodista y Licenciada en Comunicación Virginia Rioseco Perry. Yo simplemente digo que lean el libro del Navo y cada una de sus crónicas, sobre las cuales no quise hablar expresamente de ninguna porque luego ya creen que les platiqué todo y al final, como al que llego ahorita, se salen, espichaditos, para no adquirirlo.

Pero comprado o de gorrión, lean al Navo: Y después, por favorcito, no me digas que no te encanta.

Texto leído este 11 de agosto pasado, en la presentación del libro El Corrido de Los Huipas de la autoría de Omar Gámez-Navo.
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En boca propia

8/10/2022

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Por Miguel Ángel Avilés

Empezaré esta columna con una recomendación:
Cuando alguien se jacte de ser una persona honorable, cuídate de él.
 
Mas aún: di no y cuéntaselo a quien más confianza le tengas.
 
Es preferible echarle un ojo a sus actos en la vida y después ya sacas tus propias conclusiones.
 
Por tu bien.
 
De lo contrario, te limitas a creerle y eso puede llevarte, ya, sea a pensar que si es como dice, sin averiguar más y al rato lo traes en hombros como al July en la plaza México o, contrariamente, a estrellarte con la realidad cuando recibas la puñalada trapera de su supuesta honorabilidad pero , para entonces, ya vivió de ti y de muchos, con ese discurso en donde el decir y el hacer, al ponerlos frente a frente, se repelen.
 
Conozco dos tres que así se la han pasado.
 
Y tú también los conoces, no te hagas.
 
En tu colonia, en la ciudad, en una sociedad, en un centro de investigación, en la universidad, en un grupo clandestino, en una diócesis, e incluso, dicen, pero aquí si ha de ser una calumnia, que hasta en asuntos de la política los hay.

Aquí se me hace que exageraron, pero en fin.
 
Debo de admitir que uno tarda en descubrirlos.
 
Porque son hábiles y se convierten en unos actores o actrices con un desenvolvimiento teatral para embaucarnos, que parece que los estuviera dirigiendo Seki Sano.
 
Alabanza en boca propia es vituperio, reza el refrán populachon y es cierto.
 
Lo anterior condena a esos personajes o personajas que se dedican a mencionar sus virtudes, o méritos, casi siempre sin que se lo hayas pedido, con la particularidad de que tales cualidades nadie las conoce o un noventa y cinco por ciento de lo que alardea es falso.
 
Más bien, para sus interlocutores queda claro que son purititas  justificaciones de sus actos ampliamente condenados por su familia, amigos, colegas, socios, correligionarios a los que sirvieron mal y ayudaron menos.
 
Su fama pública quieren traerla rechinando de limpia, aunque su conciencia parezca estufa de estudiante universitario foráneo.
 
Tanto se la pasan representando esa manera de ser que llegan a creérselo y, desde el púlpito de su fingida honestidad, suelen hablarte como pastores, como auténticos catequistas que, con su labia, te exhortan a que los emules.
 
“Tú sabes que yo soy incorruptible”,  “yo si tengo autoridad moral”, “olvídate que haga eso”, “mi autoridad moral es a prueba de cañonazos de dinero”. “Conmigo se estrellan porque saben que nunca me he robado ni un cinco”.
 
Si todavía no me han entendido o aún no recuerdan a nadie que sea así, lo ejemplifico:
 
Resulta que en algún lugar del país o del continente americano o del mundo, cuyo nombre no quiero acordarme, me reencontré una vez, debido a esto de las redes sociales, con unos conocidos quienes son pareja y resulta que cuando ella cumple años o es día de su santo o lo que sea, él se pone frente al teclado y en su muro escribe y escribe, para destacarla, con motivo de la ocasión, homenajeando a su mujer con una oda o una descripción personal, que a todos deja perplejos por lo que dice.
 
“Este canijo ha de tener una amante“, decimos algunos con lengua de doble filo, a modo de suposición, porque esa que él describe, no es, para nada, la que conocemos en la vida real.
 
Más bien, la susodicha, es muy capaz, es cierto, ¡pero capaz de todo! y si, por decir algo, él nos las quiere vender como generosa y leal, sabemos qué es vil y traicionera y si en algún párrafo la retrató como leal con sus amigos o elegante en el buen decir como Talina Fernández, más bien ella es la viva representación de La Pelangocha y en cuestiones de  lealtades, es más peligrosa que un neurocirujano con hipo ,en los momentos cruciales de un quirófano.
 
Por eso insisto: cuando alguien se jacte de ser una persona honorable, cuídense de él.
 
Si anuncia que no hará tal o cual cosa, mejor toma las precauciones a que haya lugar, porque, de seguro, si las hará.
 
En cambio, si jura que cumplirá el pacto suscrito hasta con sangre, ya estuvo que se echará para atrás con cualquier pretexto y se rajará.
 
Son alardes pues, y se les llena la boca pavoneándose de su pureza. Mientras eso hacen, una estela de capítulos pasan por la cabeza de los que han visto todas las tropelias que, con el mayoŕ cinismo, habrá de negar.
 
Jactancia es el término que define a los que se alaban a sí mismos de forma arrogante o falsa molestia sobre una de las tantas cualidades que se saca de la manga.
 
Puede ser cierto que estas personas necesitan vacíos de identidad y otras cosas, ni duda cabe, pero de aquí a que lo hagan, ya fueron y vinieron, disfrutando de esta forma de ser  y fingiendo como que la virgen les habla, cuando se alude a perfiles como estos.
 
Aclaro: no reprocho a la autoestima y se vale querernos siempre. Lo reprobable es el fingimiento y la impostura sobre lo que no se es.
 
Sobre aviso no hay engaño y el soldado advertido no muere en guerra. Después no se quejen, porque ya será muy tarde.
 
Por cierto: hombres y mujeres así, también tienen su antítesis,es decir, hombres y mujeres que, calladita la boca, han convertido todo acto de su vida en puritita rectitud.
 
Y un híbrido de ambos comportamientos, ahorita nada más, recuerdo un caso:
 
La de un funcionario público de la vieja guardia que durante  largos años de resentimiento,  quiso saber quién demonios había corrido la voz de que él era una persona muy pero muy honesta, pues por su culpa, nunca nadie había venido a su escritorio a darle o  ofrecerle algo.
 
Válgame ¡cuánta ingratitud, señor, cuánta!
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El hombre y su máscara

8/3/2022

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Por Miguel Ángel Avilés

                                                        Para Alejandro Zabaleta, que se fue, de pronto, en la  madrugada. 

El pasado 21 de Julio falleció María de las Mercedes Carreño Nava y la noticia  me causó un vuelco abajito del corazón. 

Se iba ella y consigo también se iba un tantito de una época del cine mexicano  que hizo sudar a muchos. 

Hablo de Meche Carreño y cuando lo hago, no evitó recordarla en la pantalla  grande o en la tele ya muy de noche, como tampoco evitó imaginar e  imaginármela bañándose totalmente desnuda en el río, al iniciar La Choca, esa  famosa película dirigida por "El Indio" Fernández estrenada en 1974, con la  cual obtuvo un Ariel y la oriunda de Minatitlán , Veracruz, fue galardona como  la mejor coactuación femenina.
 

Destacó también con sus participaciones en películas como Damiana y los  hombres (1967), La sangre enemiga (1971), La inocente (1972), Zona roja  (1976) y La otra virginidad (1975). 

Coincido con el periodista Alejandro Membrillo quien en Milenio Digital señala que “La cualidad polémica y contracorriente del cine de ficheras encontró en la personalidad transgresora de la actriz veracruzana una aliada invaluable en  una época de represión artística y social. A través del erotismo en la pantalla grande, Meche Carreño se convirtió en un ícono de la liberación sexual y el empoderamiento femenino, así como en vocera de causas sociales”.

“Un trabajo artístico combatiente y revelador que, apoyado por el erotismo y  la sexualidad, la llevó a proponer discusiones sociales sobre la hipocresía moral  y la ruptura del conservadurismo de la época a través del arte”.

La señora no llegaba de improvisto a las altas luminarias. Siendo aún niña llega  a la Ciudad de México y siendo ya una adolescencia estudia arte dramático en la academia Andrés Soler. 

Además, participa en diversas obras teatrales experimentales y completa su actividad teatral, ejerciendo el modelaje. Precisamente, debido a esa  actividad se da más a conocer, tanto así que al poco tiempo debuta  profesionalmente con Carlos Ancira en la obra El hombre y su máscara. 

Cuando estuvo en su apogeo, yo era acaso nomas un posadolescente, sin la  mayoría de edad aún y eso, como a muchos, significaba, por razones obvias, una gran desesperación. 

En ese entonces si acaso noma iba a la matinée del Cine Juárez o el Cinema La  Paz o el Premier que llegaría después a ser considerado como de más caché,  en donde, en los intermedios, acuérdate bien, optabas por salir de aquella  oscuridad para comprar palomitas o un austero hot dog o en su caso, bajar a  jugar luchitas en la plataforma que estaba frente a la pantalla; y, a la salida,  comprar una nieve de nuez al Pasaje Madero.

Luego regresabas en camión, muy feliz, a tu casa. Al principio te conformabas  con una película de Capulina ya sin Viruta porque se habían peleado. Hacías  largas colas para ver El Chanfle, ese otro éxito de Chespirito pero ahora en la  pantalla grande después de haber triunfado con todos sus personajes con Ch  bien mexicano, sorjuanesco, aunque algunos, llenos de soberbia, no lo quieran  reconocer.  

Al tiempo las matinées te aburrían o, como te juzgabas grande, uno, inquieto  que era, ya quería ver la primera película para adultos, porque oías a los  grandes decir que las mujeres se quitaban todo. 

Los que querían ver esas películas se untaban ajo en las partes que se  necesitaba para que les saliera vello, pero los resultados tardaban mucho, así  que nos poníamos en la puerta del cine y desde ahí aventábamos la mirada a  ver qué se lograba pescar cuando quedaba la cortina entreabierta. 

De este modo se veía, desde la entrada, la silueta de un cuerpo que se  quedaba quieto como para que lo contempláramos, y por fin cumpliéramos la  fantasía mientras llegaba tarde que temprano el placer real.  

La cortina se encerraba de improvisto y uno sentía como si te descubrieran,  como si todas las miradas se clavaran sobre ti, y te retirabas asustado no fuera  a ser que te viera un conocido más grande, al que sí dejaban entrar, y corriera  con la acusación a tu casa. 

Eso te podía apenar y te ponías colorado como un tomate, sin que hubieras  hecho algo malo o hubieras cometido una indecencia, o más bien dicho, una  liviandad. 

Por eso les digo que si yo vi a Meche Carreño , ya fue en la tele o en otras  partes, ya que en sus memorables apariciones, como esa de La Choca, en su  personaje de Flor, ella tenía 27 años y yo apenas ocho, ni chanza de cambiar  mis canicas por botas de charro, nomás en su honor. 

Pero me quedo con lo que dice el maestro Enrique Serna, al hablar de esta  inolvidable mujer, llamándola La morena magnética : “La memoria de la libido  es más fiel que la del cerebro, pues actualiza el deseo como si hubiera brotado  ayer”. 

Por eso es que les digo que, ya entrado en gastos, no evito recordar a esas  otras bellas de noche de por aquellos años como Olga Breeskin, Lyn May, Rossy  Mendoza, Wanda Seux y la Princesa Yamal, por nombrar tan solo a unas. De  paso, también a la gran Fanny Cano que rivalizó con Meche Carreño a la hora  de volver locos a muchos y despertar tantos deseos. 
 

“No son sucias las mentes que piensan en el erotismo, sino aquellas que lo  consideran pecaminoso.” dice José Barcala , cual si lo pronunciara frente a una  imagen de Doña María de las Mercedes Carreño Nava, es decir, Meche  Carreño.  

La gran señora había dejado la carrera a edad temprana y en los recientes años participó en el activismo ambiental y antes de que llegara ese agresivo cáncer  de hígado, tenía pensado escribir para niños.

Válgame, como no lo hizo en aquellas épocas de mi infante vida, cuando yo, a  pesar de esa inocencia que aun cargo a cuestas, hubiera sido para ella, las  páginas enteras de un libro abierto.
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Las vacaciones

7/27/2022

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Por Miguel Ángel Avilés

En ocasiones pienso que las vacaciones son como la vida.
 
Porque hay que disfrutarlas al máximo y porque cada vez son más cortas.
 
Recuerdo mis vacaciones de mi educación básica . Me da la impresión de que teníamos más periodos de vacaciones que periodos de clases
 
Apenas nos estábamos reponiendo de las vacaciones de diciembre, aún quedaba parte de la cena de nochebuena o de año nuevo en el refri y ya estaban , casi a la vuelta de la esquina , las vacaciones de semana santa ,que a diferencia de ahora, los días de ocio y de ocioso,eran de quince días.
 
Apenas se empezaba a caer toda la arena de salva sea la parte y de empezarse a descarapelar la espalda por las idas a la playa, cuando se llegaba mayo- también con más días de asueto que de clases- y, de nuevo, ya estábamos a un paso de otras vacaciones, en esta ocasión las de verano, que eran las más largas, como si durante el año, no hubieras tenido ningún día de descanso.
 
Dicen que los griegos fueron los primeros que vieron la necesidad de disponer de periodos de descanso para rendir más laboral e intelectualmente, pero son los romanos los que se puede decir, inventaron las vacaciones.
 
Sin embargo, a mi me da la impresión que las inventó algún antiguo funcionario de la SEP. Algún descendiente del que tuvo a bien incluir en la Ley Federal del trabajo que estas se pagaran y hasta una prima vacacional hubiera.
 
Obvio,esas dudas no pasaban por nuestras cabezas, menos por nuestros pies, cuando corríamos de un lado a otro de la calle Normal Urbana o en el patio de Doña Elisa, mi mamá bis, ya sea para alcanzar al amigo- objetivo de algún juego o detrás de un balón de cuero, así estuviera mojado y parecía que pateabas un coco verde.
 
Tampoco pensábamos en quien las autorizaba,quien las calenderizaba, quien decía de cuando en cuando y no obstante, muy convenenciero, todos nos enterabamos con alegría que ya faltaba tantito para "descansar" en casa ,sin tener que andar pensando en comprar un mapa con división política o subrayando de rojo al sujeto y de azúl el predicado.
 
Pero el tiempo se pasaba volando y daba inicio la cuenta regresiva. Cuando menos esperábamos, ya estábamos nostalgiando porque solo contabamos viernes, sábado y domingo para darle vuelo a la hilacha porque el, lunes, a primera hora, teníamos que estar, de nuevo bien peinaditos,
 
Dice Savater,en defensa de la vida ociosa, que unas vacaciones de verdad ,sirven para hacer esas cosas valiosas que nadie retribuye.
 
No sé cuando habrá dicho esto don Fernando, fue cuando en su educación básica, al igual que nosotros, tenía horas de sobra para ponerse a filosofar o fue ya de grande, cuando según veo, también cuenta con  horas de sobra para ponerse a filosofar.
 
El dato preciso no me interesa, más  bien a uno le entra la curiosidad por saber en que ocupaban o,en su caso ocupan, su periodo vacacional algunos personajes históricos o públicos que ya son eternidad o siguen vigentes por motivos católicos, ideológicos o políticos.
 
A Dios lo atiborramos de encomiendas, pidiéndoles esto o lo otro y no sé con qué tantas posibilidades cuente para cerrar por un tiempecito su oficina de peticiones, olvidarse de todo, echar dos tres mudas en una mochila e irse a vacaciones,, sin preocuparse por hacernos el milagrito, cuidar nuestra salud, protegernos de cualquier mal y tirar el estrés, merecidamente.
 
Ignoro si los héroes nacionales, en su momento, dejaban por un tantito las armas y la carrillera, pa’ luego buscar el traje de baño, comprar dos tres provisiones y agarrar camino hacia una playa o un pueblo, donde no hubiera que combatir contra el invasor a punta de bayonetas y cañonazos.
 
Sé que es difícil imaginarse a Benito Juárez, Don Miguel Hidalgo o a don Francisco I. Madero, cargando una hielera, o a doña Carmen Serdan preparando unas cemitas poblanas  para acomodarla en un carruaje y salir de su lugar de residencia, harto del bullicio y de la falsa sociedad, con tal de encontrar unos dias de paz y regresa más relajaditos a echar bala o a continuar con la insurgencia.
 
Difícil pero pudo ocurrir. No todo es lucha y transformación.
 
Claro, ellos ya estaban grandes y si tuvieron vacaciones, a lo mucho fue un par de días, una semana y nomas. Recuerden que los periodos largos, nos tocaban  durante la niñez y poco a poco se han ido acortando.
 
Al principio, antes de la edad escolar todo el tiempo eran vacaciones. Los que no tenían eran mamá y papá, porque además del trabajo perpetuo, tenían que cuidarnos a nosotros, que era más desgastante que el trabajo perpetuo.
 
En la educación básica, eran infinitas o eso creíamos, tanto que a veces llegué a pensar que ya no volveríamos o que nos habían corrido.
 
En la educación media y superior, empezaron a ser menos y ya en la vida productiva de cada uno, depende en donde trabajes, sobre todo ahora en tiempo de pandemia, en cuya primera temporada de 2020, pasamos más tiempo en casa y regresar a la fuente de trabajo, significó una catarsis, hagan de cuenta como salir de vacaciones.
 
Media semana, tres días, cinco a lo mucho, una semana sí y la otra hasta después y así. Nos dicen que si tendremos vacaciones y la noticia nos llega de alegría.
 
Pero conseguida las vacaciones, ahora que, es decir , nos encerramos en casita, acampamos en el patio, salimos de la ciudad, viajamos de un estado a otro o recorremos el mundo entero.
 
Pues cada quien, según se pueda o según se quiera.
 
La felicidad- en vacaciones o no- es de quien la trabaja.
 
Es por eso que en ocasiones pienso que las vacaciones son como la vida.
 
Porque hay que disfrutarlas al máximo y porque cada vez son más cortas.
 
 
 *La Paz B.C.S. a 22 de Julio  de 2022*
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La bella costumbre de contar historias (tan reales que nadie se anima a desmentir)

7/20/2022

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Por Miguel Ángel Avilés

                                                                             Para mis amigos Manuel Ramírez y Francisco Verú

En mi niñez yo era muy crédulo o mi madre era muy buena para contar mentiras.
Le preguntaré ahora que vaya.

Yo le tenía mucha fe a mi madre o era tal su forma de contar historias que parecían verdaderas.
Corrijo: Yo le sigo teniendo mucha fe a mi madre.

Los niños tenían que creerle todo a los grandes o yo temía contradecir a mamá, aun cuando me diera cuenta que eso que afirmaba no era del todo verdad.

Como si en verdad supiéramos que es la verdad.

Mientras despejo estas hipótesis y si ahorita no me da un derrame cerebral por tanto esfuerzo, permítanme acordarme un poco de algunos hechos que motivaron estas dudas.

Como suele pasar en cualquier barrio, en el mío había leyendas que se contaban como si hubieras estado ahí cuando ocurrieron, pese a no tener a la mano, ningún material probatorio para tallárselo en la cara a quien se pusiera muy escéptico o muy cuestionador.

Era nomás decirlo y eso bastaba. 

Mi madre era una de esas personas. Una, dije, porque había varias. 

Preciso: habíamos varias porque esa costumbre se transmite, se aprende o se modela y se va pasando de generación en generación.

¡Aguas!

Porque ahorita le puedo estar contando una verdad o una mentira y ni cuenta se darán si no investigan.

Aguas.

Porque eso puede sucederle en la intimidad, entre amigos, en la vida diaria y hasta en la política, en donde la neta, la neta, mejor ni me meto.

En fin.

Pero con tal de que no se le quiera nombrar de otra manera (porque ya los conozco) me adelanto y diré que esa hermosa maña de alterar la realidad y que nos transmitieron nuestros padres, era patrimonio inmaterial, tradición oral o memoria colectiva.

No era, más bien es, porque muchas de esas cosas que se contaron hace tres o cuatro décadas, aún se siguen contando, no le hace que se entremezclen con las nuevas.

No tengo espacio suficiente aquí para contarlas todas. 

Sin embargo, como sé que ya se están comiendo las uñas por enterarse de algunas, les resumo estas:

Según mi madre, el terreno muy grande que estaba frente a mi casa (a donde iré en estos días) y en donde alguna vez una familia que vendía raspados aguanto un chubasco o  se asentaron un par de circos o nos sirvió de campo de fútbol luego de limpiarlo, era de una contrabandista que vivía en el Norte (decir “el Norte, allá, es decir Tijuana) y que tenía muchísimo dinero, por eso no le interesaba venderlo.

 ¿Cómo lo supo miama? 

No sé, pero lo contaba de tal modo, que parecía que tenía en sus manos el título de propiedad y los antecedentes penales de aquel mal hombre.

Ay miama, nomás por eso quiero ir a visitarte, pa’ que me sigas contando.
Ah, porque según ella y su firmeza, alguna vez existió un loco que tenía encerrado un chubasco en una cañada y que tarde que temprano, si lo seguían haciendo enojar, lo iba a soltar. 

Neta: miama pudo ser literata y ni cuenta se dio o quien sabe.

Les juro que por largo tiempo le pedí a dios que nadie se fuera a pasar de la raya con este hombre, temeroso de que cumpliera su promesa y, babalú, nos iríamos pal’ otro mundo todos.
Hasta miama quien, según yo y tantos recuerdos, es inmortal.

Sí.
Ya veremos.
No. Es inmortal.

Pero bueno, también, según mi madre (y se le sumaba una que otra vecina), don Jaime, el señor que vivía en la esquina y que echaba las cartas, de vez en cuando se convertía en tecolote y se echaba a volar.

Como ella un día, que se fue al cielo, sin irse y vestida de flores, y dos bellas arracadas, desde allá, cuenta y cuenta, la muy diva.

Según mi madre, esa señora fea fea fea que vivía junto al mar, allá en San Juan de la Costa, alguna vez de niña fue rubia y con los ojos azules pero un día le cayó una prensa para queso en la cabeza y desde entonces se puso, así como ahora estaba: fea fea fea, eternamente, fea.

Así como mi madre, otros y otras hablaban del Barbón de la Guerrero, un señor que según vestía de negro, daba pasos de cinco metros y se robaba a los niños. 

Yo creo que a él también se lo robaron porque, amén de su descripción, nadie pudo probar que lo hubiera visto. 

Nadie.

Aunque quien sabe, ya ven como es la justicia pronta y expedita en México , que tal que en un descuido, luego de más de cuarenta años, de repente nos presentan ante los medios, al famoso barbón de la Guerrero.

Válgame, esta vida no está hecha más que de ironía pura, nomás hay que encontrarla.

Siguiendo con miama, quien sin darse cuenta o si , era dueña de una sutil ironía socrática, jamás escuché que  interpelara a otro que pretendiera desenmascarar sus falsedades.

Quizá porque todos éramos muy crédulos o esa persona, al igual que mi madre, era muy buena para contar mentiras.

Quizá porque, así como yo le tenía mucha fe a mi madre, así nos teníamos entre sí o era tal la forma de contar historias en el barrio que parecían verdaderas.

No sé.

Tal vez sea porque ya no importa si una historia es falsa o es verdadera, lo que importa es que ya existen, que como tales son bellas y aquí, para siempre, se quedan a vivir.

Así mero, como mi santa madre.
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La mafia muere

7/13/2022

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Por Miguel Ángel Avilés

Por las márgenes de río de Reynosa hasta Laredo, se acabaron los bandidos se acabaron los pateros y así se están acabando a todos los pistoleros. 

Así, sin entrecomillar lo puse, porque eso quisiera escuchar en los actuales tiempos, pero  en un noticiero o como informe presidencial, en horario triple AAA, en cadena nacional, pa’ todita la república. 

En serio que me volvería el alma al cuerpo.  

Corrijo: 

Nos volvería el alma al cuerpo y aquí ya estoy hablando por todos los habitantes de este  país.  
Y es que la situación no se ve para cuando terminar, por el contrario, el color rojo prevalece  aquí y allá, matándose las bandas entre sí, pero también llevándose entre las bajas, a personas inocentes o que no tenían ningún velo en el entierro. 

Pocos o muchos, pero no hay región que se salve en estos que pareciera la escenificación de momentos históricos en los estados mexicanos donde murió un titipuchal de gente, pero  esto es hoy, donde la muerte tiene permiso y la cuenta del muertometro asciende, imparablemente. 

Alguna vez cayeron Dimas de León, Generoso Garza Cano y Los Hermanos del Fierro y uno  que otro americano y a todos los más valientes a traición los han matado. 

Lucio cayó en Monterrey, Silvano en el Río Grande los mataron a mansalva los rinches que  son cobardes, en los pueblitos del norte, siempre ha corrido la sangre. 

Le tiraron a Ezequiel por el año del 40, José López en Linares, sigue aumentando la cuenta y  Arturo Garza Treviño allá en el 11-60. 

Eso dicen los corridos y así como afirman que el que hace la ley, hace la trampa , también  en estas letras, pudo haber lavado de imagen, digamos un intento de desagravio a favor  de los caídos, de ahí que el autor nos advierta al final que murieron porque eran hombres  no porque fueran bandidos.

Cierto o falso, lo que uno desearía es que mañana o pasado, tempranito, ya sea el niño  voceador, gritando a voz en cuellos o los noticieros matutinos , en cuanto abrieran la  transmisión, nos informaran, con una expresión de júbilo en su cara, que por fin, luego de  intensas batallas, acorralamientos, persecuciones, abrazos, muchos abrazos, fuchis y  guácalas, los representantes del mal no pudieran más, se doblegaron, sacaron un pañuelito  blanco y lo ondearon al unísono en señal de rendición. 

Siempre he sido crédulo, un feligrés incondicional que respalda todo despliegue de la fuerza  del Estado y esta vez, no puede ser la excepción. 

No importa si nuestro heroico ejército pone pies en polvorosa cuando siente que un  comando de rufianes los persigue, echándoles bala. No importa que al frente de los retenes  ahora estén los que, en teoría, debieran ser los perseguidos, no los persecutores.  

No importa. 

En lo que a mí respecta, he de morirme en la raya del lado correcto de la historia, porque  confío en mis instituciones y en el vigor que han demostrado en Zacatecas, Michoacán, Tamaulipas, y demás lugares en donde se vive al grito de sálvese quien pueda, con tal de  distraer al enemigo, haciéndoles creer que se huye de su lugar de origen por puro miedo o  que, en ciertas regiones, ya nadie sale de sus casas, una vez oscureciendo, para que la  caravana de malhechores crea que tienen el control del pueblo o que la policía está coludida  con ellos. 

Ilusos. 

Es verdad: los pistoleros de fama una ofensa no lo olvidan si se mueren en la raya no les  importan la vida los panteones son testigos es cierto no son mentiras. 

Pero han de ser muchos, porque no se acaban, por más que se enfrenten entre sí, como les  dije o los abate el glorioso ejército o la guardia nacional, siempre en vigilia. 

Como las mafias sindicales, estos también nacen crecen, se reproducen y mueren pero se  vuelven a reproducir cual si no les hubiera pasado nada, tan solo un reacomodo de cuadros, cierta reacción en busca de los delatores, una racha de ejecutados y al poco tiempo, nuevos  rostros, nuevas bandas pero la misma violencia o más y la misma incertidumbre. 

Pese a todo, mi grado de optimismo no tienen comparación y siguiendo a los más avezados  en materia de seguridad, pronóstico que nos encontramos en la cúspide de lo obscuro  porque no tarda en amanecer.

Muertos aquí, allá, convoy de carros como si fueran un concurso alegórico un 20 de  Noviembre y estuvieran saliendo , recién ensamblados, de la Ford , disparos pirotécnicos en  ciudades de este lado o en largos tramos de terracería , pero lejos de pensar que estos se ha vuelto imparable, consideremos que es la ley del rendimiento decreciente y en la medida que se añaden factores de cambio y transformación, poco a poco el productor de la cultura de la violencia, irá disminuyendo. 
No comamos ansias, por más veamos escenas de niños tirados pecho a tierra en un salón  de clases, mientras su madre los tranquiliza, en tanto se calma la lluvia de balas allá afuera.  

Sé que lo pueden ver utópico si el panorama está en su máxima ebullición y donde esto  parece ya normalizarse, al grado tal de pronto aparezca en sección de los económicos algo  así como “se solicitan sicarios con buena presentación, prestaciones muy por encima de la  ley” y los entiendo, amigos, ya que la se ha provocado tanta desconfianza que en nosotros  cabe la pura incredulidad. 
Pero tanto despliegue de fuerza, tanta medida de vanguardia me hace a mi pensar que  estamos a un tris de que la pesadilla acabe y, como en una ocasión pasó en Tierra Blanca, igual  suceda a lo largo y ancho del país. 

Todo, de pronto acabará.  

Y los conductores de televisión anunciaran: les queremos anunciar que se acabaron los bandidos, se acabaron los matreros y así se están acabando a todos los pistoleros. 

En mis mejillas rodarán dos lágrimas y en los noticieros matutinos del día siguiente, una voz , como de ultratumba, dirá simplemente: 

“Hoy fue un día soleado…”
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L@s triunfador@s

6/29/2022

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Miguel Ángel Avilés

En estos días, una personita que amo, habrá de concluir su primer año de su maestría. Al siguiente logrará su propósito y estoy seguro, que se sentirá una triunfadora.

Creo.

El jueves pasado en la noche, una amiga a la que quiero con el alma, celebró sus treinta y cinco años de carrera como soprano y lo hizo, triunfante, en la catedral metropolitana.

Ella debe  de estar feliz

Quiero pensarlo.

Hace muchos, muchos años, un entrañable amigo,tal vez el primero que tuve en mi vida, saltó del kinder a la primera, y así de chiquito como era, como sigue estando, fue el más destacado del grupo, tanto que al terminar el ciclo escolar, mereció el más destacado lugar en aprovechamiento.

No era para menos. Creo que su mamá  trabajaba en esa escuela pero nada tuve que ver para que se llenara de dieces su boleta. Pudo sentirse muy orgullosa ,eso sí, pero no era para menos. No hay madre que no estalle de emoción, si un hijo o dos, son los que nombran en la clausura de fin de año para que pasen al frente bien peinaditos y reciban de la mano del director su respectivo diploma.

Creo.

Algo así pasó con José Maria, su nombre de pila y hermano de quien esto escribe, el cual, así como los otros que ya mencioné, también ha sido siempre un triunfador en lo que quiso y en la escuela, ni se diga, pues en cuestiones de diplomas y otras condecoraciones, nadie pudo con él.

Eso ha de ser bien bonito.

Lo es para ellos y para quienes los queremos , pues nos consta que cada logro ha sido el resultado de su tenacidad y de su perseverancia.

Asina es.

Esos triunfos no fueron adquiridos en la reventa de un estadio, ni en el mercado negro de la plaza de Santo domingo o en Tepito ni mucho menos en la catedral de la pirateria mexica como lo es San Juan de Dios.

Nel pastel.

Si estuviera tan fácil, hasta yo fuera un ganador.

Según el primer concepto que agarré, veo que para la psicología, el esfuerzo es la capacidad personal que nos ayuda a conseguir las metas que nos proponemos y a vencer los obstáculos, diariamente.

Supongo que los nombrados eso hicieron y por tanto ahora cosechas lo que sembraron sus ganas y su dedicación.

Supongo.

Me parece, sin embargo, que esa disciplina, ingrediente principal para alcanzar sus objetivos, no fue repentina ni la encargaron por catálogo a Shein, ni tampoco se la arrebataron a un vendedor de libros de superación personal o engaños por el estilo.

Para mi que eso se adquirió en casa. Un miembro de la familia les modeló, papá y mamá o los dos juntos se pusieron las pilas y, haciendo mancuerna formaron a una persona de bien ,que fue construyendo su futuro, a golpes de presentes.

No todo ha sido miel sobre hojuelas. De haber sido, no estarían en el lugar que ocupan, se les conozca o no, sepan de ellos o no, destaquen más a un bueno para nada que a ellos o no.

Y es que el vivir en ocasiones nos lo pone difícil. Hay momentos en que las fuerzas flaquean, sienten que no pueden más, que la única opción que tienen es abandonar y conformarnos con seguir donde están.

Pero nanais, esta especie de triunfadores no se rinde. Al contrario, los obstáculos parecen ser carburantes que les ayudan a cargar baterías y van, decididos, tras la siguiente vaya para saltarla.

But it's been no bed of roses
No pleasure cruise
I consider it a challenge before the whole human race
And I ain't going to lose

Mientras tanto,en el lado opuesto, están los otros lo que conforman por haberse levantado de la cama, en espera de que llegue la noche para acostarse otra vez.

Allá ellos y su mínimo esfuerzo.

Lo preocupante es que de ese grupo ,el cual se caracteriza por sembrar conformidades y justificaciones, en espera de cosechar la nada, más de uno se ha fugado, cobijandose en la simulación e inconcebiblemente, puede observársele subiendo al podium social para,ser condecorado con el trofeo de lo inmerecido.

Como en lugar de virtudes, son portadores de mucho cinismo, nada les hace que alguien murmure sobre su oportunismo o lo señale como el tramposo que llegó a la meta, acortando caminos y zancadillando a un auténtico triunfador.

En el caso de los triunfadores, entiendo que sus pensamientos suficientemente fuertes para luchar, para seguir adelante, para reventarla macizo como dicen ahora.

Los de enfrente no se si alcancen esa categoría que, aun cuando sea merecible, me sigue pareciendo muy fuerte, muy potente para colgarla en el cuello de alguien y  es lo de ser un mediocre.

¿Pero cuál es el significado de mediocre según la wikibiblia? Se refiere a la falta de visión, la carencia de un propósito, no dar buen fruto, lo contrario a la excelencia o no dar la milla extra.

¡Tómala!

Ese estatus no me gusta matarile rile ron.

Amo a to
Matarile rile ro
Qué quiere usted
Matarile rile ro
Yo quiero un paje
Matarile rile ro
Escoja usted
Matarile rile ro

Si gusta puede usted llamarlos de otra manera. Pero allí seguirán,creyendo que a la gloria se llega, en tres pasos, fácilmente, porque así de rápido les que llega el éxito o como le digan a eso que, envuelta en un engaño, presume su desfachatez.

Es por demás, no tienen ya remedio. Se puede tocar el cielo desde un sillón reclinable, o ocupar una judicatura o alcanzar la cúspide académica o tomar protesta, por fin, en  ese peldaño que tanto buscaste, pero seguir siendo un cero a la izquierda, desnudo, al momento de que la conciencia los tome de la oreja y los confronte con su fría realidad.

En cambio, se puede no haber ocupado ningún encargo de estos ni ser laureado frente a multitudes con toga y birrete, ni tener la suerte una beca que a cualquiera le quita angustias quincenales, pero esto no le impidió superarse para brillar con luz propia en su profesión o en su oficio.

Yo tengo algunos amigos así y me enorgullecen. Porque también son unos triunfadores.

Sí, los que hoy cosechan tantas victorias legítimas y merecidas han tenido sus descalabros y encontronazos que han llegado a demolerlos.

Pero se levantan y andan ,en busca del siguiente reto, como si estuvieran viviendo una resucitación.

Porque son vivencias y experiencias que les reafirman que todo ha sido necesario para ser quienes son actualmente.

Es decir, renacen. Y renacer significa volver a nacer o recobrar fuerzas;

Es una palabra de origen indoeuropeo que significa engendrar, nacer, hacer y, por supuesto, transformarse.

Porque morir, en ocasiones, es nacer con entereza y con más hambre para seguir triunfando.
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EN PUEBLA…el pueblo

6/22/2022

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Por Miguel Ángel Avilés

Lo sucedido en Puebla fue aberrante.

Ocurrió un 14 de septiembre de 1968 en San Miguel Canoa ,un poblado de la capital.
Ahí, la muerte, también tuvo permiso.

Por eso digo que lo sucedido en Puebla es aberrante.

En la localidad de Papatlazolco, Huauchinango, la muchedumbre confundida- en todas sus acepciones-  lincharon y quemaron vivo a Daniel Picazo González, ya que lo confundieron con un “robachicos”.

Al joven lo abordado los pobladores alrededor de las 22:00 horas del pasado 10 de junio; eran aproximadamente 200 los que participaron en el linchamiento.

Lo golpearon y llevaron a las canchas de la comunidad en donde lo quemaron vivo.

Más tarde, policías municipales y estatales, así como paramédicos de la Cruz Roja llegaron a la zona de los hechos, sin embargo, él ya no contaba con vida.

Eran cinco jóvenes empleados de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, que escalarían el volcán La Malinche, pero el mal tiempo los obligó a refugiarse en ese pueblo de San Miguel Canoa.

A consecuencia del fanatismo religioso vivido en el lugar, el pueblo los confunde con comunistas, deciden lincharlos y lo hacen.

La sinrazón de por medio.

En gran medida la gente fue incitada por el párroco local,  Enrique Meza Pérez, que en la película de Felipe Cazals, es interpretado por su tocayo, Enrique Lucero, gran actor mexicano, a quien tan solo verlo en pantalla daba miedo. 

Con un extraño corte militar tipo flat top y unas gafas de pasta oscura que serían muy útiles para ocultar una cruda, se encasquetaba la folclórica sotana y comenzaba su arenga esa de que los demonios andaban sueltos, para luego azuzar a los feligreses contra los nuevos judas, los que traicionan a dios nuestro señor y que ven con agrado como ya se levantaron los comunistas, que incendian camiones, destruyen comercios, ultrajan a la gente. Ya pusieron una bandera, roja como el infierno, negra como el pecado, se la pusieron a las autoridades, eso es una burla, es una grosería. Y no solo están en México, están en Puebla y están aquí.”

Enseguida dirigió su discurso contra los empleados de la BUAP, a los que consideró como estudiantes y vociferó con respecto a su presencia en el lugar y todo lo que, según él harían.

Pero aproximadamente cuarenta minutos antes, ellos estuvieron escuchando la historia del pueblo y acerca de los abusos de poder del párroco Meza Pérez. 

De repente, el ambiente se inquietó. 

Alguien repicó con furia las campanas de la iglesia, y, según las crónicas de los días siguientes, desde “un megáfono que estaba colocado en el centro del pueblo se dejó escucharla voz de alarma, informando que allí se encontraban comunistas y repartirían propaganda”.

Nadie constató si era cierto (el fanatismo no piensa, solo se limita a creer y actúa, obedeciendo, ciegamente al apólogo de su enfermedad) y los pobladores, acatando la voz del cura, impidieron el hecho linchando a quienes consideraban “enemigos de la creencia católica” y el gobierno bajo su manto.

Oh, Dios mío, qué locura.

"El afectado, bajo el señalamiento del supuesto secuestro de menores de edad, lo golpearon y posteriormente prendieron fuego a la unidad y a la persona, ocasionándole quemaduras que provocaron su fallecimiento", detalló la Fiscalía.

Como en tantas ocasiones lo hizo, Daniel Picazo González salió de su domicilio en Ciudad de México para visitar la casa que heredó su abuelo en una pequeña localidad del estado de Puebla.
La propiedad está ubicada en la localidad de Las Colonias de Hidalgo, a unas tres horas, más o menos, de la capital mexicana, y al joven de 31 años le gustaba pasar los días libres en estos territorios que eran sus orígenes.

Así lo hizo el 9 de junio. Avisó a sus padres, Ricardo Picazo y Angélica González, que había llegado bien.

Un rumor que corrió días antes por grupos de WhatsApp y Facebook de Papatlazolco, el cual no fue verificado (porque la ignorancia impera y esta solo cree, no le importa la verdad) decía que había gente foránea raptando niños para traficar con sus órganos.

 Salvador Sánchez, Ernesto Gómez Cruz, Rodrigo Puebla,. Roberto Sosa, Arturo Alegro, Carlos Chávez, Jaime Garza, Gerardo Vigil, Malena Doria y los otros actores que llevaron estos hechos a la pantalla grande, estaban aún muy jóvenes, con mucho futuro por delante. 

Daniel también estaba  joven. Tenía  31 años y fue víctima del señalamiento público de una muchedumbre, según los primeros informes de las autoridades.

Información falsa de ese tipo ya ha sido usada antes para generar zozobra en comunidades como esta.

Ya ocurrió un 14 de septiembre de 1968 en San Miguel Canoa, un poblado de la capital y en otras tantas veces más. En este Estado de la República y en otras ciudades del país. 

Porque esta conducta exagerada​, enloquecida, irracional, ya sea de una religión, idea, teoría, deporte, cultura, estilo de vida, persona, celebridad o sistema, está presente, a la vista de un astuto o astuta, dispuesto a explotarla y hacerse para sí de esa masa popular, con tal de vivir y sobrevivir el mayor tiempo posible a costa de esta locura.

Porque al fin de cuentas, él o ella también es uno de esos enfermos.


“El rey sólo es señor, después del cielo y no bárbaros hombres inhumanos si Dios ayuda nuestro justo celo.
¿Qué nos ha de costar?”
          Lope de Vega
Fuenteovejuna, Acto III

Así da inicio la película Canoa.
Ni duda cabe: el fanatismo, es un peligro para México.
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El puente roto

6/15/2022

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Por Miguel Ángel Avilés

Cuánto yo supe quererte 
Te abrazaba yo en el puente 
Nos quisimos de un jalón 
En las tardes tan serenas 
Por las verdes arboledas 
Me robaste el corazón 
Así puede cantarle alguien a su ser amado, muchos años después de la inauguración, si ese  mismo día no se viene abajo. 
Pero se vino. No en la inauguración, corrijo, sino en su reinauguración, no sé si la única o la  primera de tantas. 
Pero hoy todos, literalmente, viven para contarlo pero qué tal si hubiera tenido  consecuencias mortales, el tema no sería lo que parece que significó para algunos, una  simple anécdota, sino se estuviera llevando al paredón de fusilamiento a medio mundo,  desde los que lo planearon y, lo construyeron , pasando por el Director Responsable de  Obra, 'seguido por los titulares de cuatro trienios anteriores, el presidente municipal actual  de Cuernavaca José Luis Urióstegui Salgado, los albañiles y carpinteros, proveedores y  hasta llegar, desde luego, al chaval que parecía festejar su cumpleaños y agarró al puente  como su brinca brinca. 

Luego vino el tiempo de aguas 
Ya no supe dónde andabas 
Y todito se acabó 
Y para colmo de mi suerte 
Fue creciendo la corriente 
Y hasta el puente se rompió.
Sin duda alguna, de que se rompió, se rompió, no fue ilusión óptica y aunque hay quienes  son capaces de negar hasta lo más evidente pues , en este caso, no hay quien no lo viera,  gracias al Big Brochar en que vivimos todos y gracias a la tecnología, a la globalización y a la  redes sociales, pero también gracias al morbo, a la oportunidad de quien captó el momento  preciso, al amigo o amiga que es más argüendero que doña María Castillo y lo compartió  en cuanto lo tuvo consigo . 

Qué importa qué desgracia haya ocurrido: llegó a mi chat y yo reenvié, no vaya a ser que  alguien me gane con la primicia y que vergüenza, me miraré muy mal en mi trastornada afición de compartir estas noticias. 

De ese modo se justificaría con su conciencia y con quien le pusiera un alto por andar  compartiendo imágenes nada edificantes, pero sí de mucha satisfacción para el remitente  quien goza, babeante, con su estúpido pasatiempo. 
Debido a esas prácticas y, por supuesto, debido al noticiero que ustedes quieran o al  adversario de la administración en turno, que, a como está el nivel de buena parte de la  clase política, muy probablemente gozaba en la misma proporción de su lamento ,si le  hubiera tocado a él cuando estaba al frente de la administración municipal anterior, pero  en estos momentos sonríe muy campante. 

"El puente roto", le llamo yo 
A tu cariño que se rajó 
Así dejaste a mi corazón 
Hecho pedazos por tu traición 
No sé si fue traición - de la naturaleza, de la física, de la ingeniería - o del infiltrado jovencito  que saltaba y saltaba como si no hubiera un mañana, en tanto que el puente colgante,  estaba a unos segundos de colgar los tenis y venirse abajo, como un rudo juego mecánico  descompuesto, frente el enorme susto de los asistentes que ya se veían posando en un  ratito más, de otra forma, pero jamás así ,en el periódico del día siguiente, no sin haber  disfrutado esa tarde una cecina, un pipián verde, una sopa azteca o un caldo de mojarras, y  brindar a gusto por tan lucidora obra, la única que no fue incluida en rehabilitación del Paseo Ribereño, según informó, aunque ya no se para que, el Gobierno del Estado de  Morelos. 
¡Ay! 
Y ahora pues 
Ahora tú, en el puente roto 
Abrazada con el otro 
Ni te acuerdas de mi amor (no, no, no, no) 
Porque así son las mujeres 
Cuando el hombre más las quiere 
Siempre pagan con traición 
Sí, así pudo escucharse: " Ay " y otros " Ay " en repentinos coros, literalmente ,el puente  roto y abrazada con el otro pero en ese rato de sentones de improviso no quien se acuerdas  de su amor (no, no, no, no). 
A lo mucho se acordaron de la virgen de Guadalupe, de diosito, de los que hicieron el  proyecto y del D.R. O. que, para entonces, ya estará escondido abajo de una cama, voló a  Dubái, o sobrevive entre los caídos, rogando a todos los santos morelenses que no lo reconozca nadie porque ahí mismo lo linchan.  

"El puente roto", le llamo yo 
A tu cariño que se rajó 
Así dejaste a mi corazón 
Hecho pedazos por tu traición 
Ahora tú, en el puente roto 
Abrazada con el otro 
Ni te acuerdas de mi amor 
Porque así son las mujeres 
Cuando el hombre más las quiere 
Siempre pagan con traición”

Como no se va a rajar si lo hicieron menos cuando podían haberlo incluido en el proyecto  "Rehabilitación del Paseo Turístico Ribereño Alfonso Sandoval Camuñas" y echarle una  manita, considerando su importancia pues conecta a dos pasillos mayores construidos en  cemento y estructura metálica, siendo parte obligada de la ruta por la barranca de  Amanalco, que inicia en el parque Porfirio Díaz, a unos metros de la Iglesia de El Calvario y  suele concluir en la calle de Carlos Cuaglia, a unos metros de donde los voceadores recogen  los periódicos ya en el mero centro de Cuernavaca. 
No conozco estos lugares. Acaso nomas el Jardín Borda y otros puntos-pero estos no. Sin  embargo, se aprecia interesante, como para haberle sacado la vuelta cuando planearon la  rehabilitación, a la que por cierto se destinó 3.4 millones de pesos, a no ser que, estando  tan en boga las zancadillas entre miembros de un partido y otro o al interior de estos, lo  obviaron para que un día, tarde que temprano, llevaran a cabo la enésima reinauguración. 
No hubo resultados fatales, ya dijimos y esto es lo mejor.  
Bienaventurados somos por fin, si consideramos que las tragedias en México, de este tipo,  son a perpetuidad como lo son también, en muchos casos, los reclamos de justicia de las  víctimas y la ciudadanía en general. 
Para qué enumerarlos si cada uno nos brinca en la memoria, así como lo hacía el joven al  saltar en la orillita de ese puente. 
Esta vez hubo saldo blanco, tan blanco como se vio el presidente municipal al sentir el  derrumbe. No serán tantas las explicaciones ni los deslindes, ni las peticiones en la calle  para que rueden cabezas, ni promesas de que se llegará a las últimas consecuencias ni que  no se solapara a nadie. 
Porque la sangre no corrió ni hubo muertos, así dicho, en plural. Porque ya para nuestra capacidad de asombro colectivo, uno, querido México, no es ninguno. 

https://www.youtube.com/watch?v=KdmBoEmJnSE

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Malagradecidos

6/1/2022

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Por Miguel  Ángel Avilés

Recuerdo esos días de adolescente en los que llegaba de la escuela y luego de echarle un ojo a lo que mamá había hecho de comer, expresaba una mueca, decía que no tenía hambre y me iba al cuarto  a dormir una siesta o a pensar tonterías que nos pasan por la cabeza cuando impera la inmadurez y el mal agradecimiento.

Mi madre, haciendo de su pensión ,malabares, se esforzaba y entregaba toda de sí para que, lo que a ella le correspondía realizar, cumpliera un objetivo, alcanzara un resultado y nosotros, los cinco herederos, viéramos que, pese a las dificultades propias de una realidad que le había tocado vivir, su misión, día con día, llegaba a buen puerto y en esa mesa de la cocina o del corredor, habría un plato lleno de amor para todos.

Se había entregado al cien, con tropiezos y errores, nunca con mala intención y no hubo año de su vida que no lo consiguiera, porque alguna vez supo que en cualquier labor teníamos que entregarnos en cuerpo y alma, antes que aventarte del barco y pretextar tempestades para justificar el fracaso cuando frente a uno mismo, el creador, los parientes, la almohada, la conciencia, los de tu alrededor, te pidieran rendir cuentas.

Lo que hizo y deshizo para que el salvo fuera siempre a favor, nunca lo vimos a detalle, como tampoco vimos seguramente todas sus lágrimas, solo encontrábamos en la estufa el producto final, no sus idas y venidas a la tienda o al mercado, ni las noches de desvelo para lo que vendría mañana , ni los pesos que se contaron a solas, para que esto o lo otro pudiera comprarse y no faltara nadita de lo indispensable.

Es decir, había resultados y eso, mis queridos cinco mil lectores, era lo que importaba.

El fin justifica los medios, es esa máxima atribuida a don Nicolás y no falta quien lo ande citando tal como si lo hubiera escuchado decirlo en allá en Albergaccio, la taberna hacia donde se escabullía hace poquito, en 1512, cuando el astuto estadista, entonces con 43 años de edad, se hallaba en unas "vacaciones" forzadas y aprovechó para  escribir su libro El Príncipe.

"Aguuuusto, el viejo" diría mi entrañable amigo y compadre, quien sobre este personaje y más, sabe un resto.

La que no sabía de él (de Maquiavelo, no de mi compadre) era mi madre y creo que tal ignorancia no le espantó el sueño, únicamente asumió el reto, caminó sobre las aguas y llegó hasta la otra orilla, sana y salva, creo aunque no tanto, pero ella, al final, en caso de haber rendido su informe, todos hubiéramos estado satisfechos y le hubiéramos dado las gracias con un beso en la frente, una cerveza bien helada, dos tacos de lengua, unas arracadas de oro, una casa mejor o el pago en dinero, sin objeciones, por lo que hizo.

No obstante, en ciertos momentos no vemos o más bien no queremos ver lo que alguien trabajó día y noche para satisfacernos y nos hacemos tontos (aquí cabría otra palabra), olvidadizos, ignorantes de lo que se nos dio, de lo que la otra persona intentó y logró ,fielmente, sin traición alguna, pese a que había suficientes razones para mandar todo al demonio, porque ya era demasiado trajín o porque el beneficiado de esa cosecha buscada durante largos años, lejos de percatarse de todo lo conseguido a su favor, sigue sin ver una realidad que le pasó por encima.

A pesar de lo anterior, goza de lo logrado y ni así entra en razón, para corresponder en la misma proporción lo que trabajaron por él, mientras este, malagradecido ya, estaba en su habitación, cómodamente, nomás mirando al cielo, sobándose la sucia  barba como un demente y en silencio, le echaba porras a su deplorable ineptitud.

¿Me desvié del tema?
Sí.

Como que agarré monte y lo acepto, okey, por tanto, me enderezo y sigo:

¿ De qué estábamos hablando?
Ah, quería hablarles de los malagradecidos y resulta que una historia familiar, acabó siendo el material didáctico.
Perdón.

Pero bueno, yo buscaba referirme a los creen que todo lo merecen, que no comprende lo que se esforzaron por él, que exige y exige, aunque nunca se pregunte si debe de dar algo a cambio o sabedor hace como que la virgen le habla, que no es capaz de entender nada de nada pero eso sí, cuando en los roles que jugamos como individuos – en la vida diaria, la familia, una trabajo, cualquier deporte, la amistad – un día le toca corresponder a favor del otro por todo lo que hizo por ti , como fue el caso de mi madre , por ejemplo, o un amigo o amiga, un desconocido que te echo la mano, un pariente que te sacó del apuro, un vecino que te prestó una herramienta, o un experto en un oficio que te arregló lo que más te urgía  o un profesionista que te sacó las papas del fuego cuando más ardían y volvieras a recuperar lo arrancado sin derecho y a la mala, sin razón alguna, grosera, desleal, nauseabundamente te da la espalda y se vuelve ojo de hormiga para no cumplir ni con la más mínima regla de urbanidad como pudiera ser un gracias.

Y no es porque que hizo a tu favor un bien lo pida. No. Es por la iniciativa del destinatario de tus actos quien habría de expresarlo.

“Claro, siempre y cuando seas un bien nacido,” me recordaría mi madre.

Pero de qué sucede, sucede y estoy seguro que en ese ilimitado universo que es su memoria ya estarán recordando algún episodio propio, y en esa teatralidad que nos viene a la mente, unos son esa madre que describí al inicio y otros juegan el condenable papel del hijo que prefirió  andar el camino como judas hacía una cena que hoy pudiera valer cuatrocientos monedas de oro, quizá más, muchos más, dependiendo de qué tamaño sea la desfachatez y su vergüenza.

¿No me crees? ¿te gustaría conocer a estas personas? Adelante. Entrégate, como mi madre, cien por ciento por él. Luego fíjate cómo te trata cuando ya no te necesita.
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    Miguel Ángel Avilés 

    Miguel Ángel Avilés Castro (La Paz B.C.S. 1966.). Es abogado por la Universidad de Sonora. Practica el periodismo y la literatura desde 1990.

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