Por Miguel Ángel Avilés
Me queda claro que este día ignoro muchas cosas, pero ayer sabía menos. Eso es el aprendizaje, es decir ,ese tiempo ,ese transcurrir del tiempo durante el cual vamos adquiriendo conocimiento de algo por medio del estudio, el ejercicio o la experiencia, en especial de los conocimientos necesarios para aprender algún arte, un oficio, una profesión o que vaya surgiendo de la vida misma. El aprendizaje entonces, es ese tiempo que nos tardamos en aprender algo. "Todos nosotros sabemos algo, todos nosotros ignoramos algo, por eso aprendemos siempre” dijo Paulito Freire y tenía mucha razón. Él, por ejemplo, bien sabemos, era una inminencia, una chucha cuerera en cuestiones de pedagogía y filosofía, pero a lo mejor era un neófito o un sirve pa’ nada en el arte de cocinar o rasurarse. Sin embargo, siguiendo su teoría, si él hubiera querido y se aplica, con lo trucha que era, más temprano que nunca, se vuelve un experto en hacer la barba o de la noche a la mañana, aparece como un gran chef y nos presume, como su especialidad, unos huevos estrellados bien bonitos. Subrayo: "si él hubiera querido" ya que, para mí, lo reprochable no es que alguien no sepa, sino que no quiera aprender. Esto último si se me hace gacho. Pero más se me hace si con esa ignorancia no reconocida, te subas al púlpito del autoengaño y, desde ahí verborreas sobre un montón de temas, sean de carácter privado y más que nada públicos, evidenciándote como un profano de todo, experto en casi nada, pero si astuto para engañar a incautos que, en un descuido, puede que tengan un IQ inferior al suyo. Ni modo, hay maderas que, de plano, nunca agarran el barniz. Nada como decir que sobre tal o cual tema no sabemos ni un carajo, pero entiendo que eso de reconocerlo no es sencillo sobre todo si tienes frente a ti a una sociedad que no te perdona un error o una falta de experiencia sobre algo que te pidió solucionarle y tú caes en esa trampa, haciéndote pasar como un todólogo ,así sea a costa de memorables osos que a la postre, ya cuando te cae el veinte de lo que llevaste a cabo para no declararte confeso de un noviciado o de un inexperto que comete pifias y tonterías al por mayor. Para mayor entendimiento, paso a contarles lo que les sucedió a dos inquietos estudiantes que, llenos de ansiedad profesional, querían incursionar ya en el campo del litigio o llevar asuntos y aun sin que fuera el momento de cumplir con su servicio social en la carrera , pidieron a los encargados de esa área que les asignaran el expediente de algún usuario para ponerse manos a la obra y demostrarle al universo entero que estábamos preparados para atender desde el más simple conflicto legal hasta ese que vivía en esos días, en carne propia Caro Quintero en el caso Camarena o el Negro Durazo contra el implacable estado mexicano o el ministro Ernesto Diez Infante quien fue separado de su cargo, al protagonizar, hace tres décadas, el caso de corrupción al más alto nivel en el Poder Judicial por liberar al asesino de una niña en Acapulco, Guerrero y ser acusado de soborno de quinientos mil dolarucos. Convencidos de que nuestro intelecto no estaba siendo desperdiciado, mi hoy compadre, un abogado de incuestionables conocimientos jurídicos sobre todo en materia constitucional, entre otras cosas y yo, aceptamos atender a una doñita cuyo problema radicaba en que un abusivo inquilino no le pagaba las rentas y de paso no le entregaba el inmueble. _ “Si van a la casa, no lo van a encontrar. Donde pueden buscarlo, es en la plaza de la uní, ahí tiene una carreta de hot dog" nos dijo. Pardeando la tarde, ahí mismo estábamos y el señor también. De acuerdo a lo que vimos encima del carrito, estaba claro que el hombre le sabía al negocio: había de todo y olía muy bien (lo cocinado, no el maistro). En cambio nosotros, en materia de arrendamiento y desahucios, a reserva de lo que diga mi compadre, no sabíamos absolutamente nada. Pudimos verbearlo con alguna palabra rara pero apantalladora, pudimos repetirle lo que habían macheteado la semana anterior para un examen de derecho civil, pudimos decirle que si no se iba, caería todo el peso de la ley sobre él, pudimos amenazarlo con floridas palabras como lo hacía una amiga en La Paz cuando hacía sus pininos como litigante. Vaya usted a saber. Lo cierto es que aquel hombre se acalambró y casi pidiendo clemencia, nos juró - y cumplió - que al día siguiente o si se podía esa noche, entregaba la casa y tan tan, asunto arreglado. Enseguida, como haciendo una tregua o a modo de bandera de rendición, nos preguntó: _¿No quieren uno ?, y volteo las salchichas con tocino que se doraban en la grasa, antes de echarlas a una ollita. _ ¡Sobres! dijimos al unísono mi compadre y yo, sin quitarle el guante de la cara, para que viera que con la justicia no se jugaba. Dos con todo nos zampamos cada uno, mientras que el señor justificaba, tembloroso, el por qué no se había salido pero sin excusas lo haría mañana a primera hora. Recuerdo que le respondimos, acaso, con sonidos guturales pues teníamos la boca llena y el dogo iba apenas a la mitad y no obstante, él nos agradecía tanta comprensión. Sobre la misión que nos tenía ahí, no sabíamos nada de nada, pero el moroso sabía menos. Esa fue la clave. En cuestiones de perros calientes él era un experto y nosotros nomás sabíamos devorarlos. Sabíamos y no. Sabía y no. En otra ocasión, fuimos voluntariosos al domicilio de una señora que vivía en la colonia El Ranchito y deseaba regularizar su terreno que poseía desde hacía muchos años. Era verano, estoy seguro porque llegamos al lugar al mediodía y a los cinco minutos ya le estábamos pidiendo agua a la doñita. Ella pudo haber querido una prescripción positiva, un declarativo de propiedad, concluyó, pero sus abogados lo que deseaban era un suero y una iluminación de Dios que nos dijera qué demonios teníamos que hacer como abogados para resolverle su problema. Lo único que hicimos fue pedirle a la señora una cinta y en ese terreno a desnivel nos pusimos a medir lo largo y lo ancho como si fuéramos aplicados ingenieros o topógrafos, sin tener maldita idea que haríamos después con esos datos. Nos retiramos de ahí, dejando a nuestra "cliente " muy contenta e ilusionada ya que por fin pondría en regla su patrimonio. Pero jamás volvimos a saber de ella. Ese es el punto: hablar y hablar sin un sonrojo en los cachetes, de lo que no se sabe y continuar por la vida muy tranquilo. El episodio estudiantil nos sigue causando risa, pero admitiendo que no sabíamos nada y menos supimos si esa cena a costillas del arrendatario fue un soborno o el pago adelantado de gastos y costas. Éramos ignorantes o no contábamos las tablas suficientes para estar al frente de un reto así y darle solución, pero lo admitíamos. Que pena. En nombre de esa dupla, les pido perdón a todos. En nombre mío, cuantimás. Porque hay que tener la responsabilidad, la valentía, el cinismo, la humildad de admitir que no sabíamos( tanto) y que existen momentos que hay que confesar que en tal reto profesional o cotidiano no estamos preparados al cien y más vale dar un paso al costado antes que poner en riesgo algo o alguien por andar de atrevidos o macizos. Digo: para que no les pase lo que hace poquito le pasaba a un compañero, quien por más que se le advirtió lo que le podía suceder en esa audiencia , no hizo caso y en su pecado llevó la penitencia. Para no evidenciarlo más, diré nomas, en sentido figurado que la cara de su rival quedó intacta, en tanto que la de él quedó peor que la de Oscar Valdez en su más reciente pelea. Pese a eso, ni se inmutó. “No soy Dios“ se limitó a decir y se fue con el sol cuando moría la audiencia. Así, ni como ayudarle. Bien pudo haberse sometido a esa máxima que equilibra la autoestima con sensatez: “para algunas cosas soy el más buey, pero en otras nadie me gana”. Digo yo. Porque luego se hace costumbre y se vuelve contagioso. Eso es grave, muy grave, ya que a pesar de mostrar tu ignorancia frente a miles de gente, ni te inmutas ni se inmutan los engañados, porque es tanto el ego de uno y la complacencia de los otros que ya no se sabe dónde empieza ni en donde termina este vanguardista juego del engaño.
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Por Miguel Ángel Avilés
Dice mi compadre que una noche estaban en el pueblo de Terrenate platicando después de la cena, de seguro en rueda como se acostumbra, y de pronto su tío Rafai, muy dado y proclive a las echadas , soltó como si nada, que desde aquel cerro a donde apuntaba con su mano, había bajado dieciocho mil perros salvajes. Absortos los presentes por lo que acababan de escuchar, aun sabedores de esa manía del narrador, alguien se asumió como la voz de todos y lo interpeló: _ Tío, no la amuela ¿cómo que dieciocho mil perros salvajes? Eso ni mi tía se lo cree. _ Mmm, bueno, dieciocho mil no eran ...pero doce mil sí, dijo," rectificando"" , sin dar su brazo a torcer. Es con esa soltura, esa desfachatez como mienten algunos porque, al fin y al cabo, es una enfermedad- progresiva e inmortal- al menos que, consciente y premeditadamente, el embustero tiene claro que nos está cuenteando y disfruta eso, porque sabe que, frente a sí, hay unos en rueda asando elotes, o en un auditorio o en una plaza o en un auditorio que, sin albur, se la tragarán toda. Esto último, no les miento , resulta mortificante pues quiere decir que pululan alrededor del mundo unos que echan mentiras nomas para disfrutar el rato como Don Rafaí ,el tío de mi compadre y otros que con una nunca atendida perturbación,engatusan a su pareja, a una familia, al barrio, a una comunidad o al pueblo entero , de manera dolosa , viéndoles la cara y luego se aprovechan, sacando raja, alcanzando así un lucro personal o de grupo. Puede que estos padezcan de mitomanía, el trastorno psicológico de la conducta que lleva a una persona a mentir compulsivamente. Según mi diccionario Yasmin- Español sobre el cual ya les hablé, una persona mitómana engaña e inventa anécdotas fantásticas de manera repetitiva con la finalidad de obtener un beneficio de manera inconsciente que suele ser atención, admiración, o evitar un castigo. El psiquiatra alemán Kurt Schneider, quien, por cierto, murió un año después de que yo naciera, no se anduvo con medias tintas y, categóricamente, afirmó que "los mitómanos resultan una peligrosa mezcla de narcisismo e histrionismo. Como narcisistas, son personas que necesitan sentirse grandiosas. Como histriónicos no saben vivir sin ser el centro de las miradas". ¡Pácatelas! Ya se me vinieron a la mente como siete nombres. Creo que, para esa gente, ya es hora de hacer algo. Sí, porque quedarnos sin hacer nada trae sus consecuencias. Sí, porque, recurriendo al diccionario ya citado, "hay dos formas básicas de mentir: la primera es ocultar, y consiste en retener cierta información sin decir nada que no sea verdad. La segunda es falsear, y se basa en presentar la información falsa como si fuera cierta". De plano, algo tenemos que hacer ya. ¿y qué podemos hacer? Supondré que tratamientos ya hay muchos, pero confieso de antemano y les digo que no sé si pudiera fundarse algo así como los doble AA, en donde dos mentirosos, tal como dos alcohólicos, fundan lo que, a la postre, habrá de llamarse, “Mentirosos Anónimos"(M.N). Estaríamos hablando de una comunidad internacional de ayuda mutua conformada por mentiroso en recuperación quien, así como surgió AA en Akron tras una reunión entre don Bill W. y el Doctor Bob, de igual forma, pudieran surgir dos valientes que, admitiéndose como irremediables mentirosos o compulsivos farsantes, se pusieran manos a la obra y lograran, en el menos tiempo posible, cierta abstinencia hasta conseguirla, poco a poco, al cien por ciento. Ya sobrios en eso de la cábula, ambos se pondrían a trabajar inmediatamente con los mentirosos que aquí y allá encontraran a su paso o, valga la paradoja, los llevaran engañados hasta el cuartel general de los apóstoles del no mentir. No tienen idea a cuántas almas ayudarían, no dimensionan lo mucho que harían por esos hombres y mujeres que han llevado a la mentira como forma de vida. Es preciso aclarar que no estoy hablando de cualquier mentiroso que puede decir no cuando es sí o al revés, por el bien del otro, o inventarse algo para no preocupar o no lastimar a un ser querido. No. Me parece que es necesario diferenciar muy bien las mentiras esporádicas de la mitomanía. Porque es cierto:es que la mentira, llamémosla normal, no es ajena en nadie, recurrimos a ella desde morritos y no se diga cuando ya somos adultos. Hay estudios que revelan que el 60% de las personas mienten al menos una vez durante una conversación de diez minutos. A esto se conoce como “mentiras esporádicas”. Pero la recurrencia a mentir compulsivamente sitúa a la persona en situaciones comprometedoras y/o ridículas o lo encamina a inventar historias insostenibles, burdas, de párvulo . No obstante, aunque el mitómano sepa que lo han descubierto, puede seguir mintiendo y complicar aún más su narración. De ese tamaño. Pero volviendo al símil con el alcoholismo, el mentir se convierte en un hábito, es su forma de relacionarse, de interactuar. La persona no solo siente la necesidad de mentir en los momentos que están en su contra para evitar las consecuencias sino también en lo cotidiano, aunque no gane nada con ello. La mitomanía puede incomodarse , no estar agusto si está diciendo la verdad, mientras disfruta del confort, al mentir. Según los especialistas, "una manera para evitar que las mentiras evolutivas den paso a la mitomanía consiste en no castigar a los niños cuando dicen pequeñas mentiras que nacen de su imaginación y/o forman parte de su estadio evolutivo. En vez de reforzar un comportamiento negativo, es mejor explicarle las diferencias entre realidad y fantasía y promover valores como la honestidad y la responsabilidad". Supongo que esta teoría, efectivamente, solo es en el terreno de la niñez , porque con un mitómano adulto , no solo es imposible, sino que aparte, se puede ir encima, lleno de ira, si lo desmientes. Entre otras cosas,reaccionan así, como una estrategia para eludir las responsabilidades. Luego, si los padres dejan que el niño falte a la verdad para impedirlas consecuencias de sus acciones y le echa siempre la culpa a un amigo o a un hermano o a su perro o a su abuelita, entonces se aprenderá el caminito y el recurso de las mentiras se vuelven un sabroso hábito y en la edad adulta, todos serán culpables, menos él. Otra teoría señala que los mitómanos podrían tener una amígdala menos reactiva ante los comportamientos deshonestos. Al principio la amígdala se indigna y se encabrita pero conforme se mienta, una y otra vez, esta se acostumbra, y normaliza la mentira, dejando de activarse más. Hay más pero si les digo que me las sé todas, les mentiría. Ignoro si el INEGI tenga algún comparativo estadístico entre cuantos mentirosos hay por estado y cuántos no lo son . Si tiene registrados a los mitómanos por sexo. Si hay un rango de edad. Si los solteros son más mentirosos que los casados. En fin. Tampoco sé si en alguna parte del mundo existe el museo de la mentira o la estatua al mitómano. Menos conozco alguna especialidad médica que cure lo mentiroso, como pudiera ser un mentirólogo o si existe algún medicamento o ejercicios terapéuticos que quiten lo mentiroso . No sé muchas cosas, se los juro. Por esa razón , solo me limité a proponer la constitución de un grupo de mentirosos anónimos. Viendo todo lo que han logrado los grupos de AA , no me cabe la menor duda que este formato, tendría excelentes resultados con los mitómanos. Me esperanzo y ya casi veo a un mitómano subiendo a tribuna: _ Hola, yo soy Miguel y soy mitómano _ ¡Adelante, Miguel! _ Yo estoy aquí, gracias a mi padrino y porque ya no podía más. Toqué fondo. Empecé a mentir desde que era un niño y nunca nadie me puso un alto. En el barrio,en la escuela, con los amigos, en el trabajo ,en todas partes mentía. Un día tuve una novia que por tres años me creyó que era actor y que me llamaba David. David Zepeda, para mayor precisión. En otra ocasión bebí de gorra toda la noche, al venderles la idea a unos meseros que traía desgastadas las rodillas porque había sido futbolista profesional y me había retirado jugando para el América. Una vez me cuentié a unos amigos, mostrándoles unas fotos borrosas de cuando había sido coronado en el carnaval como rey feo . Obvio, era mentira, rey nunca fui, pero feo sí. En fin, en tanto encontramos el antídoto contra la mitomanía, cuando menos hagamos lo que nos sugiere el escritor y dramaturgo Jules Renard: "De vez en cuando di la verdad para que te crean cuando mientes» Yo, cuando menos, sí lo intentaré. Se los juro por dieciocho mil perros salvajes. Por Miguel Ángel Avilés
De acuerdo al diccionario Yasmin- español que tengo junto a la cabecera de mi cama, para lo que se vaya ofreciendo, la clarividencia es la supuesta capacidad de obtener información sobre un objeto, una persona, un lugar o un acontecimiento físico mediante la percepción extrasensorial. Por tanto, dice la referencia bibliográfica, cualquier persona que afirme tener esta capacidad se considera clarividente. He aquí mi preocupación y el motivo por el cual quise abordar el tema frente a ustedes, pues sí leyeron bien, es suficiente que alguien afirme tener ese don, no que lo acredite, para que ya demos por hecho que incuestionablemente lo tiene. Mire pues. O sea que si a esas vamos, nomás es cuestión de que alguien se jacte de tal o cual profesión u oficio para que ya le demos el vobo y enseguida esté listo para instalar su consultorio, en donde habrá de recetar, asesorar, instruir, hacer planos, brindar terapias, aplicar inyecciones, diseñar la construcción de edificios, y listo. En nosotros, únicamente, queda confiar en todos ellos. Porque según la definición, de que le saben al negocio de andar adivinando, le saben. Es con esa mentalidad con la que seguramente, muchos acuden con el clarividente de su preferencia y además de tener resuelto todos los problemas que cargaban encima, sabrán, gracias a su consultor que le depara en los próximos años, quien le echó raras hojitas a su té, quien tiene una prenda suya metida en una almohada, quien tiene lleno de alfileres a un mono como si fuera usted, quien le quiere ganar con su pareja, por más dolorosa que sea la noticia y sobre todo, quien lo está sonsacando. Sí que es maravilloso. Creo que todo país debería de contar con la secretaría de la clarividencia. Me parece que nos evitaríamos muchos dolores de cabeza. Que la devaluación, que el dólar, que la inflación, que la taza del desempleo, que los saldos rojos, nada de eso. Todo sería nomas un mal recuerdo. Si no se puede tanto, cuando menos hay que elevar a rango constitución de que todo clarividente en México, debe ser venerado, cual, si fueran sabios ancianos, o Peso Pluma o Messi. Es que no se vale que los tengamos casi en la ilegalidad, como si fueran carros chocolates, o porciones o de cristal o venta clandestina de cerveza. Porque han de saber que esas conductas tan edificantes se encuentran tipificadas como delitos y no se me hace justo. Según el código que tengo junto al diccionario que les dije, la cosa está así: ARTÍCULO 319.- Se considerará como Fraude para los efectos de la sanción: IX. Al que explote las preocupaciones, las supersticiones o la ignorancia del pueblo, por medio de supuestas evocaciones de espíritus, adivinaciones o curaciones; u otros procedimientos carentes de validez técnica o científica. Oh Dios, me temo que más de uno está en serio peligro, si atendemos al grado de participación de cada quien. Veamos ARTÍCULO 11.- Son responsables de los delitos: I. Los que acuerden, preparen o tomen parte en su iniciación o consumación; II. Los que, dolosamente, determinan o inducen a otro a cometerlos; III. Los que, dolosamente, cooperan de cualquier modo a realizarlos; IV. Los que los llevan al cabo sirviéndose de otro; V. Los que previo acuerdo o en cumplimiento de una promesa anterior a la ejecución del delito, realicen cualesquiera de las conductas señaladas en el artículo 329 de este Código; y VI. Los que, sin acuerdo previo, intervengan con otros en su comisión, aunque no conste quién de ellos produjo el resultado. En la aplicación de las reglas establecidas en este Código, y para los efectos de la responsabilidad penal, toda persona se presumirá inocente. Es una desproporción y una ingratitud, ya que lo que debería de reconocerse como una industria generadora de empleos, pasa a ser una cadena potencialmente delictiva, en donde están involucrados hasta las televisoras que programan a estos hombres y mujeres de la mentada clarividencia. Como se podrá ver, estamos en una disyuntiva: o iniciamos una cruzada contra ellos o reconocemos su gran labor para la tranquilidad colectiva, y porque no, en el fomento de empleos directos e indirectos que trae consigo una gran derrama económica. Que los que hacen las batas con lentejuelas, que los que les venden las velitas y esas cartotas que parecen placas de carro, que los que editan los libritos y las pócimas, que los que escriben las recetas para garantizar el bien. En fin. Y es verdad que se ha colado uno que otro charlatán que nomas le anda sacando dinero a la gente, pero les juro que son las excepciones. Hay denuncias y testimonios en muchas partes del mundo y aquí, por ejemplo, en contra del clarividente Alan , pero hasta ahí. Esto se remedia, nombrando a una comisión de científicos para que certifique y garantice un control de calidad, que impida la llegada de charlatanes a esos lugares. También pudiera fundarse la primera escuela de clarividentes que a la postre formen a otras generaciones de clarividentes. Solo es una lluvia de ideas, ya la SEP tendrá la última palabra. Hay inclusos quienes proponen una agencia de clarividentes a donde usted iría a contratar uno , por una noche, por horas, por obra determinada o por tiempo indeterminado . Así nos enteraríamos a tiempo si seis meses después nos atropellara el carro de la basura,si alguien se meterá robar a la casa o ,si quieren algo especial, que acreedor buscará embargarte o qué equipo será el que elimine al Cruz Azúl la próxima temporada. Pienso yo, pero la mejor opinión es la de ustedes. Por lo pronto, les paso al costo lo que hace rato me dijo una clarividente amiga mía con respecto a los escasos lectores que tiene esta columna: Que, si no la comparten a sus contactos, algo le puede pasar. NOROÑA Noroña, el gran incansable Sentado y mirando al mar Nos dijo él muy "amable": Huevones y cosas más. Si es verdad su sentimiento Y ChangoLeon tiene razón Tonces su acta de nacimiento Es de este puerto de ilusión Porque busco aquí y allá Y no se ve su legado Ya que come de lo electoral Y vive del electorado Por Miguel Ángel Avilés
La pregunta, seguida de una hipótesis, pudiera limitarse a saber si el sangrón nace o se hace. Pero esto se me hace que acota el tema y mata la posibilidad de que la investigación que hoy da inicio se incorporen otras disciplinas que aportarían mucho al análisis. Teoría económica del Sangrón Sociología del sangrón Derechos y obligaciones del sangrón Arquitectura del Sangrón Historia general del sangrón Antropología Mexicana del Sangrón Gastronomía para un sangrón 12 pasos y 12 tradiciones de un sangron El ABC del sangrón. De entrada no creo que, para, señalar a un sangrón, haya un arquetipo o un modelo , como pudo hacerlo Lombroso en su teoría del delincuente nato o el que decretó que los hielitos, si y solo sí, se abren a mordidas, por una esquinita o el autor de la espantosa salsa que dan en casi todas las pizzerías Es decir, un sangrón no se define a partir de sus rasgos físicos o componentes o peculiaridades, por más que en algunos sea un valor agregado para su sangronería pero no creo que por tener tal o cuál nariz, o unos ojos saltones, o una trompa parada siempre o unas orejas de murciélago como las mías, ya por eso es un sangrón. De antemano me parece discriminatorio porque estigmatiza y prejuzga, induciendo al riesgo de mandar al rancho de Lopez Obrador, a una persona, simplemente por su aspecto, considerando que es un sangrón... No. Me ha tocado conocer a tipos o tipas que, en apariencia, tienen un aire de sangrón o sangrona pero ya tratándolos, resulta que son muy agradables y con una sangre liviana que enternecen. En cambio, nos hemos topado con rostros angelicales que parecerían ser una monada pero al rato que los tratas, concluimos que para animadores de fiestas infantiles o guías de turistas , no mas no servirían . Aquí es donde uno se pregunta : ¿Qué características tiene esa persona que se ha ganado, en votación aplastante, la fama de que es un sangrón y lo será por los siglos de los siglos? Amén. Si uno busca una definición a lo mexica, leeremos que un sangrón es alguien pesado, desagradable, creído, mojigato, sin chiste. Que se comporta de manera antipática, sin deseo de agradar, o sosteniendo una actitud formal cuando no hace falta, o soberbia frente a los demás. Les apuesto que están haciendo ya su lista de sangrones. Pero la definición creo que se queda corta. Yo, al menos, le sumaría otras particularidades: prepotente, bravucón, con ínfulas de superioridad aunque sea la nada, alzado, despreciativo y otros etcéteras que dejaría con una rayita en blanco para que ustedes las aporten. Contrario a lo que se pudiera pensar, yo estoy convencido que el sangrón no parte de una explicación clasista. No sé si Carlos Marx tendrá algo sobre los sangrones pero no creo que alguien sea sangrón porque es rico o no es rico, porque está en la lista de Forbes y no es vigilante en un estacionamiento de walmart o porque es un acaudalado y no anda boteando en un crucero . Cómo suele decirse, quiero pensar que lo sangrón ya se trae. Condición humana o como quieran llamarle pero eso brota tarde que temprano en el sangrón porque así es o le gusta ser y en la primera oportunidad se presenta en sociedad irradiando sus sangronerías. O sea que hay médicos sangrones, abogados sangrones, enfermeras sangronas, taxistas sangrones, indigentes sangrones, empresarios sangrones, profes sangrones, economistas y sociólogos sangrones, psicólogos sangrones, sacerdotes sangrones, maestros de ceremonias sangrones, guias de turistas sangrones, tanatólogos sangrones, asaltantes sangrones, boxeadores y luchadores sangrones, narcos sangrones y así hasta el infinito de sangrones. Si queremos adentramos al concepto para que no nos quede duda de quién es sangrón, quizá pensando en su antítesis nos ayude. Es tratable, luego entonces no es sangrón. Su humildad es a prueba de balas, descártenlo como sangrón. Es cordial y respetuoso, tiene competencia comunicativa para adaptarse a cualquier entorno social, por lo tanto difícilmente podemos incluirlo en el padrón de sangrones o sangronas. Para efectos curativos, es decir para saber si lo sangrón se quita o es pasajero, temporal, irreversible o extirpable , ya tendríamos que tomar el parecer a esas otras disciplinas de las que les hablo al principio. En tanto acudimos a ellas, que de seguro mucho aportarán, nos brinca la curiosidad por saber si un sangrón es así las 24 horas del día, es sangrón hasta roncando o nomás a ratitos en ese lugar o aquel. Es interesante saber si se puede ser sangrón a ratitos nomás pa’ saber que se siente o eso lo etiquetó Dios para mentes superiores. Sí lo es por herencia o modelaje de sus padres o de pronto se volvió sangrón de la noche a la mañana; si en determinados sitios nomas es sangrón - donde puede lucirse con lo que sabe, donde puede ser insolente o cretino sin recibir unos fregazos por sangrón - o se es así donde se pare. Cómo podrán darse cuenta, nuestro objeto de estudios tiene mucha tela de dónde cortar y el asunto se vuelve interminable. Habrá que afinar el proyecto para proponérselo a un centro de investigación que quiera apoyar con el seguimiento de esta indagatoria y nos inyecte recursos hasta darle fin. Así lo haremos. Ya me imagino esos interesantes títulos de tesis o de un proyecto para seguir estirando una beca: -Sangrón y posmodernidad Los sangrones en la independencia de México El 68 Méxicano, el caso de los líderes mamones Prácticas políticas, sociedad y territorio en los sangrones La deportación de los sangrones en la época porfirista Autobiografía , literatura y sangrón. Tres confesiones y tres testimonios Los sangrones en el Siglo VIII Por último y toda vez que con esto del covid quedamos muy paranoicos, quisiera saber, lo más pronto posible esto: Si lo sangrón se contagia o no Si será vacunable o no o Si puede ser mortal o no... Por Miguel Ángel Avilés
Según mis fuentes consultadas, una deuda es una obligación que tiene una persona de pagar o devolver una cosa, generalmente dinero. Chin, no he pagado a Coppel o la Mueblería La Metralla. Oh Dios, aún no pago el abono al fayuquero. Maldita sea, todavía no acabo de pagar lo que le pedí prestado y me da vergüenza darle la cara. También se define como la obligación moral que tiene una persona de dar una cosa o corresponder a algo. Nunca terminaré de agradecer lo que hizo por mí, cuando más amolado estaba. Sigo en deuda con él. Una vez que estábamos en clases ,él, quien era uno de los más destacados del grupo, me eligió para formar parte de su equipo para hacer una tarea , sin darse cuenta lo gratificante que fue para mi autoestima el que me tomara en cuenta . Eso jamás lo olvido y siento que tengo una deuda con él. El señor que ves allá, y que camina con dificultad ayudado de un bastón, es el abogado que me prestó el libro de Introducción al estudio del Derecho, cuando yo empezaba mi carrera y no tenía para comprarlo. Cada vez que lo veo ,se lo recuerdo ,agradecidamente. Ignoro si la deuda está saldada haciendo esto y deba hacer más, pero lo que hizo, jamás lo olvido. "No olvidaré que ellos me abrieron las puertas de su casa, en esos años que era estudiante para invitarme a comer y por tanto ,siempre estaré agradecido". "Sin conocernos tanto, le dio un curso gratuito de inglés a mi hija ,sin condición alguna y esta generosidad es indeleble...". Y se puede enlistar un montón de historias, dignas de recuperarse en o de la memoria y traerlas aquí, cerquita del corazón, si quieren no tanto para decirselas al acreedor, sino para que uno, como acreedor, no se haga ojo de hormiga y se muestre indiferente, olvidadizo, frío ante lo que el otro hizo por usted. Aquí no hace saltar a otro valor o figura que yo, por mis pistolas, llamaré figura emocional y tiene que ver con el sentimiento de gratitud, lo cual, según Yasmin Esquivel, "está vinculado al agradecimiento, que es la acción y efecto de agradecer. Este verbo, justamente, significa sentir gratitud. Por lo tanto, el individuo que siente gratitud desea agradecer el beneficio recibido". Quiere decir entonces que esa deuda moral que existe de A con B no es nomas por lo que pudo realizar - sin condición alguno - sino además, por haber estado , sin percatarse - en el momento justo, o haber dicho la palabra exacta, o haber hecho la llamada más oportuna o el mensaje tan puntual, cuando uno más lo necesitaba. "Hola ¿cómo estás? Deseo que estés bien". "Ayer me acordé de ti, espero que todo vaya bien y estes mejor". "Te quiero mucho, recibe un saludo y un fraternal abrazo". Este gesto no tiene precio, uno sabe que es puro oxígeno para el alma y lo menos que podemos hacer, es decirle a esa persona cuánto significa para uno el baldazo de vida que nos acaba de inyectar y aun cuando aquel ni se percate o lo haga desinteresadamente, si es de un bien nacido expresarle lo que logró con su acto. Por tanto, es lo último que tenemos que olvidar o no olvidarlo nunca. Pero como todo, esto sobre lo que, con socrática profundidad reflexiono, tiene su antítesis, su polo opuesto, su rudeza frente al luchador técnico y tal vaina es el mal agradecimiento o la ingratitud. Del diccionario yasmín - español, cito lo siguiente, atribuido a Séneca: "Ingrato es el que sólo en secreto es agradecido. Ingrato es quien niega el beneficio recibido; ingrato, quien no lo restituye; pero de todos, el más ingrato es quien lo olvida. Nadie apunta en su agenda los favores recibidos". Condición humana, pudiéramos decir. Un valor que algunos reivindican y a otros les pasa desapercibido, mostrándose indiferentes ante la entrega total de alguien, como si aquello que se hizo por él fuese una mera obligación porque juran, sin rubor, que lo merecen todo. Yo no sé qué genes deba tener o qué vitamina o qué media filiación, o en qué lado de la espalda debió pegar la chancla o que fruta o golosina o tipo de cigarros deba consumir alguien para garantizar que sea agradecido. Tampoco sé qué nutriente o que enzima o qué verdura, o que caída de la cuna fue lo que le provocó esa lesión emocional la cual le provoca convulsiones y hacen como que la virgen les habla, al momento que deben de recordar y decir gracias al autor intelectual y material de un favor, de un préstamo, de un auxilio, de un apapacho o de un abrazo ofrecido sin pensarla mucho. Pero es la conciencia ,esa a la que no podemos engañar nunca, las que habrá de recordar cuales son las deudas que uno tiene y con quien. Por Miguel Ángel Avilés
Algunos le sacan al tema de la nostalgia y piden no pensar en eso. Pobrecitos, si supieran que la nostalgia no es más que el recuerdo de lo amoroso y aunque duela, recurrimos a ella para no olvidar momentos felices y pedacitos de vida que, gracias a ellos, pudimos crecer. Sí bien no es para usarla como herramienta de flagelación, tampoco es para convertirla en un tabú, destinada a no vivirla. Es que no sentimos nostalgia por el carro que nos pudo atropellar al andar jugando cascaritas en la calle, ni por ese botellazo que nos dieron en la cabeza por andar de mitoteros en esa trifulca, ni por un examen de matemáticas en la prepa que a punto estuvo de privarte de la universidad crítica, democrática y popular (cuando había). Tampoco sentimos nostalgia por esa joven que nos dejó plantados, y prefirió a ese güero cacarizo, con la cara llena de granos y los ojos extraviados. Menos por ese juego en donde el América fue humillantemente derrotado por el Cruz Azul. Nel, pastel. Y es que me pongo a investigar ahorita mismo, la nostalgia (del griego clásico νόστος [nóstos], «regreso», y ἄλγος [álgos], «dolor») es un sentimiento de tristeza mezclado con placer y afecto cuando piensas en tiempos felices en el pasado, también descrita como un sentimiento de anhelo por un momento, situación o acontecimiento pasado. Chale ¿porque todo viene del griego? Un día los griegos, sentirán nostalgia, porque ya no todo viene del griego. A cambio, tal palabra vendrá del idioma Tepito, gracias al Dios Armando Ramírez o tendrá un origen Caborquense, reivindicando a esos sustantivos que se volvían verbos en la poesía de Abigael Bohóquez o explicarán el nacimiento de lo que ustedes gusten desde el génesis o el evangelio, según Ibargüengoitia, Dehesa o Monsiváis. Y al hacerlo, sentirán nostalgia, me cae que sí. Hagan de cuenta aquel que, en la voz de Los Donneños, soltaba: "De qué sirvió, aquel amor que me juraste, de qué sirvió, poner mi fé en tu corazón, y al darte mi alma, de mi vida te ausentaste, y te llevaste de mi vida la ilusión". Era un ingrato amor (según él) pero nadie le quita lo bailado, y si cantada adolorido por un pasado, pero, en el fondo, desearía estar ahí y vivir lo que vivió, luego entonces, no hace más que entonar un himno a la nostalgia. Bendita nostalgia. Más bien: pobre nostalgia. Y es que ni con el psicoanálisis, ni la hipnosis, ni el peyote, o el sapito, se puede ir, gratuitamente, a ese momento de felicidad que esta añoranza nos ofrece. Comparto un ejemplo y me voy: Hoy, un amigo entrañable a quien aprecio por culpa de la nostalgia. , habló de una cafetera y alguien le sumó como adjetivo lo de peltre azul, despostillada. "Sí, una cafetera azul", : claro, una cafetera despostillada" y afloraron los bellos recuerdos. Otro dijo que era como hablar de la estética de la pobreza. Sí, precisó su interlocutor: "pa nosotros era algo fregón pero tenía que ver con la escasez que había en casa de nuestros padres y de ahi salían tantas cosas imborrables , que nos hicieron pasar momentos felices a nosotros, pero era un suspiro en ellos, porque habían salido adelante, como otro día más. Tal cual lo era. Pero, en ese momento, habían sentido el amor de alguien y por eso hoy recordaban o simplemente estaban amando a lo que ya se fue, sin estar. Quiero decirles, pues, que andan mal: la nostalgia no es tristeza ni pesadumbre, es la entera felicidad que se recuerda. La nostalgia es el recuerdo de lo amoroso. Lo que mantenemos presente para seguirlo amando, lo que reconstruimos, con dolor intencional, y hacemos con esos pedacitos de añoranzas, un camino que busca sanar heridas para que sean efímeros olvidos. Abundaré en tema, con esta fábula o más que nada, con algo sobre la biografía de quien me dicta esta columna: El Pushi tiene la bondadosa costumbre de despedirnos y recibirnos todos los días. Nos vamos a trabajar o al divertimento y él, ya está en la ventana, paradito, viéndonos, como alguien que despide a un ser querido que volverá por la tarde, al tercer dia, a los meses, a los años, o en la fecha prometida, pero volverá. El Pushi es como tantos y tantas que se han quedado en la ventana, paraditos, viéndonos o en la puerta de la casa, despidiéndonos luego de una visita o porque sales de viaje un fin de semana o porque inicias el periplo hacia una ciudad extraña donde está, lo que, según tú, chamaco pendejo e inexperto, un porvenir que acaso pudo dictarte el inconsciente. El Pushi es recuerdo y puede que también sea nostalgia. Es alegría por ese gesto que lo hace estar ahí, caminando junto contigo hasta la banqueta, o hasta la estación de un tren que ya pita o hasta unos cuantos metros de un ferry en donde ya empiezan a subir los pasajeros que deciden irse porque sí o porque no, porque ha llegado el tiempo de crecer , pese a la resistencia amorosa toda la vida de un madre o porque deseas paz y sales huyendo de ese pedacito de tierra donde quizá seas nomas un testimonio para contarlo después, pero nunca la valía de un protagonista que, tontamente, nunca ve a los que ven. El Pushi es todo eso: suspiro, dolor, alegría, ilusión, búsqueda, apuesta, espera, ausencia, presencia, gracia, recuerdo, resistencia, porvenir y dolor, pero siempre a un ladito de lo que uno decide y quiere ser. Con todo lo que venga, quiere ser. Es como todo, cuando queremos SER. Por Miguel Ángel Avilés
Todo acaba por ser un fraude y algunos creen que no. Hay quienes, con mucha valentía, lo han denunciado. Pero ahora están en donde algún día se lo impidieron. Y terminaron haciendo lo.mismo que criticaban Aún así, todavía hay muchos ingenuos que siguen creyendo en ello quesque por que expresaron su voto y en los actuales tiempos, su voto si cuenta. Llevamos años así, creyendo y creyendo , pese a lo que ha ocurrido y no escarmentamos . Basta que otra vez estén frente a nosotros los participantes y, olvidando lo dicho, estamos de regreso, viviendo una historia igual ,con hombres y mujeres construidos como lo mejor ,de la noche a la mañana y nos sumamos, locos de contentos , con su cargamento ,para sufragar. Y ahí nos tienen ,agarrados del chongo entre los votantes , defendiendo a un tipo o a una tipa que en el mundo nos hace pero que hará todo lo necesario, si eso atrae simpatizantes y le reditúa a la hora de contar los sufragios. Si que es patético. Si que sonroja verlos en ese lugar, encerrados y perdidos, en donde, según decían, nunca los atraparía. Los que ganan son ellos y los que transmiten este juego - ficción , lleno de engaños y simulaciones en donde se vuelven unos genios para todo ,pese a que son , bien lo sabemos ,los expertos en nada. Años viéndonos las caras y a pesar de eso, la volvemos a poner, aunque sea la otra mejilla, para que un grupito de sinvergüenzas hagan su agosto a costillas de un gesto sin pensamiento individual, y sin criterio propio, fácil de manipular. Cambian para no cambiar. Le ponen otro nombre y la candidez del pueblo bueno y sabio , vuelve a morder el anzuelo ,creyendo que por fin llegó la transformación y que ,en esta ocasión , todo será diferente o no serán iguales. En serio, eso dicen, "convencidos" y penosamente, los verás en los promocionales de TV o de forma presencial, defendiendo lo que juraron que no defenderían jamás y reprochando lo que un día reivindicaban a muerte. Uno entiende: es su modus vivendi porque no aprendieron otra cosa. Brillantes fueron o han sido en otras vainas pero este torbellino los atrapa y enloquecen por una sobredosis de fama,,al no haber destacado nunca en lo que cotidianamente hacían, caen en el pantano de la soberbia, y de este fango no los sacan. Se hunden, se pudren en su propio almácigo, pero no reconocen ni aceptan que ya no son lo que fueron. Es una negación, como etapa de un duelo, que no es capaz de reconocer que su voz y su pensamiento, ya no les pertenece y será otro, el mandamás, quien hablará por ellos. Les dirá quien sí, quien no. Quien seguirá y a quien se desecha. Todos aguantan. Porque así es esto, aclaran y hasta corridos, se van contentos. No obstante, ya no lo podemos cambiar, menos si en ese convencimiento, se resisten a desafiar al mandamás y romper las reglas. Así se acostumbra. Así se les irá la vida. Porque, ganando o perdiendo, le es redituable. Es que jugar a esto los blinda, y no corren riesgo alguno. Siendo un villano, puedes convertirte en un héroe , en un ídolo, en un admirado participante que antes de entrarle a esto, eran la nada. Ahora trascienden. En el universo de su frivolidad pero trascienden. Dispuestos están a realizar todo cualquier cosa, por mas penosa o grotesca que sea. Así es el formato. Se aíslan totalmente del mundo exterior. Durante unos meses, se sienten y hay quienes los ven como su prioridad, su referencia, aunque no los vean ni los escuchen. Pobres de sí, aunque viviendo de eso. Y cuando suponemos que ya se agotó esta forma de vernos las cara, por ahí aparecen "nuevas" personalidades y " nuevas" voces jurando que serán distintos , como si no los conociéramos. Cuanto engaño y cuanta simulación.. Y juegan a que son auténticos. Así nos traen, cada año, tres, seis. Digamos. Ni modo, así son los Reality show El concepto, que puede traducirse como “espectáculo de la realidad” o “demostración de la realidad”, se refiere a un formato televisivo que pretende mostrar sucesos reales que le ocurren a la gente común en un determinado marco." La casa de los famosos le pueden llamar O el Big Brother, antes. Pero lo que es, es; un fraude Y algunos incautos, todavía creen que no. Por Miguel Ángel Avilés
En una película que, sin ser ese su propósito, fue el mejor remedio para mi insomnio, uno de los personajes citó una frase atribuida a Napoleon Bonaparte que me gustó para utilizarla en esta columna a modo de pretexto y así agarrar monte hacia otros temas. Pero confiado que soy, fui incapaz de buscar un papelito, una servilleta, la palma de mi mano o la pared junto a mi cama para anotarla y luego entonces la frasecita se me olvidó. No obstante, apostándole al Google que lo sabe todo y buscando las infinitas frases que este hombre o medio hombre dijo, no encontré nada, nadita que tuviera que ver con lo aludido en la trama de esa pelí en donde, por cierto, salían unas chicas de muy buen ver, pero sé que para ustedes eso es secundario. Encontré otra información sobre don Napo, pero era sobre cuestiones muy íntimas y preferí respetar su memoria. Volviendo al tema que nos trajo aquí, significa pues que, contrario a lo que el mundo entero cree, Google no es la panacea, ni lo infalible ni la fuente inexcusable o predestinada para encontrarlo todo. Puede o al menos esta vez me falló. Esto abre la posibilidad de que Google si sea lo que muchos creen y que en realidad don Napo, es decir, el comandante militar y líder político francés nacido en Córcega, jamás pronunció esa frase, menos si alguien estaba junto a él para anotar lo que dijera en lo primero que agarró y así después andársele atribuyéndosela a él o a quien mejor le convenga. Esto último me preocupa considerablemente. Sí por don Bonaparte, pero también por todas aquellas personalidades que, a lo largo de la historia, se posicionan en el ánimo popular como unos héroes o heroínas por lo que, según el transcurrir del tiempo y sus biografías, pudieron haber dicho y resulta que no hay probanza contundente que vuelva irrefutable lo que muchos citan. Pero les vale y lo repiten en un café, en una reunión de amigos, frente al suegro para creerse muy muy, ante el público en un mítin engañabobos, con tal de apantallar mentes frágiles que al no conocer a Dios a cualquier barbón se le hincan y así postergar la simulación de quien sabiéndose poquito menos ignorante que el destinatario de sus palabras, se aprovecha con alevosía y engaña... Para no suponer que me refiero a los actuales tiempos, lo cual me parecería desproporcionado e injusto, les comparto lo que alguna vez escribíamos ya sobre esto y demás, es decir, sobre el tema con el cual iniciamos y usando el siguiente material nos quedará más que claro: Hay frases históricas que, si no me las hubieran machacado a lo largo de mi vida como ciertas, yo no las creyera. No porque no se hubieran dicho, es lo de menos, más bien porque no me imagino a un fedatario tomando nota de cada una de ellas al momento de acuñarse. Y no me lo imagino porque son tan diversas las situaciones donde se le atribuyen a los autores, muchas de ellas peligrosas o con un alto grado de dificultad, que más que andar tomando notitas para la posteridad o grabándoseles de memoria, uno hubiera preferido salir de ahí en chinga o guarecerse en cualquier rincón, mientras pasaba la marimorena. No sé desde cuándo se remonte la primera frase registrada y mucho menos me acuerdo ahorita quién la dijo, pero cuando haya sido y quien haya sido, nunca se enteró que por ahí había alguien cazando expresiones contundentes pues,, de haberlo sabido, mejora la que hoy conocemos o se avienta unas más a toda madre. O quizá sí supo y por eso la dijo. Puede ser que haya dicho una babosada, pero en eso del teléfono descompuesto, le enderezaron la plana y quedó excelsa. Lo que también me pregunto es que si ese registrador del pensamiento ajeno, escogía al azar los eventos o ya sabía dónde se podían decir los más trascendentales apotegmas. Si es que ya estaba planeado o el mismísimo autor le avisaba que estaba por salir de su ronco pecho los frutos de su inspiración, luego entonces iba a la segura, llevando tinta y papel, sabedor de que se llevaría la primicia frente a cualquier otro busca frases. Pero si aquellos adagios salían de botepronto, cuando el inspirado sujeto estaba en un recinto parlamentario, o se iba subiendo a un carruaje o en una fonda mientras se comía un pozole o en plena retirada, cuando las tropas enemigas le estaban apedreando el rancho, entonces sí estábamos en riesgo de que lo dicho quedara en el anonimato. No quedaba más que grabársela de memoria, como les digo o apuntarla en una servilleta llena de salsa o escribirla en la palma de la mano, so pena de que la borrara sin darse en cuenta al echarse un baño. A modo de ejemplo, me pregunto quién diablos sería quien escuchó decir a Guillermo Prieto eso de “los valientes no asesinan" ese 14 de marzo de 1858 con tal de que el pelotón del improvisado fusilamiento que se le ocurrió al coronel Landa le perdonara la vida a Juárez. Les advierto que era domingo en Guadalajara y eso ya me hace dudar de que todos anduvieran lúcidos, cualquiera que haya sido el escribano. Fiesta, tequila, Tlaquepaque, birria, ustedes saben. Para mí que fue el propio don Guillermo quien corrió la voz de que se había discutido con esa frase, pero no estoy seguro. Qué tal si en realidad les dijo " chínguenselo" pero no le hicieron caso y se inventó esta que todos conocemos, antes que don Beni se percatara de su traición. En fin, que sean los verdaderos historiadores o los espiritistas a los que les dé por averiguar. Por Miguel Ángel Avilés
Esta columna tiene por nombre opcional "La otra mirada", porque eso es: una apreciación propia y distinta con respecto a cualquier tema de la vida cotidiana, nada más. Ni trata de imponer juicios ni se adjudica patentes sobre verdades únicas, pero, sobre todo, no arremete contra nadie, por el solo hecho de pensar distinto. En todo caso, lo que uno intenta es argumentar y ofrecer elementos de juicio, con respecto al asunto a tratar y si en el remoto caso de que alguien lea estas entregas, decida este si las retome o no y luego sacará sus propias conclusiones. Quiero decir que este espacio ni es un soliloquio, ni un monólogo, ni una tribuna imperial que se adjudique una supremacía insolente, capaz de apantallar a incautos a fin de que me creen todo lo que diga y, conseguido ese propósito, se me ocurra encaramarme en el púlpito de una honorabilidad que no tengo, para blasfemar, sin tregua alguna, en contra de quien me dé la contra o me diga, con los pelos de la burra en la mano, que estoy mintiendo. Porque esa concentración de verdades, nunca es buena consejera, pienso aquí y siempre es necesario que existan contrapesos, razón de más para que nadie agarre esa onda gacha de querer pontificar, como si muy iluminado, bajara del cielo y con poder celestial en mano, casi nos hablara en nombre de dios o, peor tantito, creyéndose dios. Amén. Eso de presentarnos de una manera dogmática y con tono de suficiencia, principios o ideas que no necesariamente han sido comprobados, no tiene cabida ya, en los actuales tiempos y más temprano que tarde, nos cae el techo de la realidad en la cabeza y no hay más que recoger lo que quede de esta simulación ahí, justo ahí, donde todavía humean los escombros de lo impostado. Por eso creo que no nos podemos quedar con la exclusiva versión que alguien nos oferte, sobre todo si ese hombre o mujer, en una charla, reunión, consulta, entrevista, conferencia, tarot, o lo que sea, no permite que una voz distinta lo contradiga y lo ponga en su lugar. Esto ocurre muy frecuentemente en la vida cotidiana, pero el día que esto se vuelva una pandemia y llegue, incluso, a la intachable esfera política, ahí sí que todos estaremos perdidos. Ahí sí. Dios quiera y no, pero por si sí o por si no, se debe andar con cuidado, pues si se quiere apreciar las evidencias, antes que un acto meramente de fe, es necesario que cada uno de nosotros, estemos atentos para saber quién nos quiere cuentear y quien no. Hasta ahí todo bien. Pero qué pasa cuando, yo como afectado, señalo que ese del verbo absoluto, le da por hacerte señalamientos taberneros, llenos de injurias y calumnias, lastimando tu honra, sumariamente, sin darte ninguna oportunidad de defenderte. Así que es muy grave. Para fortuna de los destinatarios de esta herejía, existe el derecho de réplica, rectificación o respuesta. Siguiendo a Vladimir Chorny lo anterior tiene la "idea de posibilitar que la voz de las personas afectadas por la información incorrecta”, falsa o utilizada de cierta forma por los medios de comunicación (principalmente) sea escuchada. Es un mecanismo para permitir a las personas dar su versión de la historia y, también, generar un diálogo comunicativo y así romper la difusión de información en una sola vía, que es muchas veces la lógica con la que funcionan estos medios. La posibilidad dialógica que encierra este derecho no sólo es importante para las personas que buscan replicar cierta información, sino que es benéfica también para el resto de la sociedad: la réplica permite abrir un debate para romper un monólogo y habilita a la sociedad a ser partícipe de ese debate de distintas formas. Con un antecedente remoto, en México ese derecho se contempla en la constitución y a su vez, en las leyes reglamentarias. Si no les da flojera (como la que yo tengo ahorita) échense un clavado en estos , leyéndolos, para el día de mañana que se les ofrezca. A mí me parece de gran valía el escuchar a las dos partes, de otra manera, nos tragamos el cuento de esa autoritaria expresión y más tarde nuestra cabecita se satura de pura fantasía y de pura falsedad. De ese modo nos hacen ver como héroes a unos y como villanos a otros, como ángeles a estos y con demonios a los demás, como valientes a unos. Mientras que los cobardes son aquellos y así, nomás así, nos vuelven a pintar la cara. Con tal de que me entiendan sobre lo importante que es escuchar a las dos verdades o " verdades" recurriré a un pasaje autobiográfico que hará infalible a mi pedagogía: Un día que reaparecí en una cancha de fútbol y jugando de portero, me quebré o me quebraron la muñeca derecha, pero yo supuse que era una simple lastimadura. Sin embargo, las molestias no se iban y entonces me saqué una radiografía. El radiólogo sentenció que tenía muñeca bien quebrada, pero me dice, quizás a modo de consuelo, que era admirable que hubiera soportado tantos días esa quebradura que comúnmente provoca en otros espantosos gritos, con lo cual quedaba claro que yo tenía un alto, muy alto umbral del dolor. Si esto lo anuncia en público, quien quite y paso a formar parte del salón de la fama o algún circo me hace ofertas de trabajo como faquir. Con esa única versión muchos hubieran creído que soy un superhombre. Pero siendo sinceros esto no sería del todo cierto. Y si el afán de la muchedumbre fuese desenmascararme o simplemente quisiera conocer otra opinión, busca por cielo, mar y tierra las evidencias necesarias para desvirtuar el dicho del radiólogo. Entonces darían con el paradero de aquel profesional de la enfermería que me atendió en el hospital militar por una madura herida que traía en un dedo y que, a las primeras de cambio, al aplastarlo para sacarme todo el pus que ya cargaba, azoté desmayado en sus pies y solo volví en sí, cuando este me estaba dando de cachetaditas para que reaccionara. En ese momento, mi fama de bragado se vendría abajo. Puede que sí o puede que no. Pero ya se tendrían en la balanza las dos versiones o esas dos miradas. Para que cada uno, sacara, informadamente, sus propias conclusiones. Por Miguel Ángel Avilés
Desde que empecé a vivir fuera de casa, me hice cargo, parcial o totalmente, de los servicios que tuviera en el nuevo domicilio que habitara. Uno de ellos es el de la luz y solo cuando, excepcionalmente, ha sido imposible pagarlo, no he cubierto su monto. Hasta antes de casarme y por razones estudiantiles viví, al menos, en catorce lugares y los arrendadores no podrán quejarse de alguna deuda que le haya dejado por irresponsable. Dije por irresponsable. Unas veces con retraso, otras tantas en forma anticipada y otras más domiciliadas con cargo a la tarjeta, pero la compañía de clase mundial que dice ser #Comisión Federal de Electricidad, ha recibido de mi parte lo que, según ellos, he consumido de energía eléctrica y se les debe. Será por otros, pero por mí, nunca estaré cerca de un quebranto. Cómo saben, Hermosillo es una ciudad de sumo calurosa y por lo tanto, en verano, no hay de otra más que guarecerse en casa en tanto puedas, y prender los aires de que dispongas no por un lujo sino por una necesidad apremiante o de lo contrario, te carga pifas y caes desfallecido. Mucha gente, mucha, no tiene ese privilegio (de tener luz, no de caer desfallecido), es cierto y busca la forma de evitar una deshidratación, por decir lo menos y echa mano, de un abanico de pie, de un cooler, de un periódico, de una tira de cartón o de un baño a manguerazo limpio o metido en una tina llena de agua, con tal que la familia y, sobre todo los niños, se refresquen. Dice una querida amiga que la cerveza también ayuda, pero de eso después hablaremos (hablaremos de la cerveza, quise decir, no de mi amiga). Hay otro, sin embargo, que no cuenta con energía eléctrica y la cosa se pone más canija. Por ejemplo, esa señora de quien supe alguna vez quien, siendo vendedora de productos naturistas, y como a muchos les ha pasado, su negocio se vino abajo, su esposo ex migrante no tenía empleo y una hija de ambos estaba enferma. Los recibos sin pagar se le acumularon, no contaba con luz y no fue posible que la CFE le permitiera hacer un convenio para empezar a pagar y lograr una reconexión que ayudara a reactivar sus actividades. La empresa del Estado (la clase mundial) sin embargo, fue inflexible y ella ya no hallaba la puerta. " Antes sí podías diferir pagos, ahora ya no se puede", le diría, hace unos meses, una joven que atendía al público en no recuerdo qué sucursal. Pese a todo, ella siguió intentando una negociación, sin recurrir, en ningún momento, a los conocidos como " diablitos " para poder tener luz ni ha optado por el robo de energía eléctrica ni ha pedido el auxilio de un vecino para que se la compartan. No, ella trató de recuperarla a la buena y no ha recurrido a lo que pudiera ser lo más "fácil" como algunos lo intentan, sin tener necesidad pero que la comisión hace como que la virgen le habla, al momento que le toca presentar una denuncia en la ex PGR pues tal vez lo único que le interese sea aplicar una alta multa y ya. Cómo esta señora, supondré que hay más que estarán padeciendo la misma situación, pero no parece ser ni en una subestación ni las oficinas que aquí tiene la empresa de clase mundial las que den la cara por ella y le ayuden. Ni por ella ni por nadie. En cuanto a la Profeco, yo tendría mis reservas si a la fecha siguen con la escasa voluntad de llamarla a rendir cuentas como me ha tocado en otros casos en donde se interpone una queja y es casi la nada lo que se logra en tanto no sea el changarro de la esquina porque, ahí sí, son muy implacables. En nuestro caso, déjenme decirles, que la CFE no ha sido como la más generosa ni mucho menos la más eficiente, pero lo que en algún momento pude atribuirle a un alto consumo de nuestra parte o un monto propio del verano pese a los subsidios, ahora ya en mi ánimo al menos existe la presunción que sí suele haber errores, abuso sabiendo que nadie irá a reclamar, mala fe o corte parejo en sus aumentos sin ninguna consideración frente a lo que se ha vivido en la mayoría de los ciudadanos en los últimos meses y que todos estamos padecemos. Asina es. Bueno, en tanto no se quieran reivindicar, por temor a que esto no se olvidé y venga la cobranza ciudadana de facturas, después. Más bien, despuesito, casi a la vuelta de la esquina. En lo que a mi respecta, la indignación hubiera quedado en una ventanilla luego de hacer oídos sordos a mis reclamos y todo hubiera quedado a lo mucho en una catarsis, ya que no hubieran cedido como siempre y frente a la impotencia que hemos vivido ante su mal servicio público , al menos le hubiéramos dicho unas palabrotas de esas que le salen a uno cuando se enardece frente a este tipo de injusticias. Mexicanadas, recuerdos a mamá, peticiones de irse lejos, muy lejos y así. Sí, de pronto nos sorprenden con un recibo en cero o una cantidad incomparable con otros montos, dignos de enmarcarse. Por eso es que uno para las antenas cuando los fuertes montos en el recibido son recurrentes, ya que si bien no vivimos a oscuras sin encender ningún foco, tampoco estoy en Canberra, Australia en la casa de los Richards, tratando de consumir la mayor luz o lo que consiguió Luis Barragán, en la casa Ortega, gracias al sol y a sus tantas virtudes. Por cierto: si ya andaba con mis desconfianzas con respecto a la certeza de los recibos, mis sospechas aumentan hace un par de años cuando, en pleno confinamiento, llega un trabajador de tan benevolente empresa, quien, con recibo en mano, venía, dijo, a realizar una segunda lectura porque habían detectado posible error, ya que, al estar cerrada la entrada de la casa, por razones actuales de COVID, él comenta que la primera la hicieron desde afuera, casi a ojo de buen cubero. Con los debidos protocolos, le permitimos el ingreso y, efectivamente, constató que había un error y que se llevaría el recibo para traerlo, al día siguiente, con nueva lectura y corregido, pero nada que regresó. El joven, quien delgadillo, mencionó que el número de medidor correcto era 87336 en tanto que el incorrecto era 87958 el cual traía un monto de 4000 mil pesos o más, sin que esta fuera la cantidad mayor que había llegado. Entre otras, recuerdo que hubo una de $7,000 y, en lo que pudo ser un acto de generosidad de quien me atendió (cuando les permitía) conseguimos una prórroga. Sin más remedio, hube de exponer esto al personal de comunicación social y traté de exponerlo en otros espacios ya que el trabajador mencionado nunca volvió y no se hacía la corrección ni tampoco estaba seguro si me debería sujetarme al corte del recibido equivocado o había un nuevo plazo. En esas andaba, cuando me percato que, en las redes sociales, otros usuarios, de diversos municipios del estado, exponían irregularidades parecidas o se caían para atrás, como Condorito, por los altos montos que les habían llegado, con la diferencia que ellos no fueron tan prudentes como yo que solo despotrique de coraje en una oficina y les mentaron la madre a tal o cual político o a tal o cual funcionario a todo lo largo de este ciberespacio. Para que no pretexten luego que por groseros nos están cobrando mucho, me limito a citar algunos poquitos de los comentarios que archivé en esa ocasión, en torno a sus recibos: "Me llegó igual que a mi, Doctor, siendo que nunca me había llegado más de 800 pesos "(Kevin Ortiz). "¿Que podemos hacer, ¿a mí de 382 pesos que pague el mes pasado, hoy me llego 2,489 pesos, y vas y no te arreglan, nada, cómo podemos defendernos de este atraco, y así, habemos muchos aqúí es Huatabampo"(Antonieta López)". "A mí en Magdalena, Sonora me llegó por $5,700"(blanca Murrieta)". En lo que a mí respecta y después de seguir dando lata, a los días, por fin, me informan que de casi $5, 0000 se corregía y quedaba en $1,021.00. "Anoche: 5 horas sin energía eléctrica" "¡¡Valiendo madres!! Sin luz, esperemos sea solo un rato" Pensando que esto ya no pasaría, mantuve la calma y el sosiego para que no se me bajen las defensas y continuamos semiaspostandole al confinamiento y al quédate en casa, como ciudadano consciente, pero con las restricciones laborales que todos hemos tenido con las consecuencias lógicas que esto del COVID no trajo. No recurrí a mexicanada alguna para irme por lo ilícito ni adquirí ningún aparatito de los que se ofertan en internet para instalarlo atrasito del medidor y hacerle trampa a la sorda a esa no tan generosa compañía del Estado mexicano, fundada, por cierto, un mes de agosto de 1937. Mucho menos he aceptado esas propuestas que algunos trabajadores de la propia comisión o de diestros electricistas que, a cambio de una suma de dinero, le meten mano al contador de consumo para que esté baje y en el recibo aparezca una bicoca. Cómo son tan rectos ellos, yo les traté de corresponder de la misma forma, con tal de que no pensaran que, por mi culpa, se pongan en riesgo de insolvencia. Pero volvió otra vez la burra al trigo: pese al subsidio a la tarifa de la luz, los recibos siguieron fuertes y con cantidades muy parecidas, tal como si no hubiera una toma de lectura ni como la que confesó Jorge Delgadillo, sino que más bien se hubieran realizado a destajo por un sociópata o a un ser con un trastorno de la personalidad a quien eso de la empatía por lo que se estaba viviendo en lo económico por culpa de la pandemia, le importa una pura y dos con sal. Porque han de saber que nos llegaron $3,600 pero, coincidentemente, a otros amigos les llegaron cantidades casi iguales y, según leí en otros municipios, también les llovió sobre mojado y así lo están denunciando en sus respectivos muros. Eso sí, no puedo hablar por los demás y ellos ya se están desahogando a su manera. Les voy a pedir de favor nomas y por su bien que no me salgan con que hasta ahora estoy alzando la voz porque en más de una ocasión he dicho mi pensar y desde hace años ha quedado constancia de ello . Cómo lo decía al principio, de incumplido no nos pudieran tachar, ni en este ni en otro servicio que una entidad pública o privada donde me toca ser usuario o acreedor y si por razones ajenas a mi voluntad así ha pasado, pago las consecuencias, lo cortan y ya . Y ya. Esas catorce casas que aludía al principio son fieles testigos de la tranquilidad de mi conciencia y de lo que aquí les digo. Lo bueno que actualmente nada más tenemos una y la CFE sabe muy bien donde se encuentra cuando vienen y dejan el recibo así hayan tomado la lectura como les dio la gana o dios o su arbitrariedad o su valemadrismo les dio a entender. Insisto, lo bueno que nada más es una. No quiero pensar cómo le harán para pagar sus recibos esos que llegan a tener veinticinco casas y otras propiedades más. De seguro la CFE no tiene piedad con ellos y literalmente se los enchufa, al menos que trabajen ahí como funcionario de primer nivel y seas algo peor que unos diablitos. En fin, solo sé que al frente de la CFE, está un hombre muy capaz. Capaz de todo. Hasta de que un sistema Eléctrico Se caiga. |
Miguel Ángel AvilésMiguel Ángel Avilés Castro (La Paz B.C.S. 1966.). Es abogado por la Universidad de Sonora. Practica el periodismo y la literatura desde 1990. Archives
April 2024
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